Estamos en Año Verdi. El capricho de las fechas ha hecho que en este 2013 celebremos los aniversarios de tres de grandes creadores del teatro musical. Richard Wagner que revolucionó la música, Giuseppe Verdi que revolucionó la ópera y Benjamin Britten que consigue tener títulos en el repertorio siendo un creador del siglo XX, con un género desarrollado en el siglo anterior, que no es poco.
Hoy nos vamos a quedar con el italiano y una de sus obras más populares, por no decir la más popular, La Traviata. Según las estadíticas de www.operabase.com La Traviata es la ópera más representada en el mundo y una de las más grabadas, con más de doscientos cincuenta registros disponibles.
La Traviata no fue una obra que marcara una revolución en el lenguaje musical de Giuseppe Verdi, no obstante, si fue una obra revolucionaria. Hoy nos puede parecer normal la historia que nos cuenta, basada en La dama de las camelias de Alejandro Dumas y convertida en libreto por Francesco Maria Piave. Sin embargo, en la Europa de 1850 resultó un atrevimiento el que los personajes fueran de actualidad, en vez de los reyes, nobles o héroes de tiempos lejanos. Además, Verdi se había atrevido a dar el protagonismo a una mujer de moral distraída. Pensemos en cuántos asistentes a la ópera, miembros de la nobleza y burguesía, tenían sus propias traviatas y no les debió agradar ir con sus esposas a un espectáculo que luego generase incómodas conversaciones en casa.
Tras un estreno con escaso éxito en el Teatro de la Fenice de Venecia en 1853, debido en buena medida a lo inadecuado de los intérpretes, la popularidad de la obra fue aumentando hasta convertirse en ese icono del mundo operístico que es en la actualidad.
Esta introducción sirve para dar paso a las impresiones que nos ha contado @mya_marta, como todos la conocemos en Twitter, sobre la representación a la que asistió el 11 de agosto en el Kursaal de San Sebastián, con Desirée Rancatore como Violeta, José Bros como Alfredo y Ángel Ódena como el antipático Giorgio Germont. Pietro Rizzo dirigió a los conjuntos integrados por el Coro Mixto Easo y la Orquesta Sinfónica de Euskadi.
Hoy nos vamos a quedar con el italiano y una de sus obras más populares, por no decir la más popular, La Traviata. Según las estadíticas de www.operabase.com La Traviata es la ópera más representada en el mundo y una de las más grabadas, con más de doscientos cincuenta registros disponibles.
Giuseppe Verdi hacia 1850 |
La Traviata no fue una obra que marcara una revolución en el lenguaje musical de Giuseppe Verdi, no obstante, si fue una obra revolucionaria. Hoy nos puede parecer normal la historia que nos cuenta, basada en La dama de las camelias de Alejandro Dumas y convertida en libreto por Francesco Maria Piave. Sin embargo, en la Europa de 1850 resultó un atrevimiento el que los personajes fueran de actualidad, en vez de los reyes, nobles o héroes de tiempos lejanos. Además, Verdi se había atrevido a dar el protagonismo a una mujer de moral distraída. Pensemos en cuántos asistentes a la ópera, miembros de la nobleza y burguesía, tenían sus propias traviatas y no les debió agradar ir con sus esposas a un espectáculo que luego generase incómodas conversaciones en casa.
Tras un estreno con escaso éxito en el Teatro de la Fenice de Venecia en 1853, debido en buena medida a lo inadecuado de los intérpretes, la popularidad de la obra fue aumentando hasta convertirse en ese icono del mundo operístico que es en la actualidad.
Esta introducción sirve para dar paso a las impresiones que nos ha contado @mya_marta, como todos la conocemos en Twitter, sobre la representación a la que asistió el 11 de agosto en el Kursaal de San Sebastián, con Desirée Rancatore como Violeta, José Bros como Alfredo y Ángel Ódena como el antipático Giorgio Germont. Pietro Rizzo dirigió a los conjuntos integrados por el Coro Mixto Easo y la Orquesta Sinfónica de Euskadi.
VELADA OPERÍSTICA EN EL KURSAAL. IMPRESIONES SOBRE LA TRAVIATA DE GIUSEPPE VERDI
Las mariposas en el estómago no sólo las hace revolotear el amor.
También la ópera produce una extraña sensación en la boca del estómago,
sobre todo, la espera, la incertidumbre del estreno, el ansioso deseo de
escuchar, ver y sentir aquello que de antemano es conocido como
sublime.
Con todas las mariposas juntas, agitando sus alas a la vez, me recibió
el Kursaal, entre el ruido de las olas y las voces de un público más
socializado que nunca, ante los ojos de una de las ciudades más bonitas
del mundo, San Sebastián.
San Sebastián: Palacio Kursaal de Rafael Moneo |
Lo que ocurrió allí dentro es algo que excede a las palabras, porque pasa
por los pensamientos de cada uno. Cada cual ejercía sus cinco sentidos
sentado en su cómoda butaca escuchando, entre los acordes, las voces y
las toses, lo que siempre en el aire flota, el murmullo que al día
siguiente resumirá con términos selectos, escogidos de mil colores, lo
que ha de ser el gusto generalizado para una audiencia muy sensible a
adjetivos, categorías y etiquetas, a veces indelebles, del Arte de la
Ópera.
Así qué sobrevolando la materia espesa de esa atmósfera tan necesaria
como casi irrespirable, doy un salto y me planto en la orilla de la
playa, donde las olas van y vienen, donde el mar entra por las venas y
el cielo se abre ante los ojos.
La Traviata se me presentó así, fresca y cantarina como la espuma de
mar, alegre y trágica como las zozobras del océano, inmensa y personal
como las velas que el velero despliega cuando el viento empuja.
Y es que la orquesta era ese viento que arreciaba con ímpetu y amainaba
con suavidad a lo largo de la travesía. Y el escenario era esa cubierta
que desprovista de adornos y a veces con necesidad de aparejo, servía
para surcar los mares embravecidos. Y los coros eran la tripulación
entregada y abnegada que sin descanso y mirando a proa casi por primera
vez, cumplía las órdenes para una singladura venturosa.
Que mis ojos y mis oídos me mostraban lo que yo quería... A lo mejor
sí, pero sin ese empeño alegre, dejaría de lado el mismo deseo,
multiplicado en su intensidad, que tienen los actores de este gran
teatro que es la ópera.
Y es que Desirée fue Violetta en el escenario; fue ella, y fue toda su
vida dedicada a expresar con su voz, con su cuerpo y con su alma lo que
nosotros anhelamos comprender; fue Violetta y fue el corazón del
compositor, de Verdi, que la ponía allí como de puntillas, para que
nuestros frágiles propósitos de objetividad cayeran por la borda de las
ilusiones sentidas, del dolor comprendido, del júbilo, del amor y las
lágrimas por su entrega.
Por supuesto que José dejó allí su piel y su estampa con Alfredo, que
mostró que el barco era suyo, que navegaba bajo su bandera contra viento
y marea, que su corazón y su cabeza se acompasaban para traspasarnos
con la ingenuidad del desconocimiento de las reglas del amor, de la
familia, de la venganza, de los remordimientos y del perdón.
¿De qué se trataba?
¿De llorar con Ah! dite alla giovine? Pues sí ¡se me enturbiaron los ojos!
¿De estremecerse con Addio del passato? Pues sí ¡se me encogió el corazón!
¿De terminar con Parigi o cara y no querer que se muera? Pues sí ¡hubiera dado lo que fuera por una medicina salvadora!
¿De salir con los sentimientos a flor de piel? ¡Pues también!
@mya_marta
¡¡¡PRECIOSO!!! Gracias a ambos.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, también de parte de @mya_marta
ResponderEliminar¡Qué bonita y verdadera es la imagen de las mariposas! Hay presentaciones que marcan y jamás olvidamos. Un gran intérprete, una orquesta de excepcionales músicos, a veces, el descubrimiento de una obra que no habíamos escuchado y que a partir de ese momento se queda en nuestros oídos y corazón. Muchas gracias, Marta y Manuel, por compartir sus experiencias y sabidurías en lo que más amamos, la música.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por leernos, de parte de los dos. Nos alegra mucho que te haya gustado.
EliminarEnhorabuena por el blog, Manuel, y gracias a @mya_marta por compartir con todos nosotros su pasión por la música y Verdi con esta crónica tan descarnada, entregada y auténtica
ResponderEliminarMuchas gracias de parte de @mya_marta y mía. Espero que el blog siga con contenidos que resulten atractivos. Saludos.
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