domingo, 8 de diciembre de 2013

Diez años sin Wotan (II): Hans Hotter, el cantante de cámara

Después de repasar la vida y la trayectoria operística de Hans Hotter, es turno de hablar del liederista y del cantante de concierto. En la entrada anterior hacía referencia a las memorias de Hotter, tituladas Der Mai war mir gewogen... El título de estas memorias es una declaración de intenciones, la traducción sería Mayo me ha mecido..., este curioso título es el tercer verso de Gute Nacht (Buenas noches) el primer poema de Wilhelm Müller al que Franz Schubert puso música en su extraordinario ciclo de lieder Winterreise (Viaje de invierno).

Hotter siempre se consideró cantante de lieder y de oratorio, era por lo que quería que le recordasen, la fama como cantante de ópera era algo complementario. Lo cierto es que fue uno de los cantantes más completos del siglo XX, dominado todas las facetas en las que trabajó.

El cantante de oratorio

 

Como cantante en la sala de conciertos tenemos ejemplos de Hotter en las grandes obras, la parte de bajo en el Requiem de Mozart y en la Novena Sinfonía de Beethoven están entre sus grabaciones, con directores como Ferenc Fricsay, Otto Klemperer o Herbert von Karajan.

Una de sus especialidades, que fue abandonando paulatinamente en los años cincuenta, cuando su voz se iba oscureciendo e iba siendo menos baritonal, fue el Requiem alemán de Johannes Brahms. De esta obra tenemos al menos tres documentos, con Karajan, con Celibidache y con Furtwängler, en uno de las escasos documentos preservados por el disco de su colaboración. De este último escuchamos uno de los movimientos en los que participa Hotter. Acompaña el Coro y Orquesta del Festival de Lucerna con la dirección de Wilhelm Furtwängler en un concierto de agosto de 1947. Hans Hotter tenía treinta y ocho años.




De los años cincuenta conservamos algunas intervenciones en oratorios y cantatas. Me gusta especialmente esta grabación de La creación de Joseph Haydn de Múnich, con la jovencísima Orquesta Sinfónica de la Radiodifusión de Baviera que tenía dos añitos en ese momento. Dirige su titular y fundador Eugen Jochum, Hotter canta la parte de Adán, junto a la Eva de Irmgard Seefried.



Para finalizar el apartado de Hotter como cantante de oratorio, la única participación que conozco en una Cantata de Bach. Existe grabación de Hotter en las dos Pasiones, pero esta es la única Cantata de Bach que fue grabada oficialmente, por EMI en 1950. A los fanáticos del historicismo les parecerá una pieza de arqueología sin ningún interés. El resto, podemos disfrutar de Hans Hotter cantando magníficamente la Cantata BWV 82 Ich habe genug (Tengo suficiente). Esta cantata es una sucesión de arias y recitativos para voz grave, que escuchada en voz de Hotter, nos hace lamentar que no transitase más por este repertorio.



El liederista

 

He hecho antes referencia a las memorias de Hans Hotter y a lo significativo de su titulo. Aún es más significativo que tanto el prólogo a la edición alemana, como a la edición inglesa, titulada simplemente Memoirs, los escribiese Dietrich Fischer-Dieskau, considerado el mayor especialista en el campo de la canción de cámara de todos los tiempos. El mismo Fischer-Dieskau, cuando era joven, consideró a Hotter un modelo, aunque reconociese que no podía cantar como él por lo diferente de sus tesituras (Dietrich Fischer-Dieskau, Musik im Gespräch, List, Berlín 2005).

Hace bastantes años, debió ser sobre 1993 o 1994, apareció en España un triple CD con Lieder de Schubert cantados por Hans Hotter. Este CD, del sello privado Voce de la luna, importado por la desaparecida Diverdi fue comentado en su boletín mensual por Ángel-Fernando Mayo. El artículo con el comentario se tituló, si no recuerdo mal El primero de veinte. La tesis que defendía Mayo es que Fischer-Dieskau, grandísimo liederista, con su voracidad había dado una cierta uniformidad a la forma de cantar el lied alemán. Pero antes de él, y por desgracia bastante olvidados, había una veintena, entre los que estaban Heinrich Schlusnus, Heinrich Rehkemper, Gerhard Hüsch, Anton Dermota, Peter Anders o Alexander Kipnis; que habían transitado por el camino del lied con una mayor variedad de acentos. A la cabeza de los veinte, estaba Hans Hotter.

Lo cierto es que nos encontramos con uno de los liederistas más grandes de la historia, quizá el más grande como voz masculina, compartiendo ese primer puesto con Dietrich Fischer-Dieskau. Hotter comenzó muy pronto en el campo del lied. Sus grabaciones de los años cuarenta son asombrosas. Perfecto de voz, pero ya con una inteligencia y madurez interpretativa sorprendentes para un cantante de treinta y pocos años.

Comenzamos un breve repaso a la faceta liederística de Hotter con una de sus especialidades, precisamente de esos primeros años. Hans Hotter canta acompañado del gran pianista Michael Raucheisen una balada de Carl Loewe. Al igual que muchos otros wagnerianos, Hotter transitó mucho por la obra de Loewe, dándonos auténticas lecciones de canto, cosa que no todos sus compañeros de escenario en los dramas wagnerianos estaban en condiciones de dar. Disfrutemos aquí de Wotan con treinta y cuatro años cantando las tres voces que requiere el poema, el narrador, el Maestro Oluf, herrero de Helgoland, y a Odín, que lleva a herrar su caballo a altas horas de la noche, en Odins Meeresritt (Cabalgata nocturna de Odin) de Loewe.




En la discografía de Hotter está menos representado Robert Schumann. Muchos de los registros de juventud de Hotter no pudieron dedicarse a una parte fundamental de los lieder de Schumann, que está basada en poemas de Heinrich Heine. Las obras basadas en Heine estuvieron prohibidas durante la época nazi, recordemos que Heine era judío. Es una auténtica lástima que no exista una grabación de Dichterliebe (Amor de poeta) de esta época, en la que la voz de Hotter hubiera resultado ideal para estos lieder. Hay dos grabaciones posteriores, una de Múnich de 1954 editada por el sello Preiser y otra privada tomada en Buenos Aires de esta misma época. Para recordar a Schumann y además a Heine recordamos una versión de Die beiden Grenadiere (Los dos granaderos).



Brahms es otro de los compositores fundamentales de todo liederista que se precie. Hotter relizó algunas grandes creaciones de sus lieder. Para ilustrar el trabajo de Hotter con la música del hamburgués radicado en Viena, una versión ideal de Mit vierzig Jahre (A los cuarenta años), grabado por un Hotter de cuarenta y dos, acompañado por Gerald Moore.



Hugo Wolf es otro de los pilares de cualquier liederista. Recuerdo sólo un recital completo de Wolf por Hans Hotter, editado por el sello británico Testament y luego lieder sueltos que completan otros CD's o recitales. La gran capacidad para el recitativo que exige Wagner, especialmente en esos parlamentos del segundo acto de La Walkyria, le sientan especialmente bien a la música de Wolf y a como la aborda Hans Hotter. Aquí con Gerald Moore nos da una acertada recreación de Anakreons Grab (La tumba de Anacreón).



Para cerrar este recuerdo a Hotter, no podía faltar Schubert. Si hay una obra que Hotter hizo suya fue Winterreise (Viaje de invierno). Hotter también canto Schwanengesang (Canto del cisne), que no es propiamente un ciclo, pero huyó, lástima, de Die schöne Müllerin (La bella molinera). Hotter entendía que no le iba a su vocalidad, tiene demasiada agua, decía. Hotter grabó tres veces Winterreise, la primera con Michael Raucheisen de 1943 (Deutsche Grammophon) es un hito en la discografía de la obra, para mi superior al de 1956 con Gerald Moore (EMI) y desde luego al de 1961 con Erik Werba (DECCA). Casi todo el mundo considera el Winterreise de 1956 el mejor, es desde luego una grandísima versión, pero creo que quien escuche Der Leiermann (El tañedor de zanfona), el último lied del ciclo, de 1943 se va a llevar una tremenda impresión. La imagen de la desolación que expresa Hotter en esta canción es inigualable, hasta para él mismo. Para casi terminar, aquí está completo el Winterreise de 1956, no estaba disponible el de 1943, pero tratándose de dos CD's que están editados en series económicas, recomiendo conseguir los dos.



Ahora ya si, para finalizar este recuerdo a Hans Hotter, algo más optimista, también de Schubert, el homenaje An die Musik (A la música) compuesto por Schubert. Dos grandes de la música Hans Hotter y Gerald Moore nos lo sirven en esta bella interpretación de 1949.




2 comentarios:

  1. Ayer M. Eugenia me habló de este bog, lo estoy viendo ahora y estoy entusiasmada, me parece muy interesante, muy bien documentado y muy bonito. Voy a pasar muy buenos momentos leyendo y escuchando todo su contenido.
    Mi agradecimiento, mis felicitaciones y mi deseo de que este blog no termine aquí.
    Otra Mª Eugenia de Zaragoza

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    1. Muchas gracias. Me alegro de que te guste el blog. De momento continúa de vacaciones hasta 2016, después ya veremos.

      Saludos,

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