martes, 10 de julio de 2018

Los compositores del Mundial (III): Futboleros a su pesar

Algunos compositores no quisieron saber nada del fútbol o no pudieron, pues el fútbol aún no se había inventado cuando ellos vivieron. Sin embargo, algunas de sus composiciones aparecen ligadas al mundo del balompié. Vamos a ver hoy un par de ejemplos.


Parece que Giacomo Puccini (1858 - 1924) no tuvo relación  con el fútbol. Si le gustaban los coches, pero eso de ver a veintidós hombres en pantalón corto dando patadas a un balón no llamó la atención del compositor toscano.

Puccini vivió en un momento difícil para la ópera italiana. La enorme sombra de Giuseppe Verdi parece que no iba a dejar sitio a nadie más. Sin embargo Puccini fue capaz de encontrar su propio camino y de poner a la mayoría de sus obras entre las más populares del género. Tosca, La Bohème, Madama Butterfly, Manon Lescaut o Turandot son obras conocidas por todos los aficionados y algunas de sus arias como E lucevan le stelle de Tosca u O mio babbino caro de Gianni Schicchi han conseguido instalarse en la llamada, yo diría mal llamada porque no es ni una cosa ni la otra, cultura popular.


Giacomo Puccini


Lo que el bueno de Giacomo no sabía es que otra de sus arias iba a superar en popularidad a estas dos, que ya es decir, y todo por culpa del fútbol. Tenemos que irnos a Roma un 7 de julio de 1990. Al día siguiente en el Estadio Olímpico de Roma se iba a disputar la gran final entre Alemania y Argentina, Alemania acabaría ganando aquí su tercer título mundial, el último de una Alemania dividida. Apenas tres meses más tarde las dos Alemanias volverían a ser sólo una.

La víspera de la final, en las Termas de Caracalla de Roma se había organizado un gran concierto con arias de ópera, romanzas de zarzuela y canciones napolitanas. Los protagonistas fueron Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo que a partir de ese momento se metamorfosearon en un ente tricéfalo que fue mundialmente conocido como Los tres tenores. Ellos decían que querían ampliar el número de aficionados a la ópera y creo que no lo consiguieron. Lo que si consiguieron es acercar muchos dólares a sus cuentas corrientes, pero eso es otra historia.

Lo cierto es que el primer concierto estuvo bien. Además en Italia, la cuna de la ópera y en un ambiente festivo resultó un  buen espectáculo. Los cantantes cantaron arias alternativamente en la primera parte y sólo en la segunda interpretaron un popurrí con canciones populares. Pero el problema vino al final, como bis, tras un O sole mio a trío, le tocó la hora la la última ópera de Puccini, Turandot

De esta ópera ya había cantado Pavarotti el aria Nessun dorma en la primera parte, pero ahora, cantada a trío, los vincerò finales ya no tenían nada que ver con la princesa china que tenía el vicio de cortar la cabeza a sus pretendientes si no acertaban tres preguntitas. Esta aria que canta uno de los pretendientes que aún conserva la cabeza, aunque no haga un gran uso de ella, explica que al amanecer la príncesa será suya si no adivina su nombre. A eso se refieren los vincerò. 

Los Tres Tenores dirigidos por Zubin Mehta en las 
Termas de Caracalla de Roma el 7 de julio de 1990

Pero eso ya carecía de importancia, los vincerò significaban el éxito deportivo. Unos años más tarde Nessun dorma apareció como cabecera televisiva de la Vuelta Ciclista a España. Y así siguió hasta que Pep Guardiola, entrenador del F.C. Barcelona encargó un video en el que mezclaba imágenes de la película Gladiator de Ridley Scott con el Nessun dorma. Guardiola puso este vídeo a sus jugadores antes de la final, otra vez en Roma, de la Liga de Campeones el 27 de mayo de 2009. Que la cosa tuvo éxito está clara, el Barcelona se llevó la copa al ganar al ganar por dos goles a cero al Manchester United.

Pero lo peor fue que ya cualquiera cantaba Nessun dorma bien sea para ganar un partido de fútbol o para ganar el Britain's Got Talent, como Paul Potts. 

En fin, ahí lo dejamos porque nos queda otra historia que contar, pero despedimos el Nessun dorma a lo grande, con su mejor intérprete en el siglo XX, Franco Corelli. Uno de los pocos que se atrevía a estar en escena con la temible Turandot de Birgit Nilsson. Para muestra la locura que desató en Nueva York con Birgit Nilsson y Leopold Stokowski en una de sus escasísmas actuaciones en un foso de teatro de ópera. Por cierto, no hubo bises... Será verdad eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor...




Cambiamos de estilo musical. Aunque esta historia comienza en 1992, año en el que la UEFA (Unión Europea de Asociaciones de Fútbol) cambió el formato de competición de la Copa de Europa. De las eliminatorias puras se pasó a una fase con grupos en la que todos los equipos se enfrentan entre si. Había nacido la UEFA Champions League, la Liga de Campeones. Para tal evento la UEFA solicitó la composición de un himno que sonase antes de los partidos, y al comenzar y finalizar las retransmisiones deportivas.






 Himno Oficial de la Champions League de la UEFA

La UEFA encargó la composición de este himno al británico Tony Britten, al que no hay que confundir con el gran Benjamin Britten, que hubiera hecho, sin duda, algo bastante mejor. Cuando algunos escuchamos el Himno de la Champions en 1992 nos vino como un déjà-vu, o mejor dicho ya oído. Esto no era una composición original.


 

No sé que haría la UEFA en ese momento, pero ahora, si visitamos la web del organismo futbolístico europeo nos dice que el Himno de la Champions está compuesto en el estilo de Haendel. Incluso llega a decir que es un homenaje a Haendel.


Pero, ¿quién es ese Haendel y qué es lo que compuso? Para responder a esas preguntas viajaremos primero a la Alemania del año 1685. Ese año nació en Halle Georg Friedrich Händel, curiosamente el mismo año en que nació Johann Sebastian Bach en Eisenach, no demasiado lejos de Halle.





George Frideric Handel por Balthasar Denner




Händel, tras trabajar en Hamburgo, Florencia y Roma, recala en Hanóver en 1710 donde es nombrado Maestro de la Corte, en la que su jefe es el Príncipe Elector Georg Ludwig. Tras el éxito de su ópera Rinaldo en Londres abandona la corte de Hanóver en 1712 y se instala en en la ciudad del Támesis y, haciendo el símil futbolístico, igual que el Chelsea asegura más triunfos que el Hannover 96, la Inglaterra del siglo XVIII era más moderna y tolerante que la Alemania dividida en pequeños reinos y principados de la misma época.


Lascia ch'io pianga de la ópera Rinaldo de Haendel interpretada por 
Nathalie Stutzmann que canta y dirige a su conjunto Orfeo 55



Pero la felicidad no dura siempre y Händel, que vivía tranquilamennte en Londres, ve como en el año 1714 fallece sin descendencia la Reina Ana. Entre los familiares que podían acceder al Trono de Inglaterra es nombrado sucesor el Elector de Hanóver, antiguo jefe de Händel, que, a partir de entonces, llevará el nombre de Jorge I de Inglaterra. 


La relación de Händel con su antiguo jefe seguirá siendo buena. En 1727 se le concede la ciudadanía británica, y nuestro compositor cambia su nombre a la versión inglesa, George Frideric Haendel. 


Este mismo año fallece Jorge I, y para la celebración de la Coronación de su hijo Jorge II, se le encarga a Haendel la composición de cinco Himnos de Coronación, siendo el más famoso de ellos el primero, titulado Zadok the Priest (Zadok el Sacerdote). 

Haendel, Zadok the Priest. Monteverdi Choir. English Baroque Soloists. 
Dirige Sir John Eliott Gardiner






¿Nos suena la primera parte del himno hasta la entrada del coro? La realidad es que parece que el Himno de la Champions League de la UEFA es un plagio de la obra de Haendel, pero en fin, con el leguaje politicamente correcto de hoy uno no copia, se inspira. 

Por su parte Haendel ha pasado a la historia como el compositor más grande de la historia de Inglaterra y, como tal, está enterrado en el Pabellón de Hombres Ilustres de la Abadía de Westminster en Londres.

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