jueves, 21 de junio de 2018

"Los maestros cantores de Núremberg". La comedia humana de Wagner cumple 150 años

Hoy se cumplen 150 años del estreno en la Ópera de la Corte de Múnich de Los Maestros Cantores de Núremberg la gran comedia humana de Richard Wagner. Fue el mayor éxito en la vida de Richard Wagner, pero tuvo un origen en unos tiempos muy difíciles para el compositor. Recordemos un poco su historia.

Richard Wagner en la plaza que lleva su nombre frente a la Ópera de Núremberg


Estamos en el año 1862. Richard Wagner tiene cuarenta y nueve años. Ha llegado a obtener la gloria y el reconocimiento de sus paisanos en Dresde, pero lo ha tirado todo por la borda por su participación activa en las revueltas de 1849. Su último estreno ha sido Lohengrin, en el ya lejano 1850 y gracias a la ayuda del incondicional Franz Liszt
.
En estos doce años Wagner no ha estado ocioso, ha compuesto El oro del Rin y La walkyria, ha dejado la composición de Siegfried casi con el segundo acto finalizado. Las pocas esperanzas de poder estrenar El anillo del nibelungo y la pasión que desató en él la mujer de su mecenas Otto Wesendonck, Mathilde, hicieron que se dedicase en cuerpo y alma a componer la que será su obra más moderna, la que mostrará a la siguiente generación el camino del siglo XX, pero Tristán e Isolda, permanece en un cajón. No hay teatro capaz de estrenarla.

Wagner ha dejado pasar su última oportunidad. El París que le rechazó siendo un joven compositor, le ha reclamado ahora. Tannhäuser ha subido a la escena en su versión de París. La tozudez del compositor, con toda la razón del mundo, en no ceder y colocar el ballet en el acto II, sino al comienzo, con la bacanal en la Venusberg; ha hecho que los distinguidos caballeros del Jockey-Club, que asistían tarde a la ópera para ver a las bailarinas, o mejor dicho, las piernas de las bailarinas, hayan reventado las representaciones en uno de los mayores escándalos de la historia de la ópera.
Además, Wagner se encuentra en una difícil situación económica y personal, su matrimonio con Minna está definitivamente acabado.

Wagner sólo puede escapar de esta penosa situación estrenando una nueva obra. Se decide por un asunto fácil, cómico y consigue convencer al editor Schott de Maguncia para que le anticipe 10.000 francos, comprometiéndose a tener la obra acabada en septiembre de 1862.

Wagner recuperó un antiguo proyecto. Ya en la época de Tannhäuser, había pensado en un torneo de canto cómico como contrapunto del serio torneo del Wartburg. Pensó entonces en situar la obra en el Núremberg del siglo XVI, en la época en la que los maestros artesanos también eran poetas y músicos. En este contexto histórico, buscó como protagonista la figura del más célebre de los maestros cantores, el zapatero poeta, Hans Sachs.

Se podría pensar que en las difíciles circunstancias por las que estaba pasando Wagner, componer una ópera cómica no era la mejor idea. En estos años sólo un hecho positivo había alegrado su vida, la amnistía que le permitió volver a pisar suelo alemán, con la excepción del Reino de Sajonia, en el que había sido un peligroso revolucionario. Sin embargo, pese a las penosas circunstancias, Wagner escribió un texto positivo, divertido, con su dosis de melancolía cuando hace falta, porque no estamos frente a una ópera cómica, estamos frente a una comedia humana.

Finalizó el plazo con el editor Schott y Wagner sólo pudo presentar acabados los preludios de los actos primero y tercero. Visto como avanzaba el trabajo, Schott se negó a seguir ayudando a Wagner. Le despidió con unas palabras que llegaron a ser proféticas: Usted no necesita un editor, usted precisa de un príncipe o de un banquero.


 Preludio del Primer Acto de Los Maestros Cantores de Núremberg interpretado por la 
Orquesta de la Ópera del Estado de Viena dirigida por Christian Thielemann

Todavía una ultimísima oportunidad se presentó a Wagner. La Ópera Imperial de Viena se interesó en Tristán e Isolda. En marzo de 1864 todo se vino abajo, tras setenta y dos ensayos la Ópera de Viena calificó la obra de Wagner como inejecutable.

Al cancelarse el estreno, los acreedores empezaron a acechar a Wagner, que tuvo que abandonar Viena ante la posibilidad de ser encarcelado por deudas. Comenzó un errar sin ningún destino. Wagner llegó a pensar que ese era el final. El 30 de abril de 1864, el el modesto Hotel Marquardt de Stuttgart recibió la visita de Franz Seraph von Pfistermeister, Secretario del Gabinete del Reino de Baviera. El Rey Luis II quería a Wagner a su lado. Las palabras de Schott se habían cumplido. Las preocupaciones materiales se habían acabado para siempre.

Gracias al patrocinio del Rey de Baviera, Tristán e Isolda se estrenó por fin en 1865 y Wagner pudo dedicarse a componer Los maestros cantores de Núremberg sin mayores preocupaciones que las intrigas palaciegas que hicieron que el compositor abandonase Múnich para instalarse en Lucerna.
Pero qué es lo que tiene de especial Los maestros cantores. Al margen de ser una obra maestra absoluta, como todo el Wagner de madurez, contiene una serie de claves, más o menos ocultas.

En Los maestros cantores hay una trama principal centrada en la historia de amor entre Eva, la hija del rico orfebre y maestro cantor Veit Pogner y un joven caballero francón llamado Walther von Stolzing. Para conseguir la mano de Eva, Walther tendrá que ganar un concurso de canto. En el examen para alcanzar el grado de Maestro, el escribano Beckmesser, pretendiente de Eva, humilla al caballero que es suspendido. Con la ayuda de Hans Sachs, Walther conseguirá componer una canción que será la ganadora del concurso y de paso ganará la mano de Eva.

Si Los maestros cantores sólo fuera esto, sería una agradable comedia, al estilo de Albert Lortzing, autor, por cierto, de una ópera titulada Hans Sachs, con el mismo maestro cantor como protagonista.  Pero es que en Los maestros cantores, hay mucho más. Para descubrirlo, quizá sea bueno recordar la infancia de Wagner.

Wagner no conoció a su padre, fallecido en 1813 unos meses después de que él viniera al mundo. Su madre se casó con el actor Ludwig Geyer que siempre quiso al pequeño como si fuera su hijo, incluso le inscribió en la escuela como Richard Geyer. Pero el buen hombre falleció cuando Wagner sólo tenía ocho años. El muchacho no fue un niño especialmente fácil. Con una fantasía desbordante desde muy pequeño. Un amigo de su padrastro, un músico de gran talento, pero aún no muy conocido iba a suponer una gran influencia en el pequeño. De la noche a la mañana el músico se hizo famoso gracias al estreno de su ópera Der Freischütz, traducida libremente como El cazador furtivo. El compositor se llamaba Carl Maria von Weber. Weber llevaba al joven Richard a ver la ópera entre bambalinas. Con sus demonios y aparecidos Richard disfrutaba y por la noche no podía dormir de miedo. Pero Weber se marchó a una gira a Londres. Ya no regresaría, su débil salud hizo que falleciese en la capital británica.

Mientras el joven Richard era cada vez más problemático. La familia se trasladó a Leipzig dejando al joven en Dresde con su tío Adolf, teólogo, docente y traductor. Adolf Wagner fue el primer adulto que ejerció una verdadera influencia en el difícil muchacho. Gracias a él descubrió a los clásicos griegos, pero también a Shakespeare, a Goethe o a Hoffmann.

Impulsivo como siempre fue, Richard lo tenía decidido, iba a ser autor teatral como Shakespeare. Escribió su primera tragedia con quince años, Leubald und Adelaide. Hasta cuarenta y dos personajes morían en escena. Sus hermanas lloraron de risa cuando Richard les leyó el texto. Pero lejos de desanimarse, el joven autor sacó una lectura positiva. Sabía qué era lo que le faltaba a su obra. La pieza estaba incompleta, le faltaba la música.

Pero Wagner no era músico. Al margen de unas piezas fáciles para piano, no tenía otros conocimientos. Eso no arredró nuestro joven. Se fue a la tienda de Friedrich Wieck, padre de Clara, la que sería más tarde la mujer de Robert Schumann, y le alquiló el Tratado de composición de Logier. De forma autodidacta, Richard Wagner comenzó a estudiar música. Con ese bagaje llegó a componer y estrenar alguna obra, con escaso éxito.

Finalmente, en 1830, Wagner acudió a la Thomas-Schule de Leipzig, durante un año. Trabajó con Theodor Weinlig, el Thomaskantor de esos años, el puesto que había ocupado Johan Sebastian Bach ochenta años atrás. Weinlig enseñó a su talentoso alumno las bases del arte compositivo que nuestro joven desconocía. Le hacía componer áridas fugas, que luego comparaba con las propias. Cuando Wagner protestaba le respondía: Joven, usted probablemente no compondrá ninguna fuga en su vida, pero con esto está usted conquistando su independencia.

Tras once meses Weinlig llegó a la conclusión de que no tenía nada más que enseñar a nuestro hombre. Wagner ya era compositor.

Pero volvamos a 1866 y a Los maestros cantores. El joven Walther von Stolzing es entrevistado por los Maestros en el acto primero. Le piden que explique dónde ha estudiado y con qué maestro. Walther responde así:




WALTHER
Am stillen Herd
in Winterszeit,
wann Burg und Hof mir eingeschneit, -
wie einst der Lenz so lieblich lacht,
und wie ein bald wohl neu erwacht, -
ein altes Buch,
vom Ahn vermacht,
gab das oft zu lesen:
Herr Walther von der Vogelweid,
der ist mein Meister gewesen.

SACHS
Ein guter Meister!

BECKMESSER
Doch lang schon tot,
wie lehrt ihn der wohl
der Regeln Gebot?

KOTHNER
Doch in welcher Schul das Singen
mocht. Euch zu lernen gelingen?

WALTHER
Wann dann die Flur vom Frost befreit,
und wiederkehrt die Sommerszeit,
was einst in langer Wintersnacht
das alte Buch mir kund gemacht,
das schallte laut in Waldes Pracht,
das hört ich hell erklingen:
im Wald dort auf der Vogelweid
da lernt ich auch das Singen.

BECKMESSER
Oho! Von Finken und Meisen
lerntet Ihr Meisterweisen?
Das wird denn wohl auch darnach sein!

VOGELGESANG
(zu Beckmesser)
Zwei art'ge Stollen faßt er da ein.

BECKMESSER
Ihr lobt ihn, Meister Vogelgesang,
wohl weil vom Vogel er lernt den Gesang?

KOTHNER
Was meint ihr,
Meister, frag ich noch fort?
Mich dünkt,
der Junker ist fehl am Ort.

SACHS
Das wird sich bäldlich zeigen:
wenn rechte Kunst ihm eigen,
und gut ein sie bewährt,
was gilt's, wer sie ihn gelehrt?

KOTHNER
(zu Walther)
Seid Ihr bereit,
ob Euch geriet
mit neuer Find' ein Meisterlied,
nach Dicht' und Weis' eu'r eigen,
zur Stunde jetzt zu zeigen?

WALTHER
Was Winternacht,
was Waldespracht,
was Buch und Hain mich wiesen,
was Dichtersanges Wundermacht
mir heimlich wollt erschließen;
was Rosses Schritt
beim Waffenritt,
was Reihentanz
bei heitrem Schanz
mir sinnend gab zu lauschen:
gilt es des Lebens höchsten Preis
um Sang mir einzutauschen,
zu eignem Wort und eigner Weis'
will einig mir es fließen,
als Meistersang ob den ich weiß,
euch Meistern sich ergießen.

BECKMESSER
Entnahmt ihm was
der Worte Schwall?

VOGELGESANG
Ei nun, er wagt's!

WALTHER
En el invierno, al amor del fuego,
cuando la nieve cubría
patio y castillo, un viejo libro,
heredado de mis abuelos,
me permitió a menudo leer
cómo la primavera
había sonreído antes,
y cómo despertaría de nuevo.
El señor Walther von Vogelweide (1)
ha sido mi maestro.

SACHS
¡Un buen maestro!

BECKMESSER
Pero muerto hace ya tiempo...
¿Cómo ha podido enseñarle
los preceptos de sus reglas?

KOTHNER
¿Pero en qué escuela
habéis aprendido a cantar?

WALTHER
Cuando después, la campiña quedó
libre de los hielos y retornó el estío,
aquello que leí en el viejo libro
durante las largas noches invernales,
resonó en la grandeza del bosque,
y yo pude escucharlo claramente:
aprendí a cantar allí, en el bosque,
en el "calvero de los pájaros".

BECKMESSER
¿De los pinzones y pájaros habéis
aprendido melodías magistrales?
¡Pues habrá que ver los resultados!

VOGELGESANG
(a Beckmesser)
Habéis compuesto dos bonitos ripios.

BECKMESSER
¿Le alabáis, maestro Vogelgesang,
por aprender a cantar de los pájaros? (2)

KOTHNER
¿Qué pensáis, maestros?
¿Continúo preguntando?
A mí me parece que este caballero
ha equivocado el sitio.

SACHS
Eso lo veremos en seguida.
Si tiene un buen arte y lo demuestra...
¿qué importancia tiene
quién se lo haya enseñado?

KOTHNER
(a Walther)
¿Estáis preparado para demostrar
aquí y en este instante
que tenéis destreza suficiente para
componer una canción magistral
con poema y melodía propios?

WALTHER
Lo que la noche invernal,
lo que la hermosura de los bosques
y el libro y la floresta me enseñaron;
lo que se me reveló
por el prodigioso
poder del canto del poeta;
lo que escuché en los torneos,
entre el galope de los caballos,
y en el ardor de la danza...
Todo esto, trocado en canción,
como supremo premio de la vida,
manará con mi palabra
y mi propia melodía
en forma de canto magistral,
para demostraros, maestros,
que yo sé transmitíroslo.

BECKMESSER
¿Entendéis algo
de este torrente de palabras?

VOGELGESANG
¡Adelante, ya que se atreve!



(1) Walther von der Vogelweide (hacia 1170 - hacia 1230)
Trovador alemán

(2) Vogelgesang significa canto de pájaro





 Bernd Aldenhoff (Walther), Ferdinand Frantz (Sachs) y Benno Kusche (Beckmesser) 
con la Staatskapelle Dresden dirigida por Rudolf Kempe interpretan la escena.



Aquí nos queda claro que Walther von Stolzing es el representante de la nueva música, es el propio Wagner. Ha aprendido sólo, con un viejo libro, como lo hizo el joven Richard en buena parte de su caótica formación. Entre los maestros hay de todo, desde Hans Sachs que está dispuesto a apreciar el arte, no importa de dónde venga, a Kothner, el panadero y Secretario de la Corporación, que representa el inmovilismo de las instituciones. Beckmeser, el marcador, se muestra hostil, es el otro pretendiente, pero además es la crítica vacía que no tiene nada propio que aportar y que sólo busca los fallos de los demás. Wagner representó aquí a la figura del critico vienés Eduard Hanslick.

Ruinas de la Iglesia de Santa Catalina en Núremberg. Aquí tiene lugar el primer acto de la obra.


Walther canta, muestra su arte y no es comprendido por los Maestros. Es atacado con saña  por Beckmesser. Pero queda Sachs. Sachs enseguida ve que este joven es un Maestro, su canto no sigue las reglas, pero no tiene fallos, canta en su monólogo del acto segundo. Sachs representa al arte alemán, es Sachs, pero también es Bach, Haydn, Gluck, Mozart, Weber y Beethoven.



SACHS

Was duftet doch der Flieder
so mild, so stark und voll! ­
Mir löst es weich die Glieder,
will, daß ich was sagen soll.
Was gilt's, was ich dir sagen kann?
Bin gar ein arm einfältig Mann!
Soll mir die Arbeit nicht schmecken,
gäbst, Freund, lieber mich frei:
tät besser, das Leder zu strecken,.
und ließ alle Poeterei!

(Er nimmt heftig und geräuschvoll die
Schusterarbeit vor. Läßt wieder ab, lehnt
sich von Neuem zurück und sinnt nach.)

Und doch, 's will halt nicht gehn: -
Ich fühl's und kann's nicht verstehn, -
kann's nicht behalten, -
doch auch nicht vergessen:
und faß ich es ganz,
kann ich's nicht messen! ­
Doch wie soll ich auch fassen,
was unermeßlich mir schien.
Kein' Regel wollte da passen, -
und war doch kein Fehler drin.
Es klang so alt, - und war doch so neu, -
wie Vogelsang im süßen Mai!
Wer ihn hört
und wahnbetört
sänge dem Vogel nach,
dem brächt es Spott und Schmach: -
Lenzes Gebot,
die süße Not,
die legt es ihm in die Brust: -
nun sang er, wie er mußt,
und wie er mußt, so konnt er's, -
das merkt ich ganz besonders.
Dem Vogel, der heut sang,
dem war der Schnabel hold gewachsen;
macht er den Meistern bang,
gar wohl gefiel er doch Hans Sachsen! ­
SACHS

¡Cuán delicioso, fuerte y penetrante
es el aroma de ese sauce!
Me relaja y anima a que le diga algo...
Pero ¿para qué serviría
lo que pudiera decirle?
¡Soy sólo un hombre pobre y sencillo!
Me ayudas mucho, amigo,
cuando el trabajo me cansa.
¡Pero mejor me dedico a estirar
el cuero y dejarme de poesías!...

(Torna a trabajar con decisión, pero
de nuevo lo deja vuelve a reclinarse y
se sume en recuerdos y meditaciones)

Pero, esto no marcha...
Lo siento, y no puedo comprenderlo...
No puedo retenerlo...,
pero tampoco puedo olvidarlo...
¡Y si pretendo abarcarlo,
no puedo medirlo!
Mas ¿cómo abarcar
lo que me parece inmensurable?
No había allí regla alguna,
y sin embargo, tampoco había faltas.
¡Sonaba tan viejo y a la vez tan nuevo
como el canto de los pájaros en mayo!
Quien lo escuchase y, trastornado,
intentase cantar como este pájaro,
atraería sobre sí risas y burlas...
Encierra en su pecho
el mandato de la primavera,
esa dulce necesidad:
¡y cantó como tenía que hacerlo!
Y como tenía que hacerlo, pudo,
bien que lo he advertido.
El pájaro que hoy ha cantado
posee un pico maravilloso.
Asustó así a los maestros,
pero a Hans Sachs,
¡bien que le ha gustado!



 George London con la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Hans Knappertsbusch 
interpretan el "Monólogo del Saúco" del 2° Acto de la obra
separador


Hans Sachs, el zapatero-poeta, en la plaza que lleva su nombre.
En la calle de detrás se encontraba su casa y su taller. En este lugar pasa el segundo acto de la obra



El arte alemán reconoce a Walther-Wagner como uno de los suyos y tiene que hacer que le acepten las instituciones, este talento no se puede perder.Por otra parte, Sachs es un hombre recto y auténtico. Renuncia a Eva, pese a estar enamorado, no quiere para si la dicha del Rey Marke. Así que se dispone a ayudar a Walther a obtener la mano de la joven.

Wagner representa a Sachs en el Preludio del acto tercero de la obra. Ese preludio desarrollado sobre el coral que el pueblo cantará a Sachs en ese mismo acto rezuma humanidad. Sachs es el líder popular de la ciudad por la vía del ejemplo, no de la fácil palabrería.


Preludio del Acto Tercero.  
Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por Wilhelm Furtwängler


Va a encauzar el arte del poeta para que venza en el concurso de canto. En el acto tercero, en un marvilloso diálogo, Sachs muestra a Walther cómo la poesía se alimenta de la materia de los sueños y, de paso, demustra más sensatez en unos pocos versos que todos los manuales de autoayuda, que sólo ayudan, económicamente, a quien los escribe




SACHS
Grüß Gott, mein Junker!
Ruhtet Ihr noch?
Ihr wachtet lang,
nun schlieft Ihr doch?

WALTHER
Ein wenig, aber fest und gut.

SACHS
So ist Euch jetzt wohl blaß zumut?

WALTHER
Ich hatt einen wunderschönen Traum.

SACHS
Das deutet Gut's: erzählt mir den!

WALTHER
Ihn selbst zu denken wag ich kaum:
ich fürcht ihn mir vergehn zu sehn. ­

SACHS
Mein Freund!
Das grad ist Dichters Werk
daß er sein Träumen deut und merk.
Glaubt mir,
des Menschen wahrster Wahn
wird ihm im Traume aufgetan:
all Dichtkunst und Poeterei
ist nichts als Wahrtraumdeuterei.
Was gilt's, es gab der Traum Euch ein,
wie heut Ihr wolltet Meister sein?

WALTHER
Nein, von der Zunft und ihren Meistern
wollt sich mein Traumbild nicht begeistern.

SACHS
Doch lehrt es wohl den Zauberspruch,
mit dem Ihr sie gewännet?

WALTHER
Wie wähnt Ihr doch nach solchem Bruch,
wenn Ihr noch Hoffnung kennet!

SACHS
Die Hoffnung laß ich mir nicht mindern,
nichts stieß sie noch übern Haufen;
wär's nicht, glaubt,
statt Eure Flucht zu hindern,
wär ich selbst mit Euch fortgelaufen!
Drum bitt ich, laßt den Groll jetzt ruhn!
Ihr habt's mit Ehrenmännern zu tun;
die irren sich, und sind bequem,
daß man auf ihre Weise sie nähm. ­
Wer Preise erkennt und Preise stellt,
der will am End auch, daß man ihm gefällt.
Eu'r Lied, das hat ihnen bang gemacht;
und das mit Recht: denn wohlbedacht,
mit solchem Dicht-
und Liebesfeuer
verführt man wohl Töchter zu Abenteuer;
doch für liebseligen Ehestand
man andre Wort' und Weisen fand.

WALTHER
(lächelnd)
Die kenn ich nun auch seit dieser Nacht:
es hat viel Lärm auf der Gasse gemacht.

SACHS (lachend)
Ja, ja! Schon gut!
Den Takt dazu
hörtet Ihr auch! ­
Doch laßt dem Ruh,
und folgt meinem Rate, kurz und gut:
faßt zu einem Meisterliede Mut!

WALTHER
Ein schönes Lied - ein Meisterlied:
wie faß ich da den Unterschied?

SACHS
Mein Freund, in holder Jugendzeit,
wenn uns von mächt'gen Trieben
zum sel'gen ersten Lieben
die Brust sich schwellet
hoch und weit,
ein schönes Lied zu singen
mocht vielen da gelingen:
der Lenz, der sang für sie.
Kam Sommer,
Herbst und Winterszeit
viel Not und Sorg im Leben,
manch ehlich Glück daneben:
Kindtauf, Geschäfte, Zwist und Streit: -
wem's dann noch will gelingen
ein schönes Lied zu singen,
seht: Meister nennt man die!

WALTHER
Ich lieb ein Weib, und will es frein,
mein dauernd Ehgemahl zu sein. ­

SACHS
Die Meisterregeln lernt beizeiten,
daß sie getreulich Euch geleiten
und helfen wohl bewahren
was in der Jugend Jahren
mit holdem Triebe
Lenz und Liebe
Euch unbewußt ins Herz gelegt,
daß Ihr das unverloren hegt!

WALTHER
Stehn sie nun in so hohem Ruf,
wer war es, der die Regeln schuf?

SACHS
Das waren hochbedürft'ge Meister,
von Lebensmüh bedrängte Geister:
in ihrer Nöten Wildnis
sie schufen sich ein Bildnis,
daß ihnen bliebe
der Jugendliebe
ein Angedenken, klar und fest,
dran sich der Lenz erkennen läßt.

WALTHER
Doch, wem der Lenz
schon lang entronnen,
wie wird er dem im Bild gewonnen?

SACHS
Er frischt es an, so gut er kann:
drum möcht ich, als bedürft'ger Mann,
will ich die Regeln Euch lehren,
sollt Ihr sie mir neu erklären. -
Seht, hier ist Tinte, Feder, Papier:
ich schreib's Euch auf, diktiert Ihr mir!

WALTHER
Wie ich's begänne, wüßt ich kaum.

SACHS
Erzählt mit Euren Morgentraum.

WALTHER
Durch Eurer Regeln gute Lehr
ist mir's, als ob verwischt er wär.

SACHS
Grad nehmt die Dichtkunst jetzt zur Hand:
mancher durch
sie das Verlor'ne fand.

WALTHER
So wär's nicht Traum,
doch Dichterei?

SACHS
's sind Freunde beid, stehn gern sich bei.

WALTHER
Wie fang ich nach der Regel an?

SACHS
Ihr stellt sie selbst
und folgt ihr dann.
Gedenkt des schönen
Traums am Morgen:
fürs Andre laßt
Hans Sachs nur sorgen.
SACHS
Grüß Gott, mein Junker!
Ruhtet Ihr noch?
Ihr wachtet lang,
nun schlieft Ihr doch?

WALTHER
Ein wenig, aber fest und gut.

SACHS
So ist Euch jetzt wohl blaß zumut?

WALTHER
Tuve un sueño maravilloso.

SACHS
¡Buen augurio! Contádmelo.

WALTHER
Apenas me atrevo a pensar en él,
pues temo que se desvanezca...

SACHS
Amigo mío, ésa es la labor del poeta,
prestar atención a sus sueños,
e interpretarlos.
La ilusión más verdadera del hombre
se le manifiesta en sus sueños:
toda poética no es otra cosa
que la interpretación de la verdad
oculta en el soñar.
¿Acaso vuestro sueño os ha revelado
que hoy llegaríais a ser maestro?

WALTHER
No. Mi sueño no tiene nada que ver
con los maestros ni su corporación.

SACHS
¿No os ha sugerido el mágico discurso
con el que poder conseguirlo?

WALTHER
¿Cómo podéis imaginar que aún
haya esperanza tras lo sucedido?

SACHS
Procuro que la esperanza no se agote
en mí y así nada podrá disiparla.
Si no fuera así, en lugar de impedir
vuestra huida, creedme,
habría yo escapado lejos con vos.
Os ruego que acalléis todo rencor.
Estáis entre hombres honrados,
que se equivocan, pero que son felices
si se les acepta tal como son.
Quien establece un premio
también quiere al fin que le den gusto.
Vuestra canción les ha asustado,
y con razón: pues, bien pensado,
ese fuego amoroso y esa poesía
sirven para que le seduzcáis
a uno de ellos la hija;
pero para el feliz estado matrimonial
se necesitan otras palabras y melodía.

WALTHER
(Sonriendo)
Lo sé también desde anoche:
hubo un gran alboroto en el callejón.

SACHS
(riendo)
¡Sí, sí! ¡Es verdad!
¡También oísteis el ritmo que tenía!
Pero, dejemos esto, y seguid
mi humilde consejo: atreveos a
componer una "canción magistral".

WALTHER
Una canción hermosa y magistral...
¿Cómo podría yo diferenciarlas?

SACHS
¡Amigo mío! En la feliz edad juvenil,
cuando llevados del poderoso impulso
del primer y divino amor
notamos que nuestro pecho se eleva,
muchos pueden conseguir
cantar una canción hermosa:
por ellos la canta la primavera.
Pero después vienen
el verano y el otoño y el invierno,
y desdicha y trabajos en la vida,
también de vez en cuando
la alegría en el matrimonio, bautizos,
negocios, discordias y peleas;
y los que después de todo esto
aún logran cantar una canción bella,
vedlo: ¡esos son los maestros!

WALTHER
Amo a una mujer y pretendo
que sea mi esposa para siempre.

SACHS
Aprended las reglas de los maestros
para que os acompañen fielmente
y os ayuden a conservar aquello
que en los años juveniles,
con su divina fuerza vital,
depositaron en vuestro corazón
Primavera y Amor:
¡así nunca lo olvidareis!

WALTHER
¿Y quién creó esas reglas
que están en tan alta estima y precio?

SACHS
Fueron maestros muy desdichados,
almas maltratadas por la vida.
En el desierto de sus penas
crearon la imagen
que conservaba en ellos
el amor juvenil,
como recuerdo, claro y firme,
de la primavera perdida.

WALTHER
Pero aquel de quien huyó
hace ya tiempo la primavera,
¿cómo podrá volver a imaginarla?

SACHS
Porque la reaviva siempre que puede.
Precisamente por esto quisiera yo,
hombre desdichado, enseñaros
las reglas para que las renovéis...
Ved, he aquí tinta, pluma y papel.
¡Dictadme y yo escribiré por vos!

WALTHER
Apenas sabría cómo comenzar.

SACHS
Contadme vuestro sueño.

WALTHER
Parece como si se hubiera esfumado
en presencia de vuestras reglas.

SACHS
Ahí tenéis a mano el arte poética;
gracias a ella muchos
encontraron lo perdido.

WALTHER
¿No sería entonces un sueño,
sino inspiración poética?

SACHS
Ambos son amigos y caminan juntos.

WALTHER
¿Cómo empezaré según las reglas?

SACHS
Como más os plazca
y seguid luego por ese camino.
Pensad sólo
en el hermoso sueño que tuvisteis:
¡y dejad que Hans Sachs
se ocupe del resto!




Theo Adam (Sachs) y René Kollo (Walther) con la Staatskapelle Dresden 
dirigida por Herbert von Karajan nos ofrecen la escena.


Pero la intriga continúa. Walther con la ayuda de Sachs ha comenzado a componer una canción magistral. Mientras los dos se van a cambiar para la fiesta entra Beckmesser en el taller de Sachs y encuentra el manuscrito de la canción. Baja Sachs y sorprende al escribano con las manos en la masa. Beckmesser quiere esa canción, que supone escrita por Sachs, para ganar la mano de Eva. Sachs se la regala, advirtiéndole de su dificultad.

Cuando Beckmesser canta la canción hace el ridículo, su intento de copiar el arte nuevo sin tener el talento necesario hace del texto de Walther una parodia.


BECKMESSER
(nach einem Vorspiel auf der
Laute, um sich zu ermutigen)
"Morgen ich leuchte
in rosigem Schein
von Blut und Duft
geht schnell die Luft;
wohl bald gewonnen,
wie zerronnen;
im Garten lud ich ein
garstig und fein."

(Er richtet sich wieder ein,
besser auf den Füßen zu stehen.)

DIE MEISTER
(leise unter sich)
Mein! Was ist das? Ist er von Sinnen?
Woher mocht er solche
Gedanken gewinnen?

DAS VOLK
(leise unter sich)
Sonderbar! Hört ihr's?
Wen lud er ein?
Verstand man recht?
Wie kann das sein?

BECKMESSER
(zieht das Blatt verstohlen
hervor und lugt hinein; dann
steckt er es ängstlich wieder ein.)
Wohn ich erträglich im selbigen Raum,
hol Geld und Frucht, -
Bleisaft und Wucht.

(Er lugt in das Blatt.)

Mich holt am Pranger
der Verlanger
auf luft'ger Steige kaum,
häng ich am Baum."

(Er wackelt wieder sehr:
sucht im Blatt zu lesen.)

DAS VOLK
Schöner Werber!
Der find't wohl seinen Lohn.
Bald hängt er am Galgen!
Man sieht ihn schon!

DIE MEISTER
Was soll das heißen?
Ist er nur toll?
Sein Lied ist ganz von Unsinn voll!

BECKMESSER
(sich verzweiflungsvoll
und ingrimmig aufraffend)
"Heimlich mir graut,
weil es hier munter will hergehn:
an meiner Leiter stand ein Weib;
sie schämt und wollt mich nicht besehn;
bleich wie ein Kraut
umfasert mir Hanf meinen Leib;
mit Augen zwinkend -
der Hund blies winkend,
was ich vor langem verzehrt,
wie Frucht so Holz und Pferd
vom Leberbaum."

(Alles bricht in ein dröhnendes
Gelächter aus.)

BECKMESSER
(wütend den Hügel verlassend
und auf Sachs zustürzend)
Verdammter Schuster, das dank ich dir!
Das Lied, es ist gar nicht von mir:
vom Sachs, der hier so hoch verehrt,
von eurem Sachs ward mir's beschert.
Mich hat der Schändliche bedrängt,
sein schlechtes Lied mir aufgehängt.

(Er stürzt wütend fort und
verliert sich unter dem Volke.)

VOLK
Mein! Was soll das sein?
jetzt wird's immer bunter!
Von Sachs das Lied?
Das nähm uns doch Wunder!

KOTHNER
(zu Sachs)
Erklärt doch, Sachs!

NACHTIGALL
(zu Sachs)
Welch ein Skandal!

VOGELGESANG
(zu Sachs)
Von Euch das Lied?

ORTEL UND FOLTZ
Welch eigner Fall!



BECKMESSER
(tras un preludio con el
laúd, para envalentonarse)
"Mañana brillo iluminado
por rosado resplandor;
aromas y sangre
agitan ligero el aire;
tan pronto ganancioso
como desvanecido,
invité en el jardín,
desagradable y fino."

(Intenta afirmarse mejor
sobre los pies)

MAESTROS
(entre ellos, en voz baja)
¡Madre mía! ¿Qué es esto?
¿Está en su juicio?
¿De dónde habrá sacado esas ideas?

PUEBLO
(entre sí, en voz baja)
¡Qué raro! ¿Lo oís?
¿A quién han invitado?
¿Hay quien lo entienda?
¿Cómo puede ser eso?

BECKMESSER
(saca la hoja, disimuladamente, y
mira en ella a hurtadillas; después,
vuelve a guardarla, angustiado)
"Si vivo en el mismo espacio,
cojo oro y fruta...
zumo de plomo y brío.

(Mira en la hoja)

Me puso en la picota,
allí, el aspirante...
Sobre aéreos senderos
cuelgo del árbol"

(Vuelve a tambalearse y
procura leer en la hoja)

PUEBLO
¡Vaya un pretendiente!
¡Va a encontrar su premio!
Pronto va a colgar por el pescuezo;
¡si ya se ve venir!

MAESTROS
¿Cómo puede calificarse esto?
¿Se ha vuelto loco?
¡Su canción es un puro desatino!

BECKMESSER
(aunque desesperado y furioso,
saca fuerzas de flaqueza)
"Secretamente me asusta,
porque quiere venir aquí alegre.
En mi escalera estaba una mujer,
que se turbaba y no me quería ver...
Pálida como una col...
ciñe una cuerda a mi cuerpo...
Haciendo guiños...
ladraba el perro avisándome...
Lo que hace tiempo como,
fruta, madera y caballo...
del árbol del hígado."

(Todos rompen en
estruendosas carcajadas)

BECKMESSER
(se baja de la tarima, furioso,
y arremete contra Sachs)
¡Condenado remendón!
La canción no es en absoluto mía.
¡Me la regaló vuestro Sachs,
este Sachs a quien aquí honráis tanto!
¡Su pésima canción
me ha traído este fracaso!

(Se precipita, furioso, fuera, y
se pierde por entre el pueblo)

PUEBLO
¡Madre mía! ¿Qué es esto?
¡Cada vez está esto más liado!
¿La canción, de Sachs?
¡Pues parece mentira!

KOTHNER
(a Sachs)
¡Aclaradlo, Sachs!

NACHTIGALL
(a Sachs)
¡Qué escándalo!

VOGELGESANG
(a Sachs)
¿La canción, vuestra?

ORTEL, FOLTZ
¡Qué caso tan extraño!

 

Erich Kunz (Beckmesser) con el Coro y Orquesta del Estado de Viena bajo la dirección de 
Fritz Reiner dan una lección de comicidad sin caer en el exceso en esta divertida escena.

Sachs, en su defensa llama al mejor testigo posible, Walther, el verdadero autor de la canción, para que, ante todos, demuestre que el verdadero arte no entiende de modas, es arte en el verdadero sentido de la palabra.


WALTHER
"Morgenlich leuchtend
im rosigen Schein,
von Blüt und Duft
geschwellt die Luft,
voll aller Wonnen,
nie ersonnen,
ein Garten lud mich ein, -

(An dieser Stelle läßt Kothner das Blatt,
in welchem er mit andren Meistern
nachzulesen begonnen, vor Ergriffenheit
unwillkürlich fallen.)

dort unter einem Wunderbaum,
von Früchten reich behangen,
zu schaun in sel'gem Liebestraum,
was höchstem Lustverlangen.
Erfüllung kühn verhieß,
das schönste Weib:
Eva im Paradies."

DAS VOLK
(leise flüsternd)
Das ist was andres,
wer hätt's gedacht;
was doch recht Wort
und Vortrag macht!

DIE MEISTERSINGER
(leise flüsternd)
Ja wohl, ich merk, 's ist ein ander Ding,
ob falsch man oder richtig sing.

SACHS
Zeuge am Ort,
fahret fort!

WALTHER
"Abendlich dämmernd
umschloß mich die Nacht;
auf steilem Pfad
war ich genaht
zu einer Quelle
reiner Welle,
die lockend mir gelacht:
dort unter einem Lorbeerbaum,
von Sternen hell durchschienen,
ich schaut im wachen Dichtertraum,
von heilig holden Mienen,
mich netzend mit dem edlen Naß,
das hehrste Weib,
die Muse des Parnass!"

DAS VOLK
(immer leiser, für sich)
So hold und traut, wie fern es schwebt,
doch ist es grad,
als ob man selber Alles miterlebt!

DIE MEISTERSINGER
's ist kühn und seltsam, das ist wahr.
doch wohlgereimt und singebar.

SACHS
Zeuge, wohl erkiest!
Fahret fort, und schliesst!

WALTHER
(sehr feurig)
"Huldreichster Tag,
dem ich aus Dichters Traum erwacht!
Das ich erträumt, das Paradies,
in himmlisch neu verklärter Pracht
hell vor mir lag,
dahin lachend nun der Quell
den Pfad mir wies;
die, dort geboren,
den Ruhm erkoren,
der Erde lieblichstes Bild,
als Muse mir geweiht,
so heilig ernst als mild,
ward kühn von mir gefreit,
am lichten Tag der Sonnen,
durch Sanges Sieg gewonnen
Parnass und Paradies!"

DAS VOLK
Gewiegt wie in den schönsten Traum,
hör ich es wohl, doch faß es kaum.

(zu Eva)

Reich ihm das Reis;
sein sei der Preis!
Keiner wie er so hold zu werben weiß!
WALTHER
"Iluminado por los rosados
tonos de la aurora,
inundando el aire
del aroma de sus flores,
lleno de delicias
jamás imaginadas,
un jardín me invitaba...

(Kothner, asaltado por repentina
emoción, deja caer la hoja, en
la que, en unión de otros maestros,
había comenzado a leer)

Allí, bajo un árbol prodigioso,
de frutas ricamente ornado,
pude ver en divino sueño de amor
aquello que prometía satisfacción
al atrevido anhelo:
la más bella mujer,
Eva, en el Paraíso".

PUEBLO
(en voz baja)
¡Esto es otra cosa!
¿Quién lo hubiera pensado?
¡Lo que hacen has palabras exactas
y una buena dicción!

MAESTROS
(en voz baja)
¡De acuerdo! ¡Ya lo veo!
¡Es totalmente otra cosa!

SACHS
¡Testigo, a vuestro sitio!
¡Proseguid!

WALTHER
"Con crepusculares tonos
vino sobre mí la noche.
Por escarpada senda
llegué junto
a un manantial
de cristalinas aguas,
seductoras.
Allí, bajo un laurel,
de claros astros rodeada,
vi en el sueño del poeta,
en las ondas bellamente
reflejada,
a la mujer más sublime,
la musa del Parnaso".

PUEBLO
(siempre en voz baja, para sí)
A ha vez suena familiar y lejano,
pero es como si yo mismo
lo hubiese vivido.

MAESTROS
Es atrevido y raro, no hay duda;
pero bien rimado y muy cantable.

SACHS
¡Escoged bien, testigo,
continuad y concluid!

WALTHER
(con gran ardor)
"¡Glorioso día
el de mi despertar
del sueño del poeta!
Allí se mostraba
el Paraíso por mí soñado
en celestial y transfigurada majestad:
¡Su camino me indicó la fuente!
¡La allí nacida,
la elegida de mi corazón,
la más sublime imagen en la tierra,
tan divina como deliciosa,
fue por mi osadía cortejada,
y a la clara luz del sol
el canto victorioso
hizo suyos
Parnaso y Paraíso!"

PUEBLO
Mecido como en bello sueño, lo oigo,
y apenas puedo comprenderlo.

(A Eva)

¡Órnalo con la guirnalda!
¡Sea suyo el premio!
¡No hay mejor pretendiente!


Rudolf Schock (Walther),  Ferdinand Frantz (Sachs) y la luminosa Elisabeth Grümmer (Eva) 
con el Coro de la Ópera de Berlín y la Orquesta Filarmónica de Berlín, 
todos dirigidos por Rudolf Kempe en la que pasa por ser la mejor versión en estudio de la obra, 
no reeditada, vergonzosamente, por EMI desde mitad de los 90.


Al final Walther vence pero rechaza ser Maestro, Sachs vuelve a intervenir, los Maestros, pese a sus defectos, representan el arte y Walther no debe despreciarlos, porque en los momentos difíciles, sólo la propia cultura puede hacer que se salga adelante. Finalmente, convencido por el sabio Sachs, el joven acepta la distinción de Maestro Cantor y la obra concluye entre vítores al noble Sachs de Núremberg.



SACHS
(auf Walther zuschreitend und ihn
bedeutungsvoll bei der Hand fassend)
Verachtet mir die Meister nicht,
und ehrt mir ihre Kunst!
Was ihnen hoch zum Lobe spricht,
fiel reichlich Euch zur Gunst.
Nicht Euren Ahnen, noch so wert,
nicht Eurem Wappen,
Speer noch Schwert,
daß Ihr ein Dichter seid,
ein Meister Euch gefreit,
dem dankt Ihr heut Eu'r höchstes Glück.
Drum, denkt mit Dank Ihr dran zurück,
wie kann die Kunst wohl unwert sein,
die solche Preise schliessest ein?
Das unsre Meister sie gepflegt
grad recht nach ihrer Art,
nach ihrem Sinne treu gehegt,
das hat sie echt bewahrt:
blieb sie nicht adlig, wie zur Zeit,
da Höf und Fürsten sie geweiht,
im Drang der schlimmen Jahr
blieb sie doch deutsch und wahr;
und wär sie anders nicht geglückt,
als wie, wo Alles drängt und drückt,
Ihr seht, wie hoch sie blieb im Ehr:
was wollt Ihr von den Meistern mehr?
Habt Acht!
Uns dräuen üble Streich: -
zerfällt erst deutsches Volk und Reich,
in falscher welscher Majestät
kein Fürst bald mehr sein Volk versteht,
und welschen Dunst mit welschem Tand
sie pflanzen uns in deutsches Land;
was deutsch und echt, wüßt keiner mehr,
lebt's nicht in deutscher Meister Ehr.
Drum sag ich Euch:
ehrt Eure deutschen Meister!
Dann bannt Ihr gute Geister;
und gebt Ihr ihrem Wirken Gunst,
zerging in Dunst
das heil'ge röm'sche Reich,
uns bliebe gleich
die heil'ge deutsche Kunst!

(Während des folgenden Schlussgesanges
nimmt Eva den Kranz von Walthers Stirn
und drückt ihn Sachs auf; dieser nimmt
die Kette aus Pogners Hand und hängt
sie Walther um. Nachdem Sachs das Paar
umarmt, bleiben Walther und Eva zu beiden
Seiten an Sachsens Schultern gestützt;
Pogner läßt sich, wie huldigend, auf ein
Knie vor Sachs nieder. Die Meistersinger
deuten mit erhobenen Händen auf Sachs,
als auf ihr Haupt. Alle Anwesenden ­
schließlich auch Walther und Eva ­
schließen sich dem Gesange des Volkes an.)

VOLK
Ehrt eure deutschen Meister,
dann bannt ihr gute Geister;
und gebt ihr ihrem Wirken Gunst,
zerging in Dunst
das heil'ge röm'sche Reich,
uns bliebe gleich
die heil'ge deutsche Kunst!

(Das Volk schwenkt begeistert Hüte und
Tücher; die Lehrbuben tanzen und
schlagen jauchzend in die Hände.)

Heil! Sachs!
Nürnbergs teurem Sachs!
SACHS
(avanza hacia Walther y le toma
una mano con grave ademán)
¡No despreciéis el arte magistral!
Ya veis cómo os han ensalzado
al escuchar el canto que anhelaban.
No es vuestra noble cuna,
ni vuestros blasones, lanza y espada,
lo que hace que un maestro
os tome por yerno,
sino que seáis un poeta:
¡a eso podéis agradecer vuestra dicha!
Por ello, pensad ahora con gratitud:
¿cómo puede carecer de valor un arte
que ofrece y entrega tal premio?
Nuestros maestros lo han cultivado
y manteniéndose fieles a su sentido,
lo han conservado auténtico.
Y si no se ha conservado tan noble,
en el transcurso de los siglos,
como cuando príncipes y corte
a él se consagraban,
a pesar del embate del tiempo
se ha conservado alemán y verdadero:
y si no hubiera sido así,
¡Ved cuán honrado aún subsiste!
¿Qué más queréis de los maestros?
¡Tened cuidado, se ciernen
sobre nosotros grandes males!
Si el pueblo y el imperio alemanes,
decayeran bajo una extraña Majestad,
ningún príncipe velaría por su pueblo:
y modos de extranjera trivialidad
brotarían en la alemana tierra.
Nunca nadie sabría lo que es alemán
si no alentase del honor
de los maestros alemanes.
Os digo, pues, de nuevo:
¡Honrad a los maestros alemanes,
y conjuraréis a los buenos espíritus!
¡Y si os mostráis fiel a su influjo,
aunque se esfume como el humo
el Sacro Imperio Romano Germánico,
siempre existirá floreciente
el Sacro Reino del Arte Alemán!

(Al tiempo de decir los últimos versos,
Eva toma la corona de la frente de
Walther y se la coloca a Sachs. Este
toma la cadena de manos de Pogner
y la ciñe a Walther. Después de que
Sachs abraza a la pareja, Walther
y Eva quedan a ambos lados de él.
Pogner, hinca la rodilla ante Sachs,
como homenaje. Los maestros
cantores expresan cómo reconocen en
Sachs a su guía. Todos los presentes
se unen al canto del pueblo. También
finalmente Eva y Walther.)

PUEBLO
¡Honrad a los maestros alemanes,
y conjuraréis a los buenos espíritus!
Y si os mostráis fieles a su influjo,
aunque se esfume como el humo
el Sacro Imperio Romano Germánico,
siempre existirá floreciente
el Sacro Reino del Arte Alemán!

(El pueblo agita, entusiasmado,
sombreros y pañuelos; los
aprendices danzan y aplauden)

¡Salve, Sachs!
¡Gloria al gran Sachs de Núremberg!


Paul Schöffler (Sachs) con el Coro de la Ópera Estatal de Viena y la 
Orquesta Filarmónica de Viena dirigidos por Hans Knappertsbusch 
interpretan la escena final en la primera grabación de estudio de la obra 
y la que atesora el tercer acto más lleno de humanidad de toda la dsicografía. 
Decca sigue boicoteando a Hans Knappertsbusch y sólo ha reeditado 
la grabación para el mercado australiano.


Pero las claves de la obra no acaban con esta especie de autobiografía musical de Richard Wagner. En la música, también homenajea a otros los maestros del pasado, especialmente a Bach que está presente desde el oficio religioso que inicia la obra. Ese inicio es un coral que nos enlaza directamente con las cantatas del genio de Eisenach.


Primera escena de Los Maestros Cantores de Núremberg en la iglesia de Santa Catalina, 
la comunidad canta el coral final del oficio religioso mientras Eva y Walther 
se intercambian miradas. El Coro de la Catedral de Santa Eduvigis y la 
Orquesta Filarmónica de Berlín dirigidos por Rudolf Kempe.


Pero el momento más emotivo es para su maestro Theodor Weinlig, aquél que decía que ejercitarse componiendo fugas daba la independencia aunque su alumno probablemente no compusiera ninguna en su vida. Wagner concluye el segundo acto de la obra, la escena de la pelea, con una soberbia fuga, homenaje a su maestro, en la que la forma más ordenada de la música occidental ilustra el desorden que produce el Wahn! palabra intraducible al español que mezcla en un sólo término locura e ilusión.

Escena de la pelea del acto segundo de Los Maestros Cantores de Núremberg  
en una producción de Otto Schenk para el Metropolitan de Nueva York. 
Dirige James Levine y entre los solistas vemos a René Pape (Pogner), James Morris (Sachs) y 
John Relyea que canta la cuarteta del sereno.


Para terminar, sólo una recomendación, busca una buena versión de Los Maestros Cantores de Núremberg, como las cuatro de Hans Knapperstbusch, las dos de Rudolf Kempe, las dos de Herbert von Karajan, la de Rafael Kubelik o la segunda de Sir Georg Solti (Chicago), para que no todo sean "Kas", y disfruta de esta gran obra, que con 150 años, sigue tan fresca como el primer día.

Nota: Todos los textos y traducciones del libreto pertenecen a la web de Kareol, donde podéis leer el libreto completo.

Vista de la ciudad vieja de Núremberg desde el Castillo