El 19 de enero de 1909 nacía en Offenbach am Main, en el estado de Hesse, el bajo-barítono Hans Hotter. Su padre murió cuando Hans era muy joven, y la familia se trasladó a Múnich. Hans Hotter siempre se consideró muniqués. Estudió filosofía en la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich y música en la Escuela Superior de Música de Múnich. Su estudios se encaminaron al órgano y a la dirección orquestal, hasta que su profesor Matthäus Römer, que había cantado Parsifal en Bayreuth con Karl Muck, le convenció para que estudiase canto.
En 1929 Hotter dio su primer concierto en Múnich, la parte de bajo de El Mesías de Haendel. Su debut operístico se produjo en Opava (Troppau en alemán). Hotter cantó el Orador de La flauta mágica de Mozart. Era 1930.
De 1932 a 1934 Hotter cantó en el Teatro Alemán de Praga. En Praga se tuvo lugar una entrevista con Clemens Krauss, que había sido Director de la Ópera de Viena. Hotter nos lo relata en sus mamorias tituladas Der Mai war mir gewogen... (Kindler Verlag, München 1996). Krauss escuchó cantar a Hotter la intervención final de Wotan en la Entrada de los dioses en el Walhall de El oro del Rin de Wagner. Kraus le preguntó por su edad, al responder Hotter, que tenía veinticinco años y llevaba cuatro cantando ópera, Krauss le respondió es usted muy joven para los papeles grandes, pero es usted muy grande para los pequeños. Krauss le aconsejó cantar un par de años papeles pequeños, intercalando algún papel grande. De esta forma, la práctica escénica llegaría. Y vaya si llegó.
Tras un par de años en Praga, Hotter pasó a la Ópera de Hamburgo, de la que fue miembro entre 1934 y 1945. En Hamburgo conoció a una joven actriz, Helga Fischer, una belleza alemana, como la describió en sus memorias. Se casaron en 1936 y permanecieron juntos hasta la muerte de Helga en 1998.
En 1938 con veintinueve años fue Wotan en la grabación del segundo acto de La Walkyria de Wagner que realizó Bruno Seidler-Winkler en Berlín y que venía a completar el intento de grabar una Walkyria completa iniciada por Bruno Walter tres años atrás en Viena y truncada por el ascenso al poder de los nazis en Alemania y el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Clemens Krauss llamó a Hans Hotter a Múnich, donde había sido nombrado Director General de Música en sustitución del defenestrado Hans Knappertsbusch. Con Krauss, Hotter iba a participar en el estreno de Friedenstag (Día de paz) y Capriccio de Richard Strauss. Strauss escribió el papel de Júpiter de Die Lieber der Danae (El amor de Danae) para Hotter, pero el decreto del cierre de los teatros en la Alemania nazi hizo que el estreno no tuviese lugar.
Con Clemens Krauss, Hotter hizo su primera grabación importante, El holandés errante de Wagner. Hotter con treinta y cinco años es el Holandés ideal, sólo falla en esta grabación de 1944 la inclusión de Viorica Ursuleac, esposa de Krauss, como Senta imposible que no está a la altura del resto.
Los años de la Segunda Guerra Mundial fueron complicados para Hans Hotter. Llegó a barajar la posibilidad de abandonar Alemania. Trabajó con Bruno Walter en Ámsterdam antes del estallido bélico y al final decidió volver, las leyes nazis hubieran hecho recaer las represalias sobre su familia.
Con sus cerca de dos metros de estatura, su juventud y su calidad artística, hubiera sido el Wotan oficial del Tercer Reich, pero Hotter consiguió pasar más o menos desapercibido y desde luego se mantuvo alejado del politizado Festival de Bayreuth. Hotter nunca se afilió al partido nazi pese a las presiones que sufrían los artistas para hacerlo dentro de los planes propagandísticos de los mafiosos que llevaron Alemania a la ruina total.
Además de Wagner y Richard Strauss, Hotter cantó en estos años papeles como Falstaff y Amonasro en Aida de Verdi, Canio de Pagliacci de Leoncavallo o el Escamillo de Carmen de Bizet. Además participó con Clemens Krauss en el Festival de Salzburgo, encarnando al Conde Almaviva en Las bodas de Figaro de Mozart.
Por estos años grabó sus primeros recitales, con su primera grabación de la Despedida de Wotan de La Walkyria de Wagner, cortada, falta la música del fuego mágico. Es un documento importante, al parecer dirigido por Robert Heger en el que muestra a Hotter en un excelente estado vocal, antes de sus problemas respiratorios motivados por la fiebre del heno que padeció en los años 50.
Finalizada la guerra iba a establecer su base de operaciones en sus dos teatros más queridos, ambos destruidos en los últimos años del conflicto, la Opera Estatal de Baviera en Múnich, de la que fue miembro desde 1937 hasta 1972 y la Ópera Estatal de Viena, que le tuvo en sus filas entre 1939 y 1970.
En 1947 cantó el Hans Sachs de Los maestros cantores de Núremberg de Wagner en Londres. Lo hizo en inglés. Quizá aquí empezaron a aparecer los problemas con el personaje de los que luego hablaremos.
En 1949 Hotter volvió a ser Hans Sachs en Múnich, con dirección de Eugen Jochum, una buena representación íntegramente conservada, que presenta grandes momentos, pero que muestra un personaje que no acaba de salir redondo a nuestro protagonista.
Hans Hotter visitará regularmente en estos años el Teatro Colón de Buenos Aires, en el que llegará a cantar bajo las órdenes de Erich Kleiber.
El Metropolitan de Nueva York es la siguiente cita importante de Hans Hotter, debuta en 1950 junto a Astrid Varnay en El holandés errante de Wagner con dirección de Fritz Reiner. Existe también la grabación completa que es una auténtica maravilla.
Hotter permanecerá pocos años ligado al MET, alternará papeles importantes, Holandés, Wotan, Gurnemanz, con secundarios, Hunding o El Gran Inquisidor. Tras una representación del Don Carlo de Verdi, en la que Hotter cantó El Gran Inquisidor, tuvo una conversación con Sir Rudolf Bing, intendente del MET, que le quería sólo para los papeles secundarios. Hotter no estaba dipuesto a cantar únicamente este tipo de papeles y abandonó el MET, de una forma parecida a lo que ocurrió con Astrid Varnay y que ya comenté en la entrada que le dediqué en este blog.
En 1951, vuelve a Londres para cantar Hans Sachs, esta vez en alemán. Hotter tendrá una larga asociación con el Covent Garden, como cantante y posteriormente como director de escena.
En 1951 se reanudaron los Festivales de Bayreuth. Hotter no estará presente en la reapertura. En 1952, El anillo del nibelungo que habían compartido Knappertsbusch y Karajan el año anterior, pasa a manos de Joseph Keilberth. Hotter cantará el Wotan en La Walkyria y el Viandante en Siegfried. Además iba a cantar Kurwenal en la nueva producción de Tristan e Isolde.
Desde 1953 con Clemens Krauss y Joseph Keiberth y hasta 1958 con Hans Knappertsbusch, Hans Hotter cantará las tres partes de Wotan en el Festival de Bayreuth. Por sus visitas a otros teatros con este papel, especialmente en el Covent Garden de Londres, Hotter se ganará el apelativo de Mister Wotan.
El Festival de Bayreuth de 1954 marcará la primera colaboración en la Colina Verde de Hotter y Knappertsbusch. El viejo Kna había vuelto tras despedirse en 1952 para siempre del Festival de Bayreuth por desavenencias artística con el nieto de Wagner. Wieland Wagner le sustituyó por Clemens Krauss. Krauss murió en la primavera de 1954, con el Festival a la vuelta de la esquina, Wieland llamó a Kna, para que le sacara las castañas del fuego. El director volvió y ya no faltó a su cita anual con Parsifal hasta 1964. Para 1954 se contó con un Amfortas diferente al enorme de George London que había impresionado los tres años anteriores. Amfortas fue Hans Hotter, que cantó, extraordinariamente, su único Amfortas en Bayreuth.
En 1955 Hotter cantó el Holandés con Knappertsbusch en el Festival de Bayreuth, lamentablemente, no hay grabación. En 1956 Hotter cantó el breve papel de Titurel en Parsifal junto al Amfortas de Dietrich Fischer-Dieskau. Pero el acontecimiento de 1956 fue la interpretación de El anillo del nibelungo dirigido por Hans Knappertsbusch y con Hotter alcanzando inauditas cotas expresividad en el padre de los dioses. Este Anillo completo editado de las cintas originales de la Radio de Baviera por el sello muniqués Orfeo, es la mejor interpretación de la obra conservada por el disco.
Tembién en 1956 se esperaba otro gran acontecimiento. Wieland Wagner preparó unos nuevos Maestros Cantores. La dirección musical corrió a cargo del maestro flamenco André Cluytens, el reparto era espectacular, Elisabeth Grümmer, Wolfgang Windgassen, Josef Greindl, Karl Schmitt-Walter, Dietrich Fischer-Dieskau, en el breve papel del panadero Kothner. Como Hans Sachs, el predestinado, Hans Hotter. Es increible, pero ese papel hecho para él no funcionó. Está maravilloso en los monólogos, su calidad de liederista es evidente. La voz es la ideal, pero el personaje no acaba de funcionar, no acaba de resultar creíble. Hasta los más grandes son humanos alguna vez. Pese a todo, si alguna vez se publica con buen sonido, es una muy interesante versión (está completa, editada por sellos privados con una infame toma sonora).
Después de estos Maestros Hans Hotter abandonó para siempre el papel. Volvió a cantar la obra, pero siempre como Veit Pogner.
Hans Hotter tuvo gran versatilidad. Cantó con éxito otros repertorios, fundamentalmente Richard Strauss. Papeles destacables fueron, Mandrika en Arabella, Jokanaan en Salome, Sir Morosus en La mujer silenciosa o su excelente Orest en Elektra.
Más desconocido es su Boris Godunov de Mussorgsky, del que hizo un impresionante retrato, acercándolo a su Wotan. El retrato de dos padres poderosos atormentados por las consecuencias sus actos. La producción fue cantada en alemán.
Hotter podía tener una vis cómica impensable, en principio, en el gran padre de los dioses. Como aquí, que vestido de cura, altísimo y delgado, hace las delicias del público cantando la calumnia de Don Basilio en El barbero de Sevilla de Rossini.
La voz de Hans Hotter se iba volviendo cada vez más oscura, poco a poco fue incorporando papeles de bajo. En 1961 iba a cantar en Bayreuth el papel de Gurnemanz en Parsifal. Ya había cantado antes este papel, pero ahora se iba a incorporar definitivamente a su repertorio. Los cuatro documentos (1961-1964) con Knappertsbusch en Bayreuth son de una altura artística imposible de superar.
Hotter relata en sus memorias que en 1964, en la última representación de Parsifal, visitó a Hans Knappertsbusch en su camerino. Estuvieron hablando de una proyectada representación de El holandés errante en Múnich para la siguiente temporada. Cuando se acercaba la hora de reaundar la función en el tercer acto, Knappertsbusch le despidió con estas palabras, salga ahora al escenario y cánteme unos encantos del Viernes Santo que me conmuevan. A fe mía que lo hizo, lo que no sabían Knappertsbusch y Hotter es que no se iban a volver a ver, ese Parsifal fue la última función de Hans Knappertsbusch.
En 1966 Hotter abandonó Bayreuth, cantando Wotan y Gurnemanz. Como relata Ángel-Fernando Mayo en su artícuo Mis recuerdos de Hans Hotter (Scherzo, n° 31, enero-febrero 1989), Wolfgang Wagner no le quería porque era cantante de su hermano, y Wieland tampoco le quería ya, porque estaba gastado. Por problemas con George London, el nuevo Anillo de Wieland Wagner lo cantó Theo Adam. Wieland falleció inesperadamente en 1966. Problemas con los directores de orquesta, Karl Böhm sólo quería dirigir La Walkyria y El ocaso de los dioses y quería que Otmar Suitner se hiciese cargo de las otras dos obras, cosa que ocurrió finalmente en 1967. Problemas con los cantantes, unos veteranos Birgit Nilsson y Wolfgang Windgassen que sólo querían cantar Tristan. Y problemas con la escena en general, huérfana de su creador, hicieron que Hotter regresase al Festival, esta vez como ayudante en la dirección de escena para intentar salvar lo salvable (1967-1968).
La impresión que causaba en vivo Hans Hotter se resume en una divertida anécdota que cuenta en sus memorias. En 1965 cantó Scarpia de Tosca de Puccini en la Ópera Estatal de Viena. Tan pérfida fue la imagen del malvado personaje que una compañera de palco de su mujer, que estaba presenciando la representación, le preguntó con toda seriedad si su marido no la maltrataba.
Hans Hotter iba a participar en la primera grabación de estudio de El anillo del nibelungo que realizó DECCA en los años 60. Además cantó Titurel en el primer Parsifal de estudio, también realizado por DECCA y ambos bajo la dirección de Sir Georg Solti.
Poco a poco Hotter fue dejando los escenarios. Su retirada oficial fue en 1978, pero aún volvería a las tablas con un nuevo papel, el Schigolch de Lulu de Alban Berg, que cantó hasta la década de los 90.
Los últimos años de su carrera los dedicó Hotter a la enseñanza y a preparar con Donald Arthur la edición inglesa de sus memorias. Poco antes de la Navidad de 2003 saltó la noticia a los medios de comunicación, el 6 de diciembre de 2003, Hans Hotter había emprendido su último viaje al Walhall.
Os preguntaréis como es que hasta ahora no he puesto una Despedida de Wotan completa. No se me ocurre otra forma mejor de terminar esta entrada que con los dos Hans, Hotter y Knappertsbusch en la escena final de La Walkyria de Bayreuth de 1956. Hans Hotter nos dejó hace diez años, pero su Wotan nos acompañará siempre.
Hans Hotter - 1940 |
De 1932 a 1934 Hotter cantó en el Teatro Alemán de Praga. En Praga se tuvo lugar una entrevista con Clemens Krauss, que había sido Director de la Ópera de Viena. Hotter nos lo relata en sus mamorias tituladas Der Mai war mir gewogen... (Kindler Verlag, München 1996). Krauss escuchó cantar a Hotter la intervención final de Wotan en la Entrada de los dioses en el Walhall de El oro del Rin de Wagner. Kraus le preguntó por su edad, al responder Hotter, que tenía veinticinco años y llevaba cuatro cantando ópera, Krauss le respondió es usted muy joven para los papeles grandes, pero es usted muy grande para los pequeños. Krauss le aconsejó cantar un par de años papeles pequeños, intercalando algún papel grande. De esta forma, la práctica escénica llegaría. Y vaya si llegó.
Tras un par de años en Praga, Hotter pasó a la Ópera de Hamburgo, de la que fue miembro entre 1934 y 1945. En Hamburgo conoció a una joven actriz, Helga Fischer, una belleza alemana, como la describió en sus memorias. Se casaron en 1936 y permanecieron juntos hasta la muerte de Helga en 1998.
En 1938 con veintinueve años fue Wotan en la grabación del segundo acto de La Walkyria de Wagner que realizó Bruno Seidler-Winkler en Berlín y que venía a completar el intento de grabar una Walkyria completa iniciada por Bruno Walter tres años atrás en Viena y truncada por el ascenso al poder de los nazis en Alemania y el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Clemens Krauss llamó a Hans Hotter a Múnich, donde había sido nombrado Director General de Música en sustitución del defenestrado Hans Knappertsbusch. Con Krauss, Hotter iba a participar en el estreno de Friedenstag (Día de paz) y Capriccio de Richard Strauss. Strauss escribió el papel de Júpiter de Die Lieber der Danae (El amor de Danae) para Hotter, pero el decreto del cierre de los teatros en la Alemania nazi hizo que el estreno no tuviese lugar.
Con Clemens Krauss, Hotter hizo su primera grabación importante, El holandés errante de Wagner. Hotter con treinta y cinco años es el Holandés ideal, sólo falla en esta grabación de 1944 la inclusión de Viorica Ursuleac, esposa de Krauss, como Senta imposible que no está a la altura del resto.
Los años de la Segunda Guerra Mundial fueron complicados para Hans Hotter. Llegó a barajar la posibilidad de abandonar Alemania. Trabajó con Bruno Walter en Ámsterdam antes del estallido bélico y al final decidió volver, las leyes nazis hubieran hecho recaer las represalias sobre su familia.
Con sus cerca de dos metros de estatura, su juventud y su calidad artística, hubiera sido el Wotan oficial del Tercer Reich, pero Hotter consiguió pasar más o menos desapercibido y desde luego se mantuvo alejado del politizado Festival de Bayreuth. Hotter nunca se afilió al partido nazi pese a las presiones que sufrían los artistas para hacerlo dentro de los planes propagandísticos de los mafiosos que llevaron Alemania a la ruina total.
Además de Wagner y Richard Strauss, Hotter cantó en estos años papeles como Falstaff y Amonasro en Aida de Verdi, Canio de Pagliacci de Leoncavallo o el Escamillo de Carmen de Bizet. Además participó con Clemens Krauss en el Festival de Salzburgo, encarnando al Conde Almaviva en Las bodas de Figaro de Mozart.
Por estos años grabó sus primeros recitales, con su primera grabación de la Despedida de Wotan de La Walkyria de Wagner, cortada, falta la música del fuego mágico. Es un documento importante, al parecer dirigido por Robert Heger en el que muestra a Hotter en un excelente estado vocal, antes de sus problemas respiratorios motivados por la fiebre del heno que padeció en los años 50.
Finalizada la guerra iba a establecer su base de operaciones en sus dos teatros más queridos, ambos destruidos en los últimos años del conflicto, la Opera Estatal de Baviera en Múnich, de la que fue miembro desde 1937 hasta 1972 y la Ópera Estatal de Viena, que le tuvo en sus filas entre 1939 y 1970.
En 1947 cantó el Hans Sachs de Los maestros cantores de Núremberg de Wagner en Londres. Lo hizo en inglés. Quizá aquí empezaron a aparecer los problemas con el personaje de los que luego hablaremos.
En 1949 Hotter volvió a ser Hans Sachs en Múnich, con dirección de Eugen Jochum, una buena representación íntegramente conservada, que presenta grandes momentos, pero que muestra un personaje que no acaba de salir redondo a nuestro protagonista.
Hans Hotter visitará regularmente en estos años el Teatro Colón de Buenos Aires, en el que llegará a cantar bajo las órdenes de Erich Kleiber.
El Metropolitan de Nueva York es la siguiente cita importante de Hans Hotter, debuta en 1950 junto a Astrid Varnay en El holandés errante de Wagner con dirección de Fritz Reiner. Existe también la grabación completa que es una auténtica maravilla.
Hotter permanecerá pocos años ligado al MET, alternará papeles importantes, Holandés, Wotan, Gurnemanz, con secundarios, Hunding o El Gran Inquisidor. Tras una representación del Don Carlo de Verdi, en la que Hotter cantó El Gran Inquisidor, tuvo una conversación con Sir Rudolf Bing, intendente del MET, que le quería sólo para los papeles secundarios. Hotter no estaba dipuesto a cantar únicamente este tipo de papeles y abandonó el MET, de una forma parecida a lo que ocurrió con Astrid Varnay y que ya comenté en la entrada que le dediqué en este blog.
En 1951, vuelve a Londres para cantar Hans Sachs, esta vez en alemán. Hotter tendrá una larga asociación con el Covent Garden, como cantante y posteriormente como director de escena.
En 1951 se reanudaron los Festivales de Bayreuth. Hotter no estará presente en la reapertura. En 1952, El anillo del nibelungo que habían compartido Knappertsbusch y Karajan el año anterior, pasa a manos de Joseph Keilberth. Hotter cantará el Wotan en La Walkyria y el Viandante en Siegfried. Además iba a cantar Kurwenal en la nueva producción de Tristan e Isolde.
El Festival de Bayreuth de 1954 marcará la primera colaboración en la Colina Verde de Hotter y Knappertsbusch. El viejo Kna había vuelto tras despedirse en 1952 para siempre del Festival de Bayreuth por desavenencias artística con el nieto de Wagner. Wieland Wagner le sustituyó por Clemens Krauss. Krauss murió en la primavera de 1954, con el Festival a la vuelta de la esquina, Wieland llamó a Kna, para que le sacara las castañas del fuego. El director volvió y ya no faltó a su cita anual con Parsifal hasta 1964. Para 1954 se contó con un Amfortas diferente al enorme de George London que había impresionado los tres años anteriores. Amfortas fue Hans Hotter, que cantó, extraordinariamente, su único Amfortas en Bayreuth.
En 1955 Hotter cantó el Holandés con Knappertsbusch en el Festival de Bayreuth, lamentablemente, no hay grabación. En 1956 Hotter cantó el breve papel de Titurel en Parsifal junto al Amfortas de Dietrich Fischer-Dieskau. Pero el acontecimiento de 1956 fue la interpretación de El anillo del nibelungo dirigido por Hans Knappertsbusch y con Hotter alcanzando inauditas cotas expresividad en el padre de los dioses. Este Anillo completo editado de las cintas originales de la Radio de Baviera por el sello muniqués Orfeo, es la mejor interpretación de la obra conservada por el disco.
Tembién en 1956 se esperaba otro gran acontecimiento. Wieland Wagner preparó unos nuevos Maestros Cantores. La dirección musical corrió a cargo del maestro flamenco André Cluytens, el reparto era espectacular, Elisabeth Grümmer, Wolfgang Windgassen, Josef Greindl, Karl Schmitt-Walter, Dietrich Fischer-Dieskau, en el breve papel del panadero Kothner. Como Hans Sachs, el predestinado, Hans Hotter. Es increible, pero ese papel hecho para él no funcionó. Está maravilloso en los monólogos, su calidad de liederista es evidente. La voz es la ideal, pero el personaje no acaba de funcionar, no acaba de resultar creíble. Hasta los más grandes son humanos alguna vez. Pese a todo, si alguna vez se publica con buen sonido, es una muy interesante versión (está completa, editada por sellos privados con una infame toma sonora).
Después de estos Maestros Hans Hotter abandonó para siempre el papel. Volvió a cantar la obra, pero siempre como Veit Pogner.
Hans Hotter tuvo gran versatilidad. Cantó con éxito otros repertorios, fundamentalmente Richard Strauss. Papeles destacables fueron, Mandrika en Arabella, Jokanaan en Salome, Sir Morosus en La mujer silenciosa o su excelente Orest en Elektra.
Más desconocido es su Boris Godunov de Mussorgsky, del que hizo un impresionante retrato, acercándolo a su Wotan. El retrato de dos padres poderosos atormentados por las consecuencias sus actos. La producción fue cantada en alemán.
Hotter podía tener una vis cómica impensable, en principio, en el gran padre de los dioses. Como aquí, que vestido de cura, altísimo y delgado, hace las delicias del público cantando la calumnia de Don Basilio en El barbero de Sevilla de Rossini.
La voz de Hans Hotter se iba volviendo cada vez más oscura, poco a poco fue incorporando papeles de bajo. En 1961 iba a cantar en Bayreuth el papel de Gurnemanz en Parsifal. Ya había cantado antes este papel, pero ahora se iba a incorporar definitivamente a su repertorio. Los cuatro documentos (1961-1964) con Knappertsbusch en Bayreuth son de una altura artística imposible de superar.
Hotter relata en sus memorias que en 1964, en la última representación de Parsifal, visitó a Hans Knappertsbusch en su camerino. Estuvieron hablando de una proyectada representación de El holandés errante en Múnich para la siguiente temporada. Cuando se acercaba la hora de reaundar la función en el tercer acto, Knappertsbusch le despidió con estas palabras, salga ahora al escenario y cánteme unos encantos del Viernes Santo que me conmuevan. A fe mía que lo hizo, lo que no sabían Knappertsbusch y Hotter es que no se iban a volver a ver, ese Parsifal fue la última función de Hans Knappertsbusch.
En 1966 Hotter abandonó Bayreuth, cantando Wotan y Gurnemanz. Como relata Ángel-Fernando Mayo en su artícuo Mis recuerdos de Hans Hotter (Scherzo, n° 31, enero-febrero 1989), Wolfgang Wagner no le quería porque era cantante de su hermano, y Wieland tampoco le quería ya, porque estaba gastado. Por problemas con George London, el nuevo Anillo de Wieland Wagner lo cantó Theo Adam. Wieland falleció inesperadamente en 1966. Problemas con los directores de orquesta, Karl Böhm sólo quería dirigir La Walkyria y El ocaso de los dioses y quería que Otmar Suitner se hiciese cargo de las otras dos obras, cosa que ocurrió finalmente en 1967. Problemas con los cantantes, unos veteranos Birgit Nilsson y Wolfgang Windgassen que sólo querían cantar Tristan. Y problemas con la escena en general, huérfana de su creador, hicieron que Hotter regresase al Festival, esta vez como ayudante en la dirección de escena para intentar salvar lo salvable (1967-1968).
La impresión que causaba en vivo Hans Hotter se resume en una divertida anécdota que cuenta en sus memorias. En 1965 cantó Scarpia de Tosca de Puccini en la Ópera Estatal de Viena. Tan pérfida fue la imagen del malvado personaje que una compañera de palco de su mujer, que estaba presenciando la representación, le preguntó con toda seriedad si su marido no la maltrataba.
Hans Hotter iba a participar en la primera grabación de estudio de El anillo del nibelungo que realizó DECCA en los años 60. Además cantó Titurel en el primer Parsifal de estudio, también realizado por DECCA y ambos bajo la dirección de Sir Georg Solti.
Poco a poco Hotter fue dejando los escenarios. Su retirada oficial fue en 1978, pero aún volvería a las tablas con un nuevo papel, el Schigolch de Lulu de Alban Berg, que cantó hasta la década de los 90.
Los últimos años de su carrera los dedicó Hotter a la enseñanza y a preparar con Donald Arthur la edición inglesa de sus memorias. Poco antes de la Navidad de 2003 saltó la noticia a los medios de comunicación, el 6 de diciembre de 2003, Hans Hotter había emprendido su último viaje al Walhall.
Os preguntaréis como es que hasta ahora no he puesto una Despedida de Wotan completa. No se me ocurre otra forma mejor de terminar esta entrada que con los dos Hans, Hotter y Knappertsbusch en la escena final de La Walkyria de Bayreuth de 1956. Hans Hotter nos dejó hace diez años, pero su Wotan nos acompañará siempre.
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