lunes, 28 de abril de 2014

Richard Strauss: "Die Nacht"

Hay una teoría que dice que los grandes operistas no son grandes liederistas y que los grandes liederistas no triunfan en la ópera. Si analizamos la música del siglo XIX, esto es mayoritariamente cierto. Schubert, Schumann, Brahms, Liszt, Wolf o Mahler no acertaron, cuando lo intentaron, con la ópera. Weber, Nicolai, Flotow, Lortzing o Wagner, no han pasado a la historia como grandes liederistas. Creo que en el caso de Schubert fue culpa del cruel destino que se lo llevó con sólo treinta y un años, con unos años más de vida hubiera triunfado en el mundo de la ópera. En el caso de Wagner fue falta de tiempo, entre Anillo y Tristan sólo da tiempo a componer los Wesendonck-Lieder que, por cierto, son una obra maestra.

Pero toda teoría tiene excepciones y, en este caso, la excepción se llama Richard Strauss. Strauss, del que este año conmemoramos el sesquicentenario de su nacimiento, fue un músico total. Todo lo hizo bien. Fabuloso músico sinfónico, su seríe de Poemas sinfónicos es parte fundamental del corpus orquestal de la música occidental. Quizá fue el penúltimo gran operista, Benjamin Britten cierra de momento la lista de grandes del género. Con esto me refiero a que no tiene sólo una gran ópera, al menos seis (Salome, Elektra, El caballero de la rosa, Ariadna en Naxos, La mujer sin sombra y Arabella) son títulos fundamentales de la historia de la ópera. La parte más desconocida de su producción, la música de cámara e instrumental encierra maravillas. Glenn Gould estaba enamorado, y con razón, de su Sonata para piano, op. 5 y de sus Piezas para piano, op. 3. Y en el mundo del lied, qué se puede decir, es uno de los más grandes. Sus doscientos lieder, escritos a lo largo de toda su vida son de una calidad superlativa, desde los op. 10 basados en poemas de Hermann von Gilm de 1885, hasta los célebres Cuatro últimos Lieder de 1948.

En el territorio del lied nos vamos a quedar. Un lied clásico es cosa de cuatro, un poeta y un compositor en la creación y un cantante y un pianista en la interpretación. Hay veces que los poetas son muy conocidos, Goethe, Heine o Shakespeare. Otras veces son recordados gracias a la música. Quién se acordaría de Wilhelm Müller si no fuera porque Schubert compuso La bella molinera y Viaje de invierno sobre sus poemas. Y ya que hablamos de poetas comencemos con el del lied que vamos a comentar, que como habréis deducido por el título del post, no es otro que Die Nacht (La noche), op. 10 n° 3. Creo que el poeta debe mucho a Richard Strauss, de no haber sido por él, creo que hubiera caído en el olvido.

Hermann von Gilm zu Rosenegg nació en Innsbruck en 1 de noviembre de 1812.  Estudio Derecho en la Universidad de Innsbruck. De ideología liberal, publicó algunas obras bajo pseudónimo, pues llegó a ocupar puestos en el Ministerio del Interior en Viena. Trasladado a Linz, falleció en la capital de la Alta Austria el 31 de mayo de 1864. 

Fue muy apreciada su obra poética por su finura y delicadeza. En la colección Die letzten Blätter (Las últimas hojas), iba a encontrar Richard Strauss inspiración para su opus 10.


Hermann von Gilm

El poema de Gilm, posee las virtudes que le hicieron, relativamente, célebre y que son comunes a todos los poemas escogidos por Strauss para su opus 10. Finura y bello lenguaje, una pizca de sentimentalismo, sin pasarse, la presencia, directa o indirecta del amor en todos ellos. La noche, nos cuenta un hecho cotidiano con un ese uso rico y a la vez delicado del lenguaje. Gilm nos describe algo que ocurre todos los días. Con la oscuridad de la noche desaparecen los colores y la belleza del día. Se puede decir que por la noche todos los gatos son pardos, o se puede decir como lo hace Gilm. El poema, que en realidad es una narración, termina con una estrofa amorosa, cosa que ya imaginamos desde el último verso de la primera estrofa, ese presta atención.





Die Nacht

Aus dem Walde tritt die Nacht,
Aus den Bäumen schleicht sie leise,
Schaut sich um in weitem Kreise,
Nun gib acht.

Alle Lichter dieser Welt,
Alle Blumen, alle Farben
Löscht sie aus und stiehlt die Garben
Weg vom Feld.

Alles nimmt sie, was nur hold,
Nimmt das Silber weg des Strom(e)s,
Nimmt vom Kupferdach des Dom(e)s
Weg das Gold.

Ausgeplündert steht der Strauch,
Rücke näher, Seel an Seele;
O die Nacht, mir bangt, sie stehle
Dich mir auch.

Hermann von Gilm
La noche

Desde el bosque cae la noche
queda y furtiva sobre los árboles,
mira vastamente a su alrededor,
presta atención.

Todas las luces de este mundo,
todas las flores, todos los colores
apaga y se lleva los haces
del campo.

Toma para sí, lo que es hermoso,
roba la plata del torrente,
roba el oro del techo de cobre 
de la catedral.

Despojado queda el arbusto,
acércate, alma con alma.
Oh me asusta que la noche, te robe
también a ti.

Hermann von Gilm


Richard Strauss nació en Múnich el 11 de junio de 1864. Su padre Franz Strauss fue primer trompista de la Orquesta de la Ópera de la Corte de Múnich. Su madre Josephine pertenecía a la familia Pschorr, fabricantes de cerveza y una de las familias más adineradas de Múnich. En este ambiente musical y burgués creció el joven Richard. Desde muy joven demostró tener un talento excepcional para la música. Con seis años compone sus primeras obras, Schneiderpolka (Polka del sastre) y Weihnachtslied (Canción de Navidad), su primer lied.



Un joven Richard Strauss

Strauss, músico que acertó en todos los géneros, distribuyó sus esfuerzos en etapas. Instrumental y de cámara en su juventud. Liederística y orquestal desde los Lieder op. 10 de 1885 y el prodigioso poema sinfónico Don Juan op. 20 de 1888. Consagrada a la ópera desde el éxito de Salome en 1905. Los últimos años nos muestran un artista que vuelve la vista a su adorado Mozart y nos dan una buen número de obras maestras marcadas por la nostalgía de un mundo que ya no volverá, en buena parte debido a la barbarie nazi que precipitó a Alemania al abismo. Metamorfosis, las dos Sonatinas para instrumentos de viento y los Cuatro últimos Lieder son obras representativas de este periodo final. Strauss falleció en Garmisch-Partenkirchen en 8 de septiembre de 1949.

Sobre Strauss volveré en el blog, hay mucha ópera, mucho lieder y mucha música orquestal que tratar, pero en esta primera entrada, dejamos ya al compositor y nos centramos en la obra que nos interesa.

Los Ocho Lieder op. 10 fueron compuestos por Strauss en 1885, con veintiún años. Que Strauss con esa edad eligiera un poeta sólo relativamente conocido, nos habla de un joven compositor que ya había leído mucho, y que lo haría a lo largo de toda su existencia. La obra iba destinada, en principio, al círculo familiar y de amigos. La destinataria de la obra era la tía de Strauss Julia Pschorr, soprano aficionada. Pero una cosa llama ya la atención, Strauss ya estaba pensando en la sala de conciertos. Estos lieder, aparentemente sencillos, tienen algo especial. Son obras maestras en su sencillez y, al menos tres de ellos, se han instalado en el repertorio de los grandes liederistas. Los otros dos lieder más conocidos de la serie son el bellísimo Allerseelen (Todos los Santos) y el celebérrimo Zueignung (Dedicatoria), sobre el que el barítono Timothy Sharp dio una excelente explicación en el blog de Liederabend.

Sharp nos cuenta que en una clase magistral, el gran Hans Hotter explicó que Zueignung no es la propina que se debe cantar a plena voz para arrancar los bravos del público. La intención de Strauss era crear una canción intima en la que la media voz, el declamar el texto atendiendo a todos sus matices, es lo principal. Esto es también válido para Die Nacht, una conversación entre dos amantes en la noche en la que la voz tiene que acariciar cada palabra. Además el texto no es fácil de declamar, versos clave como Nimmt von Kupferdach des Doms weg das Gold (Roba el oro del techo de cobre de la catedral), deben cantarse a media voz y haciendo inteligible cada sílaba. Os puedo asegurar que he escuchado muchas versiones del lied preparando la entrada y no todos los cantantes lo consiguen. Esto tendría que hacer reflexionar a los que consideran el lied como un género menor y más fácil que la ópera. Yo sólo puedo asegurar que después de un buen recital de lieder en directo, los cantantes están agotados, tal es la concentración que deben tener durante el concierto. En la ópera los otros cantantes, la orquesta y la escena los arropan y están algo más liberados.

Volviendo a nuestro lied, la versión más satisfactoria que he escuchado es la de Hans Hotter en un recital, poco conocido, grabado en 1967 y editado por el sello Preiser. Hotter no está ya en su mejor momento vocal, lleva muchos Wotans en sus espaldas, o mejor dicho, en sus cuerdas vocales. Pero... ¡cómo dice el texto! Da el color adecuado a cada sílaba con una dicción impecable. Cada lied de Strauss de este recital es una lección de canto. Por desgracia, no está disponible en youtube. Si lo está el que le sigue en mi lista. De la grabación, casi integral, de los lieder de Strauss que hicieron en 1967 para el sello Emi, Dietrich Fischer-Dieskau y Gerald Moore, llega esta prodigiosa Die Nacht. Fischer-Dieskau está en perfecta forma vocal y extrae todos los matices posibles del texto. Disfrutemos de esta prodigiosa interpretación.



En música no es bueno quedarse con una sola versión, cada intérprete aporta cosas diferentes. Por eso os traigo una segunda interpretación. Christa Ludwig y Gerald Moore recrean espléndidamente este lied, pero os tengo que confesar que me gusta mucho más cantado por una voz grave, pese a que Strauss lo compusiese para voz aguda. Aún así, a disfrutar de otra Maestra en el arte del lied.




Y para finalizar, un regalo del pasado. El mismo Richard Strauss al piano en 1919 acompaña a Heinrich Schlusnus, uno de los grandes barítonos líricos del periodo de entreguerras. Fue el mejor Wolfram en el Tannhäuser de Wagner hasta que hizo su aparición un tal Dietrich Fischer-Dieskau. Vale la pena hacer el esfuerzo de oírlo pese al molesto soplido de la grabación.  




3 comentarios:

  1. Sólo se me ocurre decir: "amén, hermano" :)

    Estas canciones "pequeñas" y "sencillas" suelen ser muy comprometidas para los cantantes, si falla algo no hay manera de disimularlo.

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    1. Me alegro de que tengamos opiniones parecidas sobre estas canciones "sencillas".
      Al final se va a notar que nos gusta esto del Lied ;-)

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    2. Nos gusta un poquito ;-)

      Esta canción es un preciosidad, y coincido también en lo de las voces graves. Pensaba que era cosa mía (por mi baritonofilia aguda)...

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