Hace unos meses escribí un artículo para la revista El estornino de Mozart en la que hablaba de la historia del último drama musical compuesto por Richard Wagner (El estornino de Mozart, marzo 2013 - El estornino de Mozart, abril 2013).
En este artículo comenté el carácter único de Parsifal como obra especialmente vinculada a un sólo espacio escénico, al estar compuesta atendiendo a la especial acústica del teatro para el que fue creada, el Festspielhaus de Bayreuth. Recordemos que la obra fue estrenada el 25 de julio de 1882, con dirección escénica de Richard Wagner y musical de Hermann Levi. No se conserva, lógicamente, ningún documento sonoro del estreno, pero si podemos escuchar, como extraido del túnel del tiempo, a Hermann Winkelmann (1849-1912), el primero que dio vida al puro loco, en una grabación de la Oda a Venus de Tannhäuser de 1905. Lástima que su estado vocal nos muestre a un cantante en sus postrimerías.
Pero Parsifal tuvo otra singularidad, quizá compartida de alguna forma con el Miserere de Gregorio Allegri (1582-1652), que sólo se podía escuchar en la Capilla Sixtina del Vaticano en Semana Santa. La partitura no podía ser copiada ni sacada del Vaticano, so pena de excomunión. Recordemos brevemente, que un jovencito de catorce años, sólo con escuchar la pieza una vez, copió la partitura de memoria y le hizo de paso un par de correcciones. Nuestro jovencito se llamaba Wolfgang Amadeus Mozart, que no fue excomulgado. El Papa ordenó que le fuera concedida la Orden de la Espuela de Oro por tal hazaña.
Pero volvamos a Parsifal. Por voluntad de Richard Wagner su última obra quedó legalmente reservada al Teatro de los Festivales de Bayreuth, así la obra permaneció en un lugar lejano inaccesible a vuestros pasos. Esto duró mientras la ley de derechos de autor preservó la obra para su templo, durante los treinta años contados a partir de la muerte de su creador. Cosima Wagner intentó, sin éxito, que el plazo legal se ampliara, e incluso pidió la redacción de una ley especial de protección de la obra, otro vano intento. Parsifal pasaría al dominio público el 1 de enero de 1914. Pero claro, hubo varias ciudades fuera de Alemania que no quisieron esperar y se se saltaron la prohibición, estrenando Parsifal antes de la finalización del plazo legal establecido: Nueva York, Ámsterdam y Zúrich. El estreno más sonado fue el del Metropolitan Opera House de Nueva York en la Nochebuena de 1903, diez años antes de que se cumpliera el plazo. El director fue Alfred Hertz que contó con bastantes cantantes que habían participado en el Festival de Bayreuth. El cantante más importante del elenco fue el bajo-barítono holandés Anton van Rooy, que había sido el primer Holandés Errante en Bayreuth en 1901. Cosima Wagner, irritada, impidió que estos cantantes volvieran a poner un pie en el Festival de Bayreuth. Escuchamos al traidor Anton van Rooy en la Canción de la estrella de Tannhäuser grabada en 1908.
Llegaba 1914, con la entrada del Año Nuevo Parsifal sería ya de dominio público. Muchos teatros se preparaban, había ganas de Parsifal y había ganas de inscribir el nombre del teatro en los libros de historia como el primero que iba a representar legalmente la obra. Pero este honor, iba a recaer en una ciudad, tal vez inesperada, pero muy wagneriana.
El honor del primer estreno legal correspondió a la muy wagneriana Barcelona y al muy wagneriano Gran Teatre del Liceu. Con gran astucia, se aprovechó la diferencia horaria que existía entonces con Alemania y a las diez y media de la noche empezó a sonar el preludio, sobre el que no había prohibición. A las once de la noche de 31 de diciembre de 1913, medianoche en Alemania, comenzó la representación, según nos cuentan Joan Matabosch, Alfonsina Janés y Xavier Pujol en su libro Wagner al Liceu (Gran Teatre del Liceu. Barcelona 2004). La dirección musical corrió a cargo de Franz Beidler. Beidler estaba casado con Isolde Wagner, que fue la primera de la familia Wagner que protagonizó un sonado escándalo al reclamar la herencia de su padre. Cosima Wagner, tras intervención judicial, apartó para siempre a su hija de Bayreuth. El protagonista vocal de la velada fue el gran Francesc Viñas. La representación, que se prolongó hasta las cinco de la madrugada, no fue modélica en lo artístico, pero definió la voluntad y capacidad de trabajo de ese grupo de wagnerianos catalanes de principios del siglo XX que hicieron realidad el sueño. Escuchemos un documento de Francesc Viñas cantando el Relato del Grial de Lohengrin en 1906.
El mundo tenía ganas de ver por fin la última obra de Wagner, así día de año nuevo de 1914 se sucedieron los estrenos, entre ellos el de Madrid, y hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial cuarenta y seis ciudades representaron Parsifal. Entre esos estrenos cabe destacar, no por su importancia como teatro, pero si por quién lo dirigió, el de Barmen-Elberfeld, actual Wuppertal, el 1 de febrero, en el que un joven Kapellmeister local de veinticinco años, llamado Hans Knappertsbusch iba a dirigir la obra por primera vez.
Estreno de Parsifal, Bayreuth 1882: Materna, Scaria y Winkelmann |
Pero volvamos a Parsifal. Por voluntad de Richard Wagner su última obra quedó legalmente reservada al Teatro de los Festivales de Bayreuth, así la obra permaneció en un lugar lejano inaccesible a vuestros pasos. Esto duró mientras la ley de derechos de autor preservó la obra para su templo, durante los treinta años contados a partir de la muerte de su creador. Cosima Wagner intentó, sin éxito, que el plazo legal se ampliara, e incluso pidió la redacción de una ley especial de protección de la obra, otro vano intento. Parsifal pasaría al dominio público el 1 de enero de 1914. Pero claro, hubo varias ciudades fuera de Alemania que no quisieron esperar y se se saltaron la prohibición, estrenando Parsifal antes de la finalización del plazo legal establecido: Nueva York, Ámsterdam y Zúrich. El estreno más sonado fue el del Metropolitan Opera House de Nueva York en la Nochebuena de 1903, diez años antes de que se cumpliera el plazo. El director fue Alfred Hertz que contó con bastantes cantantes que habían participado en el Festival de Bayreuth. El cantante más importante del elenco fue el bajo-barítono holandés Anton van Rooy, que había sido el primer Holandés Errante en Bayreuth en 1901. Cosima Wagner, irritada, impidió que estos cantantes volvieran a poner un pie en el Festival de Bayreuth. Escuchamos al traidor Anton van Rooy en la Canción de la estrella de Tannhäuser grabada en 1908.
Francesc Viñas en Parsifal |
Barcelona: Gran Teatre del Liceu hacia 1880 |
Hasta 1951 no se volvió a celebrar el Festival. Ese año tomaron el mando los nietos de Wagner, Wieland y Wolfgang que dirigieron conjuntamente los festivales hasta la muerte de Wieland en 1966. Este periodo, conocido como Nuevo Bayreuth, ha sido el más elogiado artísticamente de la historia del evento, en el que Parsifal volvió a ser determinante. La producción de Parsifal de Wieland Wagner estuvo en cartel entre 1951 y 1973, en ella hicieron historia de la obra con letras mayúsculas las cincuenta y cinco representaciones dirigidas por Hans Knappertsbusch aquel Kapellmeister de provincias que ya había dirigido Parsifal en su ciudad natal en 1914. Knappertsbusch dirigió esta producción entre 1951 y 1964, con la excepción de 1953, año en que fue sustituido por Clemens Krauss. Esta producción fue otro caso único en la historia de la música, se conservan doce grabaciones de la obra dirigidas por Knappertsbusch, dos de ellas grabadas especialmente para su comercialización en disco (1951 y 1962) y otra publicada usando las cintas originales de la Radiodifusión de Baviera (1964). Estas doce grabaciones ocupan el puesto de las doce mejores interpretaciones en disco de la obra, con mención especial a las tres citadas, seguidas muy de cerca por 1963, 1954 y 1956. La grabación de 1951 fue la primera grabación oficial de la obra (con el tiempo han aparecido dos registros radiofónicos completos anteriores, de los años 1949 y 1950 dirigidos por Rudolf Moralt para la RAVAG, antecedente de la ORF, en Viena y Richard Kraus para la Radio de Colonia). Escuchemos el final de la escena del Grial del acto primero de Parsifal en el milagro, más que interpretación, de Hans Knappertsbusch en Bayreuth en 1951.
En 2004 se estrenó la polémica puesta en escena de Parsifal de Christoph Schlingensief. Se acercaba el final de la era Wolfgang Wagner, esta era la última gran puesta en escena bajo su rectoría del Festival de Bayreuth. Para la dirección musical se trajo al iconoclasta Pierre Boulez, que ya había dirigido la obra en la producción de Wieland Wagner tras el fallecimiento de Hans Knappertsbusch. Se inició una breve etapa de transición, con casi noventa años Wolfgang Wagner iba a ceder la dirección del Festival a sus dos hijas, apoyadas en la dirección musical de Christian Thielemann como batuta principal.
Desde 2009 Eva Wagner-Pasquier y Katharina Wagner, las hijas de Wolfgang son las nuevas directoras del Bayreuth del siglo XXI. De esta nueva dirección artística, fuertemente criticada, destaca, otra vez, la producción de Parsifal (2008 – 2012) creada por el noruego Stefan Herheim, una de las más inteligentes puestas en escena de la obra realizadas en este teatro. Musicalmente se hizo cargo Daniele Gatti. en 2012 fue Philippe Jordan el responsable de finalizar la producción, prevista para su edición audiovisual, no realizada hasta la fecha al parecer por el veto de Katharina Wagner. Una auténtica lástima. Escuchemos a Burkhardt Fritz, Susan Maclean y Thomas Jesatko con la dirección musical de Philippe Jordan en el impresionante final del segundo acto firmado escénicamente por Herheim.
Un breve apunte cinematográfico antes de finalizar. Parsifal también ha sido llevado al cine. En 1951, el catalán Daniel Mangrané, iba a dirigir y escribir el guión, en colaboración con Carlos Serrano de Osma de la película Parsifal, Versión libre de Daniel Mangrané de los antiguos poemas y leyendas del Santo Grial y del Festival Sagrado de Ricardo Wagner, como anuncian los títulos de crédito. La obra estuvo nominada para el Premio del Jurado del Festival de Cannes de 1952. Resulta insólito que en una de las épocas más oscuras de la Historia de España se pudiese llevar a cabo esta película. Lamentablemente, no hay ningún vídeo en youtube que permita ver cómo era esta película.
La segunda película de la que vamos a hablar es de Hans Jürgen Syberberg y es bastante más conocida. Se titula Parsifal y pone en imágenes la obra de Wagner, con el peculiar y controvertido estilo del realizador alemán. La obra de 1982 cuenta con una banda sonora dirigida por Armin Jordan, padre de Philippe, al que escuchábamos dirigir el anterior fragmento de Bayreuth. Veamos aquí un fragmento de la primera escena del Grial.
Es momento de concluir ya esta larga historia, recordando que el sueño de Richard Wagner de estabilizar el festival para dejar un medio de vida a su familia se cumplió con creces. Desde 1876 y durante las 102 ediciones que se han celebrado hasta la fecha, siempre ha estado el apellido Wagner en la dirección de uno de los eventos musicales más importantes del mundo.
Apunte de Richard Wagner la víspera de su muerte de Paul Joukowsky |
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