miércoles, 6 de mayo de 2015

Músicas para Napoleón

Pocas figuras han marcado tanto el desarrollo de la historia como la de Napoleón Bonaparte (1769 - 1821). Gran estratega militar y gobernante francés que dirigió los designios de Francia de 1799 a 1815, pasando los últimos once años como Emperador de los franceses, conquistando cuantos países se propuso y sólo derrotado por una coalición internacional en la Batalla de las Naciones cerca de Leipzig en 1813 y definitivamente tras su episódica vuelta al poder en Waterloo, Bélgica, en 1815.


"Napoleón en su gabinete en las Tullerías" por Jacques-Louis David (1812)

La historia de Napoleón, no hubiese sido posible si el pueblo francés, bien azuzado por la cada vez más poderosa burguesía, no se hubiese alzado en armas contra el Antiguo Régimen en la Revolución Francesa, con el episodio clave de la Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789.

Mientras la historia de la Revolución avanzaba por los diferentes procesos que culminarían con la llegada de Napoleón al poder en 1799, algunas potencias absolutistas europeas decidieron atacar Francia para restaurar la monarquía. Conocida la noticia en Estrasburgo, un oficial, el Capitán Claude-Joseph Rouget de Lisle escribió un himno guerrero, Chant de guerre pour l'armée du Rhin (Canto de guerra para el ejército del Rin). Este canto hizo fortuna en otras guarniciones que se preparaban para la guerra. Así lo aprendieron las tropas de Montpellier y Marsella. Estas tropas provinientes del sur entraron en París el 30 de julio de 1792 cantando su marcha guerrera, que causó gran impacto en el pueblo de París. Los parisinos bautizaron este canto como La marsellesa.


Berlioz por Émile Signol (1832)

En 1830, en el marco de otra revolución, el joven compositor francés, el genial Hector Berlioz (1803 - 1869) iba a realizar una orquestación, que dedicó a Rouget de Lisle. Berlioz utilizó todas las estrofas y transformó la partitura como sólo él sabía hacerlo, llena de geniales excesos. Soprano, tenor, coro, coro de niños y gran orquesta para la obra quese convirtió en Himno Nacional de Francia en 1795 y que fue prohibida cada vez que se restauraba la monarquía o cuando la Alemania nazi ocupó francia (1940 - 1945).

Símbolo de la libertad, como pocas otras composiciones, inicia la selección musical sobre Napoleón en la interpretación de Sylvia McNair, Richard Leech, Coro de Niños de St. Michael and All Angels y Coro y Orquesta Sinfónica de Baltimore, todos bajo la batuta de David Zinman.



Aunque La marsellesa es anterior al protagonismo de Napoleón en la Historia de Europa es una música que va a ir apareciendo en sucesivos momentos en esta selección, que va a intentar mantener un sentido cronológico en la medida de lo posible.

Napoleón es el militar más prometedor de Francia. Ha realizado una campaña militar de gran éxito en Italia. El Directorio que gobierna la Francia revolucionaria le encarga invadir Gran Bretaña. Napoleón consciente de la dificultad de la empresa por la superioridad marítima de los ingleses propone invadir Siria y Egipto y cortar los suministros que llegan por esta vía a Inglaterra. Inglaterra ha perdido sus colonias en América, si esta campaña resulta exitosa, Inglaterra se debilitará y se podrá pensar en atacarla con éxito.

Napoleón inició la campaña con éxito en 1798. Conquistó Malta y el 21 de julio de 1798 en la Batalla de las Pirámides, con inferioridad numérica de efectivos, Napoleón pronunció su famoso parlamento a las tropas: Desde estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan. Las tropas francesas ganaron la batalla y conquistaron El Cairo y el Bajo Egipto.

En 1798 en Viena se seguían las noticias de las hazañas napoleónicas. Eran tiempos de incertidumbre y preocupación. Ese año, Joseph Haydn (1732 - 1809) estaba componiendo su undécima misa. Haydn, hombre con simpatía hacía la monarquía, veía con preocupación los éxitos de ese general francés y esos miedos los reflejó en su composición.


Joseph Haydn por Thomas Hardy (1791)

La Misa n° 11 de Haydn está compuesta en re menor y tiene un título que lo expresa todo, Missa in angustiis, o sea Misa en tiempos de angustia. Lo curioso de la obra es la aparición de las trompetas al principio como en una fanfarria militar.

Pero volvamos a Napoleón y a la Guerra de Egipto. La flota francesa estaba atracada en Abukir y Napoleón temía una intervención de la flota inglesa. Sus temores se convirtieron en realidad, la flota inglesa dirigida por el Almirante Horatio Nelson destrozó a la francesa en la Batalla del Nilo el 2 de agosto de 1798.

Batalla de Abukir 1798

Cuenta la leyenda que Haydn se enteró de la victoria mientras aún estaba trabajando en la misa, e introdujo las trompetas militares en el inicio del Benedictus (27:50). Sea como fuere el caso es que la misa pasó a tener un segundo nombre, Misa Nelson, como si el almirante inglés fuera ese bendito que viene en nombre del señor.

Otra teoría sobre el cambio de nombre de la misa fue que Nelson visitó Austria después de la victoria en Egipto. Entre los personajes con los que se reunió estuvo el Príncipe Esterhazy, patrón de Joseph Haydn, y que en esta visita se habría ofrecido una interpretación de la misa en honor del Almirante.

Escuchemos la Misa nº 11 en re menor, Missa in angustiis o Nelsonmesse en la interpretación de Margaret Marshall, Christine Schönknecht, Carolyn Watkinson, Keith Lewis, Robert Holl el Coro de la Radio de Leipzig y la Orquesta Estatal de Dresde dirigidos por Sir Neville Marriner.





Nelson iba a ser protagonista de otra gran batalla, Trafalgar en 1805, en la que la Armada Francesa y la Española, alíadas en aquél momento sufrieron un fuerte revés. Nelson venció pero falleció víctima de las heridas sufridas en batalla.

Seguimos en Viena, estamos en 1804. Ludwig van Beethoven (1770 - 1827) ha compuesto su Sinfonía n° 3. Esta obra cambiará la historia de la música, es la primera sinfonía moderna que se alejará definitivamente del modelo de Mozart y Haydn. Beethoven admira profundamente a Napoleón, hombre que está llevando los ideales de la Revolución Francesa por toda Europa. 

La obra de Beethoven se ha estrenado privadamente en el palacio del Príncipe Lobkowitz el 9 de junio de 1804, pero aún espera su estreno público. Para este estreno Beethoven ha decidido dedicar la composición a Napoleón Bonaparte. 

El 2 de diciembre de 1804 Napoleón Bonaparte se corona Emperador. La noticia llega a Viena. Beethoven, profundamente decepcionado por Napoleón tachará la dedicatoria.

Portada de la Sinfonía n° 3 con el tachón sobre "Bonaparte"

La Sinfonía Heroica, nombre con el que se conoce a la obra de Beethoven meerece ella sola una entrada, aunque aquí era de obligada mención. La dejamos aquí, aunque tal vez la encontremos de nuevo más adelante.

Beethoven por Joseph Karl Stielers (1820)


Pero no dejamos a Beethoven, que va a tener un protagonismo muy grande en esta entrada. Austria, país en el que residía Beethoven había jugado un papel de alianzas y enfrentamientos con los franceses, según fuera su conveniencia. Pero en 1809 los ejercitos de Napoleón se lanzaron hacía Viena. El 22 de mayo de 1809 Austria consiguió parar a las tropas napoleónicas en la Batalla de Aspern-Essling. Los franceses se rehicieron y el 6 de julio de 1809 Francia vencía a Austria en la Batalla de Wagram.

Con los franceses a las puertas de Viena, el Archiduque Rodolfo hizo una despedida, a la francesa. Los nobles se marcharon, ya se ocuparía el pueblo de soportar a las tropas francesas. Aún así, como el Archiduque Rodolfo era amigo y benefactor de Beethoven, éste le dedicó su Sonata nº 26 en mi bemol mayor, "Los adioses". 

Los tres movimientos de la sonata, La despedida, La ausencia y El regreso expresan los sentimientos de Beethoven por la partida y ausencia de su amigo. Escuchemos la obra en interpretación de Friedrich Gulda.





No vamos a dejar a Beethoven, aunque nos marchamos de Viena. En 1808, las ambiciones de Napoleón pusieron sus ojos en España y Portugal. España que había apoyado a Francia en Trafalgar, perdiendo su flota con los cañones de Nelson, iba a ser también conquistada por Francia. Con todo tipo de argucias los franceses se plantaron más o menos pacíficamente en Madrid. La tensión entre las tropas y la población era cada vez mayor y el 2 de mayo de 1808 estalló la revuelta que fue duramente reprimida por los franceses.


Francisco de Goya: "El dos de mayo"

Durante los siguientes cinco años se luchó contra Francia, mucho mejor como ejército, pero que se encontró con un fenómeno nuevo en la guerra moderna, la guerra de guerrillas.

Por otra parte Inglaterra acudió en ayuda de España con las tropas dirigidas por otro personaje que tendrá mucha importancia en el fin del imperio napoleónico, Lord Arthur Wellesley, Duque de Wellington.

Con una Francia que dominaba casi toda Europa y que no tenía tropas para mantener el orden en todo el Imperio, sobre todo después de iniciar hostilidades contra Rusia, las tropas napoleónicas empezaron a encajar derrota tras derrota en España. El 21 de junio de 1813, el Duque de Wellington derrotó a los franceses en la Batalla de Vitoria, que iba a ser inmortalizada musicalmente por Beethoven, en una de sus peores obras, como él mismo reconocía.

A finales de julio de 1813 llegó a la noticia de la victoria de Wellington a Viena. Johan Nepomuk Mälzel encargó a Beethoven una obra sobre tal hecho histórico. El resultado Wellingtons Sieg oder die Schlacht bei Vittoria op. 91 (La victoria de Wellington o la Batalla de Vitoria). 

Estrenada el 8 de diciembre de 1813 junto a la gran Sinfonía nº 7, supuso uno de los mayores éxitos que Beethoven tuvo en vida.

La intrascendente obra tiene dos partes: La batalla y La sinfonía de la victoria.

En La batalla la orquesta se divide en dos. Suenan tambores y trompetas en el bando inglés. Se identifican con el Rule Britannia. Tambores y trompetas en el bando francés. Se identifican con Malborough, el que fue a la guerra con dolor y pena. Desafio en el bando francés y respuesta en el inglés. A partir de ahí sucesión de percusión y carracas imitando la fusilería y los cañones. Como curiosidad, para que se distingan mejor los ejércitos las trompetas están afinadas en distintas tonalidades.

En la Sinfonía de la victoria, el uso del Good save the King glorifica al ejército inglés en una pieza sin mayor relieve.

La Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig dirigida por Heinz Bongartz nos ofrece una buena interpretación de esta belicosa pieza beethoveniana.






Dejamos a Beethoven, de momento, y seguimos con las camapañas napoleónicas, esta vez en Rusia.

En junio de 1812 Napoleón inició la Campaña contra Rusia dirigiendo a la Grand Armée, casi 700.000 soldados. Todo iba a ser inútil, la extensión del país, la política de tierra quemada, los franceses penetraban en Rusia y no encontraban nada que pudiera serles de utilidad. Llegaron a conquistar Moscú, pero los rusos incendiaron la capital, las tropas de Napoleón tuvieron que replegarse porque Moscú era una ciudad inservible. El padre invierno hizo el resto. Napoleón había comenzado en Rusia el inicio de su declive.



Pjotr Tchaikovsky por Nikolái Kuznetsov (1893) 

La obra elegida para ilustrar la Campaña de Rusia, es la obra más famosa sobre las guerras napoleónicas y una de las composiciones clásicas más célebres de todos los tiempos, la Obertura Solemne 1812, op. 49 de Pjotr Illich Tchaikovsky (1840 - 1893).

La obertura, que realmente es un poema sinfónico fue compuesta en 1880 y debía ser estrenada en la Exhibición de Arte e Industria de Moscú de 1882. La Obertura pensada para ser ejecutada con campanas y salvas de cañones reales se estrenó finalmente como pieza de concierto convencional con gran disgusto de Tchaikovsky que no estimaba la pieza en demasía.

La interpretación que vamos a escuchar es tal como la pensó Tchaikovsky y es una de las mejores, para mi la mejor, que se han grabado nunca. Grabada en 1958 con la técnica de grabación, aún hoy insuperada de los ingenieros de Mercury, utilizó un cañón francés Douay de 1775 de la Academia Militar de West Point y el Carillón del Laura Spelman Rockefeller Memorial de la Iglesia de Riverside. Antal Dorati dirigió a la Orquesta Sinfónica de Minneapolis reforzada con la Banda de la Universidad de Minneapolis. Grabación que recomiendo a todo el que no la tenga, eso si, cuidado con el volumen y además conviene sacar a la mascota de la habitación del equipo de música.

Volvamos a la pieza de Tchaikovsky. Violas y violoncellos inician una melodía, triste, doliente. Es un canto ortodoxo ruso, el pueblo está reunido en las iglesias rezando angustiado, las tropas francesas se acercan. Un golpe (2:03) nos saca de la iglesia, suena música popular junto a un tema amenazador, el pueblo ruso está huyendo de los franceses. Suena una música militar (3:35), el ejército ruso avanza para enfrentarse al invasor. Comienza la batalla (4:38). Los franceses van ganando, aparece por primera vez La marsellesa (5:15). Acaba la Batalla de Borodino, el ejército francés ha vencido pero ha sufrido muchas bajas. Avanza hacía Moscú sin resistencia (6:30).  Los franceses han entrado en un Moscú incendiado (8:01). No les sirve para pasar el invierno, deben retirarse (8:45). Siguen las hostilidades (9:18) los rusos están atacando a los franceses, comenza de nuevo la batalla, pero no se enfrentan de forma directa, cuando suena La marsellesa (9:50) casi triunfal, los rusos no están. Se repliegan quemándolo todo. Avanzan los franceses y no encuentran más que desolación (10:16). Se prepara el ataque final (11:22), suena poderosa La marsellesa, cada vez más afirmativa, el ejérecito francés está ganando la batalla. Pero a la vez ha comenzado un crescendo en contrapunto, es el ejército ruso que tiene cercados a los franceses. Siguen compitiendo ambos crescendos, cuando parece que va a imponerse La marsellesa (11:56), Tchaikovsky la descompone literalmente a cañonazos. Se inicia un diminuendo (12:07). Tchaikovsky nos saca de la batalla que han ganado los rusos y nos lleva junto a pueblo (12:46), suenan los mismos rezos que al principio de la obertura, pero ahora en los metales, ya no son angustiosos, están dando gracias al cielo, mientras repican todas las campanas de las iglesias. Cesan las campanas, entra victorioso en ejército ruso (13:50) acompañado por las salvas de los cañones y con el primer cañonazo suena en contrapunto el Himno Dios salve al Zar, que no era el Himno de Rusia en 1812, pero si en 1882, unas cuantas campanadas más y acaba brillantemente la obra.







El fin de Napoleón está cerca. Tras la Campaña de Rusia aún consiguió tomar el control de gran parte de Alemania, pero cada vez más países se unían a la Coalición. El 16 de octubre de 1813, Napoleón era derrotado en la Batalla de las Naciones. Se replegó hacía Francia, pero los Aliados entraron en París el 31 de marzo de 1814. Napoleón fue deportado a la Isla de Elba en el Mediterráneo.

Napoleón escapó de la Isla de Elba, encontró al Quinto Regimiento que aclamó a su Emperador y marchó con ellos hacia París. Volvió a ocupar el puesto de Emperador, así comenzaron los Cien días, los tres meses en los que volvió a enfrentarse a los alíados. El 18 de octubre de 1815 Napoleón fue derrotado en la Batalla de Waterloo, por las fuerzas internacionales comandadas por el Duque de Wellington.

Pero... ¿cómo vivieron la derrota desde el bando francés?

Entre 1817 y 1821 un joven poeta alemán escribió un poemario titulado Junge Leiden (Cuitas juveniles), se llamaba Heinrich Heine (1797 - 1856). En este poemario, que más tarde formaría parte del maravilloso Buch der Lieder (Libro de canciones), Heine escribió una balada titulada Los granaderos. Nos cuenta en ella como dos granaderos franceses vuelven a Francia después de largo tiempo prisioneros en Rusia. Al llegar a Alemanía se enteran de la noticia, Napoleón ha sido derrotado. Uno de espíritu más realista decide seguir adelante, tiene mujer e hijos que le esperan. El otro, un romántico idealista, decide morir, ya no le importa nada, pero pide a su amigo que le entierre en Francia con todas sus armas, por si un día el Emperador pasa por su tumba camino de la batalla, entonces, saldrá de la tumba para defender a su Emperador.



Heinrich Heine en 1831 por Moritz Daniel Oppenheim

Dos compositores alemanes se iban a interesar por el poema de Heine para componer un Lied, los dos con escasos meses de diferencia, y los dos con una idea parecida, además los dos eran sajones... ¿casualidad? 

Uno de ellos tomó el texto de Heine, El otro, que en esos momentos vivía en París y era habitual de las tertulias en casa de Heine, lo hizo sobre una traducción francesa, algo libre, de François Adolphe Loeve-Veimar, que en su entusiasmo, añadió una estrofa más en el final, donde el granadero sale de la tumba envuelto en la bandera tricolor.


Die Grenadiere

Nach Frankreich zogen zwei Grenadier’,
Die waren in Russland gefangen.
Und als sie kamen ins deutsche Quartier,
Sie ließen die Köpfe hangen.

Da hörten sie beide die traurige Mär:
Dass Frankreich verlorengegangen,
Besiegt und zerschlagen das tapfere Heer, –
Und der Kaiser, der Kaiser gefangen.

Da weinten zusammen die Grenadier’
Wohl ob der kläglichen Kunde.
Der eine sprach: Wie weh wird mir,
Wie brennt meine alte Wunde!

Der andre sprach: Das Lied ist aus,
Auch ich möcht mit dir sterben,
Doch hab’ ich Weib und Kind zu Haus,
Die ohne mich verderben.


Was schert mich Weib, was schert mich Kind?
Ich trage weit bess’res Verlangen;
Lass sie betteln gehn, wenn sie hungrig sind, –
Mein Kaiser, mein Kaiser gefangen!


Gewähr’ mir, Bruder, eine Bitt’:
Wenn ich jetzt sterben werde,
So nimm meine Leiche nach Frankreich mit,
Begrab’ mich in Frankreichs Erde.



Das Ehrenkreuz am rothen Band
Sollst du aufs Herz mir legen;
Die Flinte gib mir in die Hand,
Und gürt’ mir um den Degen.

So will ich liegen und horchen still
Wie eine Schildwacht, im Grabe,
Bis einst ich höre Kanonengebrüll
Und wiehernder Rosse Getrabe.

Dann reitet mein Kaiser wohl über mein Grab,
Viel Schwerter klirren und blitzen;
Dann steig’ ich gewaffnet hervor aus dem Grab, –
Den Kaiser, den Kaiser zu schützen.

Les deux grenadiers

Longtemps captifs chez le Russe lointain,
Deux grenadiers retournaient vers la France;
Déjà leurs pieds touchent le sol germain;
Mais on leur dit: Pour vous plus d'espérance;

L'Europe a triomphé, vos braves ont vécu!
C'en est fait de la France, et de la grande armée!
Et rendant son épée,
l'Empereur est captif et vaincu!

Ils ont frémi; chacun d'eux sent tomber
des pleurs brülants sur sa mâle figure.
"Je suis bien mal" ... dit l'un, "je vois couler
des flots de sang de ma vieille blessure!"

"Tout est fini," dit l'autre, "ô, je voudrais mourir!
Mais au pays mes fils m'attendent, et leur mère,
qui mourrait de misère!
J'entends leur voix plaintive; il faut vivre et souffrir!"

"Femmes, enfants, que m'importe!
Mon coeur par un seul voeu tient encore à la terre.
Ils mendieront s'ils ont faim,
l'Empereur, il est captif, mon Empereur! ...

Ô frère, écoute-moi, ... je meurs! Aux rives que j'aimais,
rends du moins mon cadavre, et du fer de ta lance,
au soldat de la France
creuse un funèbre lit sous le soleil français!

Fixe à mon sein glacé par le trépas
la croix d'honneur que mon sang a gagnée;
dans le cerceuil couche-moi l'arme au bras,
mets sous ma main la garde d'une épée;

de là je prêterai l'oreille au moindre bruit,
jusqu'au jour, où, tonnant sur la terre ébranlée,
l'écho de la mêlée
m'appellera du fond de l'éternelle nuit!

Peut-être bien qu'en ce choc meurtrier,
sous la mitraille et les feux de la bombe,
mon Empereur poussera son coursier
vers le gazon qui couvrira ma tombe.

Alors je sortirai du cerceuil, tout armé;
et sous les plis sacrés du drapeau tricolore,
j'irai défendre encore
la France et l'Empereur, l'Empereur bien aimé."
Los granaderos

Hacia Francia se caminan dos granaderos,
Que estaban cautivos en Rusia.
 Y cuando llegaron a tierrras germanas,
sus cabezas abajo doblaron.

Allí escucharon la triste noticia,
Francia está perdida,
Derrotado y fracasado su valiente ejército
Y el emperador, el emperador cautivo.

Lloraron juntos los granaderos,
por la triste noticia.
Que mal estoy, dijo uno;
¡Cómo quema mi vieja herida!

Todo acabó, dijo el otro
También yo quisiera morir contigo,
Pero tengo mujer e hijo en casa,
que sin mí están perdidos.


¡Qué me importan mujer e hijo!
Un mayor anhelo tengo.
Que mendiguen si tienen hambre.
¡Mi emperador ha sido capturado!


Concédeme, hermano, un último deseo:
Si muero, lleva contigo mi cadáver
a Francia, 
entiérrame en suelo francés;




Coloca sobre mi corazón
La cruz de honor con cinta roja;
Pon en mi mano el rifle
Y cíñeme la daga.

Así reposaré y escucharé,
 como un centinela en la tumba,
 Hasta que oíga el tronar de los cañones
y el trote de los corceles.

Entonces cabalgará mi emperador sobre mi tumba
Y las espadas refulgirán al chochar.
Entonces saldré armado de la tumba,
a defender al Empersador."


Comenzamos por el que compuso la obra en segundo lugar. En 1840 Robert Schumann (1810 - 1856) compuso una gran cantidad de lieder, muchos de ellos basados en obras de Heine. Fue uno de sus años más felices, se había casado con Clara Wieck y su entusiasmo se dirigió al género de la canción de cámara. Amor y vida de mujer o Amor de poeta fueron algunos de los frutos de este entusiasmo.

Robert Schumann en 1839

Schumann comienza su composición sobre Los granadaros con una marcha pesante, los dos llevan jornadas caminando. Schumann deja casi toda la expresividad en manos del cantante, el acompañamiento es poco variado, hasta que el granadero idealista pide al otro que lleve su cadáver a Francia, ahí el piano cambia el acompañamiento, un tempo más ligero que desembocará en La marsellesa en las dos últimas estrofas.

Hans Hotter, suponemos que acompañado por Gerald Moore, interpreta como nadie Die beiden Grenadiere (Los dos granaderos) de Robert Schumann




Intentando obtener el éxito en París, Richard Wagner (1813 - 1883), tuvo que hacer de todo para subsistir, arreglos de óperas, componer arias paro óperas de éxito, etc., pero además, compuso un puñado de canciones en francés, entre las que destaca Les deux grenadiers (Los dos granaderos), basada en la traducción de Loeve-Veimar del poema original de Heine.

Richard Wagner en 1842 por Ernst Benedikt Kietz


En el que es, probablemente, el mejor lied de Wagner, aparte de la maravilla de los Wesendonck-Lieder, Wagner se llevó la composición al terreno que más dominaba, el dramático, haciendo casi una escena de ópera. Mucho más variado que Schumann en el acompañmiento, comienza igual, con una marcha pesante. Enseguida se agita el acompañamiento, los granaderos tiemblan mientras escuchan como Francia ha sido derrotada. Una melodía triste inicia el diálogo entre los granaderos, Vuelve la marcha, ahora decidida, cuando el granadero moribundo pide al otro que le entierre con sus armas. Se va animando el acompañamiento, escuchamos el retumbar de la tierra cuando se acercan los caballos y entonces comienza La marsellesa, para acabar con el granadero saliendo de la tumba envuelto en la bandera de Francia. 

Thomas Hampson y Geoffrey Parsons interpretan Les deux grenadiers de Richard Wagner.




No se acaba con esto la relación de obras sobre Napoleón, quizá valga la pena mencionar la ópera de Prokofiev Guerra y paz, casi tan extensa como la novela de Tolstoi en la que está basada y que tiene al propio Napoleón como personaje.

Napoleón murió en el exilio, en la isla de Santa Elena el 5 de mayo de 1821. Cuando la noticia llegó a Viena y se enteró de ella Ludwig van Beethoven comentó: hace tiempo que compuse la música adecuada para esta ocasión.


Beethoven, Sinfonía nº 3, 2º movimiento, Marcha Fúnebre.
Orquesta Filarmónica de Viena, director Wilhelm Furtwängler



No hay comentarios:

Publicar un comentario