domingo, 15 de julio de 2018

Los compositores del Mundial (IV): Un partido de fútbol es una coreografía

"La mayor alegría no es el momento en que una sinfonía está acabada, sino cuando ronco de gritar, con las manos que te arden de tanto aplaudir y con la boca seca tomas un trago de tu segunda cerveza para celebrar, después de haber vibrado con otros 90.000 espectadores, la victoria de tu equipo favorito".

Dmitri Shostakovich  


Pues si, para esta última entrada, el día de la Final del Mundial entre Francia y Croacia, nos vamos a casa del anfitrión del Mundial de Fútbol. Nos vamos a Rusia cuando junto a otros estados, hoy independientes, se llamaba Unión Soviética.  Y nos vamos a la Unión Soviética para hablar de su compositor más famoso, que nos va a deparar alguna sorpresa.

Dmitri Shostakovich (1925)

Dmitri Shostakovich nació en San Petersburgo, Leningrado después de la Revolución Rusa. Fue un niño prodigio y destacó desde muy joven como pianista y compositor, obteniendo un gran éxito con su Primera Sinfonía con tan solo 19 años. En esta época destaca por una música vivaz y vanguardista. Es estalinismo todavía no había comenzado a sumir a la Unión Soviética en el estado de terror que llegaría a partir de los años 30. En 1934 estrena su ópera Lady Macbeth de Mtsensk con un nuevo gran éxito de público. En 1936 tras una representación a la que asistió Stalin se publicó un artículo en el periódico Pravda titulado Caos en lugar de música. En este artículo se critica ferozmente la obra de nuestro compositor y se llegó a decir que la autoría real del artículo fue del mismo Stalin. A partir de este momento Shostakovich cae en desgracia y su ópera desaparece de los escenarios.

A partir de este momento se ve obligado a componer de una forma más conservadora para evitar problemas mayores. Con su Quinta Sinfonia, que Shostakovich definió como la respuesta de un artista soviético unas críticas justas, fue relativamente aceptado por el aparato político de Stalin y pudo proseguir su labor creadora.

Pero, si no es bastante con tener el enemigo en casa, en 1941 Alemania invade la Unión Soviética y se produce el asedio de Leningrado. Inicialmente Shostakovich se negó a ser evacuado y comenzó la composición de su Séptima Sinfonía, dedicada a la ciudad de Leningrado. En el sitio fallecieron según cifras oficiales más de 600.000 de los 3.000.000 de habitantes de la ciudad. Finalmente el compositor fue trasladado a Samara en la zona de seguridad y completó la sinfonía que fue estrenada por Samuil Samosud y la Orquesta del Teatro Bolshoi de Moscú en marzo de 1942. Copias de la partitura en microfilm fueron pasadas, vía Teherán, a los aliados occidentales. De esta forma, la sinfonía se estrenó en Londres con Sir Henry Wood al frente de la Orquesta Filarmónica de Londres y en Nueva York por Arturo Toscanini y la Orquesta de la NBC, como muestra de la resistencia del pueblo soviético ante el terror nazi. Este concierto retransmitido por radio tuvo más de veinte millones de oyentes.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Shostakovich vuelve a caer en desgracia en la llamada purga de Zhdanov del año 1948 en la que Shostakovich fue acusado de formalismo. Tras el fallecimiento de Stalin en 1953 Shostakovich fue rehabilitado y reconocido como el mayor compositor de la época. Shostakovich parece tener un acercamiento al aparato político de la Unión Soviética, es miembro del partido desde 1960, pero prácticamente por obligación. Sin embargo, en alguna de sus últimas obras como la Sinfonía nº 13 'Babi Yar' rememora la matanza de judíos en este barranco ucraniano cerca de Kiev en la Segunda Guerra Mundial. La sinfonía se convirtió en un alegato contra el antisemitismo, cosa que no gustó nada a los jerarcas del politburó dado que quedó claro que la policía ucraniana tuvo una participación activa ayudando con mucha diligencia a los nazis. Tras dos ejecuciones la sinfonía fue retirada y sólo se volvió a escuchar con un texto censurado hasta el final de la Unión Soviética.

Shostakovich falleció en 1975, dejando una producción de quince sinfonías, dos operas, quince cuartetos de cuerda, tres ballets, seis conciertos, música incidental y para el cine, canciones, y otro número buen número de obras sinfónicas instrumentales y de cámara.

Shostakovich. Vals de la Suite de Jazz nº 2
Orquesta de Filadelfia. Director Mariss Jansons

Bueno, ya hemos conocido al Shostakovich compositor, pero hubo un Shostakovich fan del fútbol como le pasaba a Elgar. Quizá compuso Shostakovich alguna pieza dedicada al fútbol. Pues a las dos cuestiones respondemos con un si y además aún hay más sorpresas con este sorprendente compositor.

Shostakovich quiso ser futbolista, pero su miopía le impidió realizar ese sueño. Sin embargo continuó vinculado al fútbol, como fan, sobre todo del equipo de su ciudad, el Stalinets de Leningrado (Stalinets por el acero de la fábrica metalúrgica en la que se fundó el equipo), hoy uno de los principales clubes de la liga rusa llamado, Zenit de San Petersburgo. Pero además fue árbitro profesional, y no sólo de fútbol.

En 1944 el club ya llamado Zenit de Leningrado ganó su primer título, la Copa de la Unión Soviética. En ese partido estuvo Shostakovich que llegó tarde después de pagar los diez rublos que costó la entrada. Junto a él estaba un ingeniero llamado Kogan que años más tarde recordaría que el y Shostakovich no vieron igual un lance del juego que Shostakovich calificó como falta. Al final, para aclarar la situación Shostakovich comentó a su compañero: "Sepa usted que tengo la licencia de árbitro desde hace nueve años y he estado pitando aquí y allá, bien es cierto que sólo en la liga regional, pero es falta."


Estadio Kretovsky en San Petersburgo, la casa actual del Zenit. Lo que hubiera disfrutado Shostakovich en este Mundial.
Pero Shostakovich conocía las reglas de muchos deportes y era requerido para arbitrar en algunas ocasiones. Su hija Galina recuerda como en un verano en Crimea en la década de los 50 coincidieron con varias personalidades políticas y militares y se organizó un torneo de tenis. Shostakovich fue el árbitro. Entre los jugadores estaba el General Ivan Serov director del temible KGB. Serov tenía tendencia a protestar, pero Shostakovich le bajaba siempre los humos diciendo tranquilamente la frase: "Con el árbitro no se discute". La hija de Shostakovich contó que su padre le confesó que gozaba cada vez que le espetaba la frase al jefe del KGB.

Los tres grandes: Prokofiev, Shostakovich y Khachaturian

Maxim, el hijo de Shostakovich recuerda que su padre era un gran aficionado y además muy meticuloso, pues llevaba sus propias estadísticas. Cuenta Sofia Jentova, autora de una biografía de Shostakovich (citada por Mijaíl Árdov), que un día leyó Shostakovich un artículo escrito por Konstantin Yesenin, del que se decía que había elevado los artículos sobre fútbol a la altura de la poesía. Shostakovich no estuvo de acuerdo con el artículo, le hizo varias observaciones que envió por carta al periodista. La letra de Shostakovich era difícil de leer y la firma no se entendía. Pero había un teléfono, así que Yesenin, algo irritado, llamó y preguntó si en esa casa había un ancianito que se interesaba por el fútbol. Le respondieron que si y llamaron a Shostakovich. La cosa acabó en encendida polémica con el meticuloso ancianito que parecía tener las cosas muy claras. Al final Yesenin le preguntó su nombre y se quedó de piedra al oír Shostakovich.

Shostakovich: Romanza de la banda sonora para El Tábano
Nicola Benedetti, violín y Orquesta Sinfónica de la BBC dirigida por Jiří Bělohlávek

Pero si esto, no fuera bastante ya curioso tenemos que decir que Shostakovich dedicó una de sus composiciones al fútbol. El ballet La edad de oro, estrenado en 1930, explica las peripecias de un equipo de fútbol soviético en una exposición industrial llamada: La edad de oro. Todo en una ciudad occidental no identificada. Los soviéticos son tentados con todo tipo de medios para que se unan al corrupto occidente. Como resisten a todas las tentaciones son encarcelados por los burgueses occidentales, pero al final los obreros de la ciudad atacan la cárcel y liberan a los soviéticos. Todo acaba con la danza de la hermandad. El argumento no puede ser más estúpido y, es justo decir que, Shostakovich, ilusionado al principio con componer una obra sobre un tema deportivo, estuvo a punto de no componerla al leer el libreto y lo maniqueo del tema. Al final se animó y compuso una de sus obras más vanguardistas y radicales. Obra que no triunfó y que cayó en el olvido tras el artículo del Pravda de 1936. De hecho, hasta hace muy poco sólo se conocía la suite que pasamos a escuchar en versión de la Orquesta Sinfónica Nacional de Ucrania dirigida por Theodore Kuchar.



Gracias a los esfuerzos de músicos como Gennady Rozhdestvensky, recientemente fallecido, hemos podido recuperar algunas obras como La nariz, El arroyo claro, El Perno y La edad de Oro. La primera grabación completa del ballet la grabó Rozhdestvensky en 1993 con la Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo. Decimos primera grabación porque casi quince años más tarde la volvió a grabar el compositor y director uruguayo José Serebrier. Son sólo dos las grabaciones, pero las dos son magníficas.

Escuchemos el movimiento Fútbol del segundo acto en la versión de Rozhdestvensky. Ni que decir tiene, que el movimiento comienza con el silbato del árbitro.


Y hasta aquí esta serie de compositores del mundial. Con Shostakovich queda pendiente otra historia, pero la dejaremos para una próxima ocasión.

Ahora a prepararse para la final del mundial. Desde luego por Himno ganan los franceses, pero en ilusión, creo que nadie puede con los croatas. La solución esta tarde a partir de las siete, si no hay prórroga.


Bibliografía:

Árdov, Mijail. Shostakovich. Recuerdos de una vida. Siglo XXI, Madrid (2006)

Blaschke, Ronny: Schostakowitsch als Fussball-Fan. Deutschlandfunk Kultur. Berlín (29.06.2018)

Hanning, Ilona: Der Komponist im Stadion.  BR-Klassik (Radio de Baviera). Múnich (05.07.2018)

Meyer, Krzsysztof: Shostakovich. Su vida, su obra, su época. Alianza Editorial. Madrid (1997)

martes, 10 de julio de 2018

Los compositores del Mundial (III): Futboleros a su pesar

Algunos compositores no quisieron saber nada del fútbol o no pudieron, pues el fútbol aún no se había inventado cuando ellos vivieron. Sin embargo, algunas de sus composiciones aparecen ligadas al mundo del balompié. Vamos a ver hoy un par de ejemplos.


Parece que Giacomo Puccini (1858 - 1924) no tuvo relación  con el fútbol. Si le gustaban los coches, pero eso de ver a veintidós hombres en pantalón corto dando patadas a un balón no llamó la atención del compositor toscano.

Puccini vivió en un momento difícil para la ópera italiana. La enorme sombra de Giuseppe Verdi parece que no iba a dejar sitio a nadie más. Sin embargo Puccini fue capaz de encontrar su propio camino y de poner a la mayoría de sus obras entre las más populares del género. Tosca, La Bohème, Madama Butterfly, Manon Lescaut o Turandot son obras conocidas por todos los aficionados y algunas de sus arias como E lucevan le stelle de Tosca u O mio babbino caro de Gianni Schicchi han conseguido instalarse en la llamada, yo diría mal llamada porque no es ni una cosa ni la otra, cultura popular.


Giacomo Puccini


Lo que el bueno de Giacomo no sabía es que otra de sus arias iba a superar en popularidad a estas dos, que ya es decir, y todo por culpa del fútbol. Tenemos que irnos a Roma un 7 de julio de 1990. Al día siguiente en el Estadio Olímpico de Roma se iba a disputar la gran final entre Alemania y Argentina, Alemania acabaría ganando aquí su tercer título mundial, el último de una Alemania dividida. Apenas tres meses más tarde las dos Alemanias volverían a ser sólo una.

La víspera de la final, en las Termas de Caracalla de Roma se había organizado un gran concierto con arias de ópera, romanzas de zarzuela y canciones napolitanas. Los protagonistas fueron Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo que a partir de ese momento se metamorfosearon en un ente tricéfalo que fue mundialmente conocido como Los tres tenores. Ellos decían que querían ampliar el número de aficionados a la ópera y creo que no lo consiguieron. Lo que si consiguieron es acercar muchos dólares a sus cuentas corrientes, pero eso es otra historia.

Lo cierto es que el primer concierto estuvo bien. Además en Italia, la cuna de la ópera y en un ambiente festivo resultó un  buen espectáculo. Los cantantes cantaron arias alternativamente en la primera parte y sólo en la segunda interpretaron un popurrí con canciones populares. Pero el problema vino al final, como bis, tras un O sole mio a trío, le tocó la hora la la última ópera de Puccini, Turandot

De esta ópera ya había cantado Pavarotti el aria Nessun dorma en la primera parte, pero ahora, cantada a trío, los vincerò finales ya no tenían nada que ver con la princesa china que tenía el vicio de cortar la cabeza a sus pretendientes si no acertaban tres preguntitas. Esta aria que canta uno de los pretendientes que aún conserva la cabeza, aunque no haga un gran uso de ella, explica que al amanecer la príncesa será suya si no adivina su nombre. A eso se refieren los vincerò. 

Los Tres Tenores dirigidos por Zubin Mehta en las 
Termas de Caracalla de Roma el 7 de julio de 1990

Pero eso ya carecía de importancia, los vincerò significaban el éxito deportivo. Unos años más tarde Nessun dorma apareció como cabecera televisiva de la Vuelta Ciclista a España. Y así siguió hasta que Pep Guardiola, entrenador del F.C. Barcelona encargó un video en el que mezclaba imágenes de la película Gladiator de Ridley Scott con el Nessun dorma. Guardiola puso este vídeo a sus jugadores antes de la final, otra vez en Roma, de la Liga de Campeones el 27 de mayo de 2009. Que la cosa tuvo éxito está clara, el Barcelona se llevó la copa al ganar al ganar por dos goles a cero al Manchester United.

Pero lo peor fue que ya cualquiera cantaba Nessun dorma bien sea para ganar un partido de fútbol o para ganar el Britain's Got Talent, como Paul Potts. 

En fin, ahí lo dejamos porque nos queda otra historia que contar, pero despedimos el Nessun dorma a lo grande, con su mejor intérprete en el siglo XX, Franco Corelli. Uno de los pocos que se atrevía a estar en escena con la temible Turandot de Birgit Nilsson. Para muestra la locura que desató en Nueva York con Birgit Nilsson y Leopold Stokowski en una de sus escasísmas actuaciones en un foso de teatro de ópera. Por cierto, no hubo bises... Será verdad eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor...




Cambiamos de estilo musical. Aunque esta historia comienza en 1992, año en el que la UEFA (Unión Europea de Asociaciones de Fútbol) cambió el formato de competición de la Copa de Europa. De las eliminatorias puras se pasó a una fase con grupos en la que todos los equipos se enfrentan entre si. Había nacido la UEFA Champions League, la Liga de Campeones. Para tal evento la UEFA solicitó la composición de un himno que sonase antes de los partidos, y al comenzar y finalizar las retransmisiones deportivas.






 Himno Oficial de la Champions League de la UEFA

La UEFA encargó la composición de este himno al británico Tony Britten, al que no hay que confundir con el gran Benjamin Britten, que hubiera hecho, sin duda, algo bastante mejor. Cuando algunos escuchamos el Himno de la Champions en 1992 nos vino como un déjà-vu, o mejor dicho ya oído. Esto no era una composición original.


 

No sé que haría la UEFA en ese momento, pero ahora, si visitamos la web del organismo futbolístico europeo nos dice que el Himno de la Champions está compuesto en el estilo de Haendel. Incluso llega a decir que es un homenaje a Haendel.


Pero, ¿quién es ese Haendel y qué es lo que compuso? Para responder a esas preguntas viajaremos primero a la Alemania del año 1685. Ese año nació en Halle Georg Friedrich Händel, curiosamente el mismo año en que nació Johann Sebastian Bach en Eisenach, no demasiado lejos de Halle.





George Frideric Handel por Balthasar Denner




Händel, tras trabajar en Hamburgo, Florencia y Roma, recala en Hanóver en 1710 donde es nombrado Maestro de la Corte, en la que su jefe es el Príncipe Elector Georg Ludwig. Tras el éxito de su ópera Rinaldo en Londres abandona la corte de Hanóver en 1712 y se instala en en la ciudad del Támesis y, haciendo el símil futbolístico, igual que el Chelsea asegura más triunfos que el Hannover 96, la Inglaterra del siglo XVIII era más moderna y tolerante que la Alemania dividida en pequeños reinos y principados de la misma época.


Lascia ch'io pianga de la ópera Rinaldo de Haendel interpretada por 
Nathalie Stutzmann que canta y dirige a su conjunto Orfeo 55



Pero la felicidad no dura siempre y Händel, que vivía tranquilamennte en Londres, ve como en el año 1714 fallece sin descendencia la Reina Ana. Entre los familiares que podían acceder al Trono de Inglaterra es nombrado sucesor el Elector de Hanóver, antiguo jefe de Händel, que, a partir de entonces, llevará el nombre de Jorge I de Inglaterra. 


La relación de Händel con su antiguo jefe seguirá siendo buena. En 1727 se le concede la ciudadanía británica, y nuestro compositor cambia su nombre a la versión inglesa, George Frideric Haendel. 


Este mismo año fallece Jorge I, y para la celebración de la Coronación de su hijo Jorge II, se le encarga a Haendel la composición de cinco Himnos de Coronación, siendo el más famoso de ellos el primero, titulado Zadok the Priest (Zadok el Sacerdote). 

Haendel, Zadok the Priest. Monteverdi Choir. English Baroque Soloists. 
Dirige Sir John Eliott Gardiner






¿Nos suena la primera parte del himno hasta la entrada del coro? La realidad es que parece que el Himno de la Champions League de la UEFA es un plagio de la obra de Haendel, pero en fin, con el leguaje politicamente correcto de hoy uno no copia, se inspira. 

Por su parte Haendel ha pasado a la historia como el compositor más grande de la historia de Inglaterra y, como tal, está enterrado en el Pabellón de Hombres Ilustres de la Abadía de Westminster en Londres.

jueves, 5 de julio de 2018

Los compositores del Mundial (II): El himno futbolístico más sentido nació en Broadway

Bueno, ya han pasado los octavos de final del Mundial y a España le ha servido para irse a casa antes de cuartos que era lo habitual hasta hace unos años. Bien está después del penoso espectáculo que hemos dado. Pero no nos hemos ido solos, Argentina y Portugal no han querido que hiciéramos el camino en solitario. A este, paso, no van a quedar campeones del mundo para disputar los últimos partidos. Pero bueno, vamos a lo nuestro que es la música.

Desde hace unos cincuenta años una canción se ha puesto muy de moda en los estadios de fútbol, especialmente en Gran Bretaña. La culpa la tuvo una versión pop de principio de los años 60, pero lo que mucha gente no sabe, es que esa canción forma parte de uno de los musicales más famosos de la historia de Broadway. Vamos a conocer su historia y a su autor, Richard Rodgers.

Richard Rodgers en 1948

Richard Rodgers nació en Nueva York en 1902. Siendo muy joven empieza a escribir canciones en colaboración con el libretista Lorenz Hart. Juntos en los años 20 trabajaran en musicales para Broadway y para Londres, la otra capital mundial del musical. A partir de la Depresión de 1929 su trabajo se dirige a Hollywood donde permanecerá componiendo para películas hasta mediados de los años 30, de esta época es uno de sus grandes éxitos Blue Moon. Rodgers y Hart regresan a Broadway y continúan trabajando juntos en musicales hasta la muerte de Lorenz Hart en 1943.

Blue Moon interpretada por Al Bowlly en 1936

A partir de ese momento Rodgers empieza a trabajar con uno de los mejores libretistas de Broadway, Oscar Hammerstein II. De su colaboración tenemos títulos como South Pacific, El Rey y Yo, Oklahoma, The sound of music (Sonrisas y Lágrimas), todas llevadas al cine. Rodgers ganará Premios Pulitzer, verá como teatros se rebautizan con su nombre y recibirá diferentes honores hasta su fallecimiento en 1979.

Hemos comentado someramente la vida de Richard Rodgers, pero hemos omitido, conscientemente, uno de sus más grandes éxitos, el musical Carousel de 1945, uno de sus primeros trabajos con Hammerstein. Y como hoy nos estamos apartando un poco del mundo clásico, vamos a escuchar uno de los más famosos números del musical en la estereofónica voz de George London que entre Holandeses Errantes, Boris Godunov o Amfortas varios tenía tiempo para divertirse un poco con un género más ligero que bordaba con su estupenda voz.


Richard Rodgers If i loved you del musical Carousel. 
Canta George London acompañado por The Roland Shaw Orchestra



No vamos a detenernos en el melodramático argumento, que ha envejecido bastante mal  y que está muy en la línea de Qué bello es vivir de Frank Capra, con su personaje fallecido que es enviado de nuevo a la tierra para cumplir una última misión. 

Sin embargo, hay un momento dramáticamente muy conseguido. Es cuando Billy Bigelow se suicida al verse acorralado por la policía tras un atraco fallido. Julie, su mujer, llega a tiempo para oír sus últimas palabras. Para consolarla por esa pérdida, Nettie, su amiga, le canta una canción que dice así:



You'll never walk alone 
(Rodgers & Hammerstein II)

When you walk through a storm,
hold your head up high,
and don't be afraid of the dark ;
at the end of the storm there is a golden sky
and the sweet silver song of the lark.

Walk on through the wind,
walk on through the rain,
tho' your dreams be tossed and blown.

Walk on, walk on with hope in your heart,
and you'll never walk alone,
you'll never walk alone.
Walk on, walk on with hope in your heart,
and you'll never walk alone,
you'll never walk alone.
Nunca caminarás solo 
(Rodgers & Hammerstein II)

Cuando camines a través de la tormenta,
Mantén bien alta la cabeza,
Y no temas a la oscuridad;
Al final de la tormenta hay un dorado cielo
Y el dulce y argentino canto de una alondra

Camina a través del viento,
Camina a través de la lluvia,
Aunque tus sueños se vean sacudidos y golpeados

Camina, camina, con esperanza en tu corazón,
Y nunca caminarás solo,
Nunca caminarás solo.
Camina, camina, con esperanza en tu corazón,
Y nunca caminarás solo,
Nunca caminarás solo.


Y que pasamos a escuchar en la plateada voz de Renée Fleming.



En efecto, se trata del You'll never walk alone (Nunca caminarás solo), canción que se hizo muy famosa con versiones de Frank Sinatra y Elvis Presley entre otros. Pero a nosotros nos interesa otra versión, una realizada en Inglaterra en 1960 y que llegó en 1963 al número uno de las listas de éxitos. La realizó un grupo de Liverpool llamado Gerry & the Pacemakers. 

Al parecer, se ponía música por megafonía en el estadio de Anfield Road, casa del FC Liverpool en los minutos previos a los partidos y esta canción figuraba siempre entre las elegidas. Cuenta una leyenda que un día se enganchó la cinta magnetofónica cuando sonaba la canción en el estadio y como los fans del Liverpool se sabían la letra empezaron a corear la canción A partir de entonces siempre cantan la canción antes de cada partido.

La versión de Gerry & the Pacemakers de 
You'll never walk alone de Richard Rodgers


Al final "You'll never walk alone" se convirtió en el himno del club y el lema “Nunca caminarás solo” figura en el escudo del club inglés y en las puertas del estadio de Anfield Road tras la Tragedia de Hillsborough en Sheffield, donde en un partido de la Copa Inglesa entre el Liverpool y Sheffield noventa y seis aficionados del Liverpool perdieron la vida en una avalancha debida a fallos de organización en un estadio muy viejo y que acogió a mucho más público del que era recomendable por motivos de seguridad.

Shankly Gates en el estadio de Anfield con el lema "You'll never walk alone"


Otro club que adoptó esta canción como himno en esa época es el escocés Celtic de Glasgow que también inicia sus partidos en Celtic Park con la canción de Rodgers y Hammerstein. Después el fenómeno de Anfield se ha desmadrado y clubs como el Borussia de Dortmund, el Mainz 05, el FC Sankt Pauli, el Feyenoord o el Kaiserslautern también cantan la canción antes de comenzar sus partidos.

Pero como el Liverpool fue el primero, aquí están sus fans cantando "You'll never walk alone" antes de un partido de la Europa League contra el Villarreal FC en 2016.




domingo, 1 de julio de 2018

Los compositores del Mundial (I): La primera canción de apoyo a un equipo de fútbol nació en las Midlands

El Mundial de Fútbol de 2018 sigue, sin Alemania, sin Argentina, sin Portugal, sin Islandia, que bien hubiéramos querido que pasara de ronda... En fin, fútbol, fútbol y más fútbol. Esta tarde juega España contra Rusia, esperemos que haya suerte. Y entre tanto fútbol parece que no hay tiempo para nada más. Pero si, hay tiempo para la música y para aquellos compositores que tuvieron alguna relación, voluntaria o involuntaria con el fútbol. Así que para combatir los excesos del Mundial empezamos una mini serie de entradas dedicadas a la música y al fútbol. Y hoy comenzamos a lo grande. Los ingleses inventaron el fútbol y un compositor inglés fue un gran futbolero.

Edward Elgar nació cerca de Worcester en las Midlands el 2 de junio de 1857. Edward recibió la educación general en Worcester. Su padre tenía conocimientos de música y dio al joven sus primeras lecciones. Edward mostró interés por la música y su madre, Ann, siempre apoyó a su hijo. A los quince años Elgar estudiaba alemán con la esperanza de poder estudiar en el Conservatorio de Leipzig, pero sólo llegó a ser pasante en un bufete de abogados. La vida de oficinista no satisfacía al joven Edward, así que tras unos meses abandonó el bufete e inició su carrera musical componiendo breves piezas y dando clases de piano.

Pronto Elgar consiguió una cierta fama local y pudo por fin viajar al continente y a Leipzig donde conoció la música de Schumann, Brahms, Rubinstein y Wagner.

En 1886 comenzó a dar clases a una nueva alumna, Caroline Alice Roberts, hija de un general y ocho años mayor que Edward. El general montó en cólera y  desheredó a Alice cuando su hija y Edward se casaron. Su hija casada con un muerto de hambre que además era ¡¡¡¡católico!!!!

Edward y Alice Elgar hacia 1891


Edward y Alice se instalaron en Londres, pero Elgar no conseguía que sus obras fueran aceptadas. Mientras tanto en su tierra crecía su fama como compositor de oratorios y música coral. Tras dos años en Londres volvieron a Worcester, Elgar no tenía trabajo y en su ciudad podía dar clases y dirigir conjuntos locales y así poder mantener a su familia que ya había crecido tras el nacimiento de su hija.

Pese al reconocimiento local, el éxito verdadero no llegaba. Elgar llegó a estar un poco deprimido. Su amigo y editor August Jaeger le dijo en ese tiempo: Un día de depresión no debe hacerte olvidar tu deseo, tu necesidad de ejercitar esas facultades que la providencia te ha dado. El día de tu reconocimiento universal llegará.

Elgar se puso a trabajar en una obra orquestal de gran formato, una serie de variaciones sobre un tema original que bautizó con el singular título de Enigma. Elgar envió esta obra a Hans Richter, estrella de la dirección de final del siglo XIX, el director del estreno en Bayreuth de El anillo del nibelungo de Richard Wagner, pero también de sinfonías de Brahms, Bruckner o del Concierto para violín de Tchaikovsky. Richter aceptó estrenar la obra y las palabras de Jaeger se convirtieron en proféticas, tras el estreno de las Variaciones Enigma la fama de Elgar se hizo mundial. Era 1899, Edward tenía cuarenta y dos años.

Edward Elgar: Variaciones Enigma, op. 36. Royal Philharmonic Orchestra dirigida 
por el recientemente fallecido Gennady Rozhdestvensky en los Proms de 2007

A partir de ahí la historia es conocida, éxitos y más éxitos, las dos Sinfonías, el Concierto para Violoncello, el Concierto para Violín o esa obra maestra que es el oratorio The Dream of Gerontius (El sueño de Geroncio), fueron obras que ampliaron la fama de Elgar que llegó a ser Caballero del Imperio Británico y todo, según Edward, gracias a Alice que estuvo siempre allí para apoyarlo. Cuando Alice falleció en 1920, Edward hizo enterrar con ella todas sus condecoraciones y honores, eran suyos, sin ella no los hubiera conseguido.

En la década de los 20 la música de Elgar pasó de moda, devastado tras la muerte de su esposa no tenía ganas de componer nada más. Elgar pasó los últimos años de su vida realizando las grabaciones de sus propias obras. Elgar falleció el 23 de febrero de 1934 y fue enterrado junto a su mujer en la iglesia católica de Little Malvern.

Pues conocido el personaje, vayamos al fútbol. Sabemos que en las Variaciones Enigma Elgar escribió un alias en cada una de ellas, pues cada variación representaba a un amigo del compositor.

La culpable de la afición de Elgar por el fútbol fue Dora Penny, que es la protagonista de la variación número X Dorabella (minuto 17:29 del vídeo). Dora fue la que invitó a Elgar en 1895 a ver un partido de fútbol de los Wolverhampton Wanderers. La experiencia le gusto a Elgar que se hizo fan del equipo. De hecho, recorría en bicicleta las 40 millas que había entre su casa y el estadio de Moulineux en  Wolverhampton para ver a su equipo.

La historia del canto de ánimo para el equipo es curiosa. Fue en  febrero de 1898, en un partido de fútbol la figura del Wolverhampton, el delantero Billy Malpas marcó un  gol para su equipo. Al día siguiente en la prensa local apareció el siguiente titular en la crónica del partido: He Banged The Leather for Goal (Golpeó el cuero para hacer gol). El titular llamó la atención a Elgar que compuso una canción basada en ese texto.

Wolverhampton Wanderers hacia 1930 (foto www.classicfm.com)

Al parecer, según la web especializada en Elgar www.elgar.org, no fue realmente una canción, sino sólo tres compases que Elgar envió unos días mas tarde a Dora Penny por correo.

Pero la música de Elgar si fue usada por los aficionados al fútbol para animar a sus equipos. Los Wolverhampton Wanderers adaptaron la novena de las Variaciones Enigma 'Nimrod', el cazador bíblico, dedicada al profeta editor August Jaeger (Jäger, transcrito Jaeger sin la diéresis, significa cazador en alemán), y claro como los Wolves (Lobos), que es como se conoce comúnmente al equipo, también son cazadores pues lo tenemos todo perfectamente ensamblado. La variación aparece a partir del minuto 13:19 en nuestra grabación.

Pero hay otra pieza que han utilizado muchos equipos ingleses, hasta la misma Selección Nacional de Inglaterra, en sus cánticos de apoyo. En 1901 estaba trabajando Elgar en una nueva obra cuando comentó a Alice: Querida, he escrito una melodía que les va a golpear de pleno. Y vaya si golpeó, se trata de la primera de las marchas de Pompa y Circunstancia. Nada más estrenarse se pidió a Elgar que hiciese una adaptación vocal del trío, la sección central. Y así lo hizo Elgar. La obra se conoce también por su otro nombre, el más popular en Inglaterra: Land of Hope and Glory.

Así que para finalizar, sólo queda felicitar al Wolverhampton Wanderers por haber conseguido este año el ascenso a la Premier League y ver cómo se ponen los ingleses cuando suena la Marcha nº 1 de Pompa y Circunstancia de Edward Elgar en la última noche de los Proms, esta vez con Jiří Bělohlávek que dirige al Coro y Orquesta Sinfónica de la BBC (2012).