Septiembre de 1876.
Ha finalizado el primer Festival de Bayreuth con el estreno de El anillo del
nibelungo de Richard Wagner. Tres ciclos completos desde el 13 al 30 de
agosto. Personalidades de la política y de la nobleza han presenciado el
acontecimiento, desde el Kaiser Guillermo I de Alemania, al Emperador
Dom Pedro de Brasil, Luis II de Baviera acudió de incógnito, haciendo lo
posible para no coincidir con el Kaiser. El contingente de músicos encabezados por
Franz Liszt, contó entre sus filas con Piotr Tchaikovsky, Anton Bruckner,
Camille Saint-Saëns, Nikolai Rubinestein y Edvard Grieg. Faltó Hans von Bülow,
por razones obvias. Poetas, pintores, arquitectos, empresarios y amigos como
los Wesendonck, presenciaron el estreno global de la obra músico-teatral más
ambiciosa de la historia. Casi treinta años de trabajo en su elaboración y la
necesidad de construir un teatro a la altura de semejante obra.
Pese a todo lo
conseguido Wagner no está satisfecho. Ha habido problemas en la ejecución, pese
a la dirección del competente Hans Richter, pero no es eso lo que más le
preocupa. Nada más finalizar el Festival, marcha con su familia de viaje a
Italia. El 9 de septiembre, en Verona le llega la temida noticia, el déficit
del primer Festival de Bayreuth ha ascendido a 148.000 marcos. No habrá
Festival en 1877, ni, probablemente, en unos cuantos años más.
"El ocaso de los dioses" esbozo escénico. Josef Hoffmann. Bayreuth 1876 |
Unos años atrás, en
1864, cuando el Rey Luis II había sido el salvador de un Richard Wagner ahogado
por las deudas. Éste en un germánico alarde de planificación había establecido
un plan de acción: 1865 Tristán e Isolda y Los maestros
cantores de Núremberg, 1866 revisión de Tannhäuser, 1867-68 el ciclo completo de El anillo del
Nibelungo, 1869-70 Los vencedores, 1870-71 Parsifal y 1873
sería el año de su muerte feliz. Además en el plan de acción existía el
proyecto de construcción de un teatro a orillas del Isar, en la ciudad de
Múnich. El proyecto lo iba a desarrollar Gottfried Semper.
Por suerte para
Wagner, el plan llevaba retraso y con algunos cambios, se iba cumpliendo. No
iba a revisar Tannhäuser, ni a componer el drama budista Los
vencedores, pero si Tristán, Maestros y El Anillo con teatro
incluido, aunque lejos de Múnich. Pero había una circunstancia que Wagner no
sabía en 1864, era su relación y posterior matrimonio con Cosima, hija de Franz
Liszt y el nacimiento de sus tres hijos. El pequeño Fidi tenía sólo
siete años. Wagner, con 63 años, sabía que no iba a vivir para ver a sus hijos
con capacidad de valerse por si mismos y Cosima era mucho más joven que él. Esa
era la herencia que iba a dejar a su familia. Un teatro cerrado en una remota
ciudad de Baviera.
Pese a estar
enfermo y cansado Wagner sabía que la única forma de volver a ver abierto el Festspielhaus
era componer una nueva obra que se estrenara en la Colina Verde. El 27 de
enero de 1877 Richard comentó con Cosima: “Hay algo que no quiero decirte.
Ella: ¡Oh, dilo!. Él: Comienzo Parzival y no lo dejaré hasta
que esté concluido.” 1
Richard y Cosima en 1872 (foto Fritz Luckhardt) |
Sabemos que la idea
rondaba la cabeza de Wagner desde hacía mucho tiempo, ya en julio de 1845 en
Marienbad (actual Marienske Lanzne, en la República Checa) había leído el poema
anónimo de Lohengrin y el Parzival de Wolfram von Eschenbach.
Sabemos que la leyenda del Caballero del Cisne le atrajo inmediatamente y de
ella nació Lohengrin, la hora de Parsifal aún estaba muy lejana.
En su autobiografía
Mein Leben (Mi vida), Wagner nos relata que el día de Viernes
Santo de 1857 al levantarse vio que hacía un día espléndido y le vino la
inspiración para la escena del Encantamiento del Viernes Santo que
muchos años más tarde será incluida en el tercer acto de Parsifal.
Aún hay más
referencias a Parsifal, pues Wagner llegó a pensar en incluir una visita
del héroe en su búsqueda del Grial al moribundo Tristán, ambos caballeros
miembros de la Tabla Redonda del Rey Arturo.
La última
mención la tenemos en el esbozo en prosa del poema que Wagner regaló a su
amigo el Rey Luis II de Baviera en 1865
y que Wagner se había asignado como tarea pendiente en el plan al que hemos
hecho referencia anteriormente.
El comienzo del año
1877 lo pasa Wagner trabajando en el texto, que cambia en marzo a su definitiva
grafía Parsifal. El 20 de abril el poema está concluido. Parte de la
filosofía y orientalismo del no desarrollado drama budista Los vencedores impregna esta
nueva obra. Recordemos, por ejemplo, que en el libreto se dice que Fal parsi significa Loco puro en persa. Esto no es así, como le sacó de su error Judith Gautier, pero como dijo Wagner, no creía que hubiese muchos arabistas entre los asistentes al estreno de la obra.
Wolfram von Eschenbach en el Codex Manesse S. XIV (Heidelberg) |
El tema, basado
libremente en el texto medieval de Wolfram von Eschenbach nos cuenta la
historia del Rey del Grial, Amfortas que ha sido herido por el mago Klingsor
con la Sagrada Lanza con la que el legionario Longinos atravesó el costado de
Cristo. Amfortas se dirigió al castillo de Klingsor para acabar con él, pues
está atrayendo a caballeros del Grial. Amfortas es seducido por Kundry,
circunstancia que aprovecha Klingsor para herirle y robarle la lanza. Desde
entonces la herida no se cura produciendo terrible sufrimiento cada vez que
Amfortas está en presencia del Santo Grial. Una profecía anuncia que sólo
sanará por la acción de un “loco puro”. La acción dramática escrita por Wagner se inicia al borde de un lago
en Monsalvat, los dominios del Grial, un templo en los Pirineos en la España
gótica. Gurnemanz observa como el Rey es conducido al baño para aliviarle los
dolores. Llega Kundry con un bálsamo curativo de Arabia para Amfortas. En ese
momento un cisne es abatido por una flecha. Los caballeros llevan al tirador
ante Gurnemanz, este le recrimina su acción y el joven arrepentido parte en dos
su arco. No da ninguna respuesta a las preguntas de Gurnemanz, ni siquiera
recuerda su nombre, sólo recuerda el nombre de su madre Herzeleide, pero por
Kundry nos enteramos que es el huérfano de Gamuret de Anjou, que murió en
batalla y su madre le ha mantenido ignorante de las armas para evitar que corra
la misma suerte que su padre. Además informa que su madre ha muerto. Al oír
esta noticia el joven reacciona violentamente contra Kundry y es detenido por
Gurnemanz. El chico casi se desmaya y Kundry va rápida a por agua para
confortarlo. Kundry se esconde entre la maleza para dormir y Gurnemanz,
consciente de la profecía, decide llevar al joven ante el Grial. El muchacho
pregunta ¿quién es el Grial? Gurnemanz le responde que si él es inocente
y puro le será revelado. En el camino hacia el Grial el muchacho apenas puede
caminar, a lo que Gurnemanz comenta enigmáticamente, lo ves hijo mío, aquí
el tiempo se convierte en espacio. Llegan al templo, se oyen campanas,
entran los caballeros. Se escucha la voz de Titurel, padre de Amfortas, que
insta a su hijo a celebrar el ritual. Amfortas se niega, cada vez que está en
presencia del Grial su herida se abre y sufre terribles dolores. Al final de su
lamento se escuchan voces invisibles desde la cúpula del templo que repiten la
profecía, sapiente por compasión, el
puro loco. Aguarda a quien yo he elegido. Titurel celebra el rito y
los caballeros salen del templo, se retiran Amfortas y Titurel y se guarda el
Santo Grial. Ya solos Gurnemanz y el muchacho, el caballero le pregunta por lo
que ha visto, el joven sólo acierta a llevarse la mano al pecho. Gurnemanz
enfadado, y convencido de que sólo es un necio, le expulsa del templo. Una voz
desde las alturas repite la primera parte de la profecía.
El segundo acto nos
muestra el castillo del mago Klingsor, en la España árabe. El mago despierta a
Kundry para que cumpla su trabajo, seducir al joven que ha sido echado de los
dominios del Grial. Pese a que Kundry no quiere es obligada por Klingsor a
cumplir su tarea. A lo lejos se ve al joven que se está enfrentando a los
caballeros de Klingsor, que son aquellos caballeros del Grial que el mago ha conseguido
seducir. El muchacho los vence con facilidad y entra en un jardín fabuloso.
Unas muchachas rodean al joven y comienzan sus juegos de seducción, en el
momento en que, acosado, el chico escapa de ellas, se escucha la voz de Kundry:
¡Espera Parsifal! El muchacho se queda sorprendido y Kundry le cuenta
que es el nombre que le dio su padre al morir en tierra árabe. Le habla de su
madre y entonces le da el primer beso de amor. En cuanto Kundry le besa
Parsifal se levanta con un gran dolor y grita ¡Amfortas! ¡La herida, la
herida! Arde en mi costado. Desde ese momento es consciente de la misión
que tiene que cumplir, pero Kundry insiste en sus maniobras seductoras.
Parsifal la rechaza. Kundry relata que está maldita por haberse reído del
Salvador que iba a ser crucificado en Jerusalén y dice a Parsifal que si es el
redentor debe redimirla a ella. Parsifal la rechaza definitivamente. Kundry le
maldice y le dice que estará condenado a vagar sin destino y llama a Klingsor.
Éste aparece con la Lanza Sagrada que arroja para atravesar a Parsifal, pero
esta se queda detenida sobre su cabeza. Parsifal la toma, hace con ella la
señal de la cruz y el castillo y los jardines de Klingor desaparecen. Antes de
partir Parsifal dice a Kundry que ya sabe donde puede encontrarle.
El tercer acto nos
muestra el claro al borde del lago como en la primera escena. Se oyen unos
gemidos y aparece un envejecido Gurnemanz que encuentra a una Kundry que parece
muerta. Tras reanimarla, ésta permanece muda, a las preguntas del veterano
caballero, finalmente responde con un lacónico servir, servir. En ese
momento aparece un caballero vestido con armadura negra, que clava su lanza en
el suelo y se pone a rezar junto a ella sin decir palabra. Gurnemanz indignado
le dice que nadie puede ir armado en los
dominios del Grial y menos aún en Viernes Santo. El caballero empieza a
despojarse de la armadura y Gurnemanz le reconoce, es aquél que un día mató un
cisne. Y reconoce también la lanza, dando gracias a Dios por haberle permitido
presenciar este día. Parsifal relata que ha vagado largos años sin poder
encontrar el camino, defendiendo la lanza de los enemigos. Gurnemanz le relata
que la orden está en decadencia. Amfortas se ha negado a mostrar el Grial,
causando con ello la muerte de su padre, Titurel. Ese mismo día van a
celebrarse las honras fúnebres y Amfortas ha prometido mostrar el Grial.
Parsifal bautiza a Kundry a la que libera de su maldición y se queda extasiado
ante la belleza de la mañana primaveral. Gurnemanz le explica que es el
encantamiento del Viernes Santo y al oír las campanas emprenden el camino hacia
el templo. En el templo
aparecen dos comitivas de caballeros, unos portan el sarcófago de Titurel, los
otros al doliente Amfortas. Éste llora la muerte de su padre. Los caballeros le
piden que realice el rito. Amfortas se niega se abre las vestiduras y enseñando
la herida pide a los caballeros que le maten para que el Grial pueda brillar
para ellos. En ese momento entra Parsifal acompañado por Gurnemanz y Kundry.
Parsifal toca el costado de Amfortas con la lanza y éste queda curado. A partir
de este momento Parsifal es el nuevo Rey del Grial y ordena descubrirlo, nunca
más estará oculto. Kundry muere y desde la cúpula se escuchan voces que cantan:
“Supremo milagro de la Gracia ¡Redención al redentor!”.
Finalizado el poema
Wagner inicia la composición de la que sabe que va a ser su última obra. La
visión de su teatro cerrado, la naturaleza del asunto, su felicidad familiar
con Cosima y sus hijos son circunstancias que influirán en la decisión de
vincular Parsifal al Festspielhaus. Esta decisión hizo de Parsifal
una obra única, pues si fue necesario construir un teatro para representar
idealmente El anillo del nibelungo, la nueva obra va a estar escrita
para la acústica tan singular de la sala, así junto con la prohibición de
representar la obra fuera de su templo, Wagner desea dejar asegurado el
futuro de su familia y de su teatro cuando él ya no esté.
Festspielhaus de Bayreuth hacia 1900 |
Esta felicidad
familiar sólo se va a ver empañada por la creciente enemistad que mostrará
Friedrich Nietzsche hacia Wagner desde el conocimiento de la composición de
esta nueva obra “cristiana” que considera un paso atrás después del imponente Anillo
del Nibelungo. Si bien esto es verdad, hay un episodio vergonzante que nos
narra Martin Gregor-Dellin y que enfadó, con toda la razón, a Nietzsche y que,
sin duda, influyó en la animadversión que tuvo hacia Wagner desde que se pordujera. En
1877 el Dr. Otto Eiser, médico y fundador de la Asociación Wagneriana de
Frankfurt, invitó a Nietzsche a su consulta para tratarle de las dolencias que
empezaban a aquejar al filósofo. Eiser mantuvo una correspondencia con Wagner,
en la que, incumpliendo el secreto profesional, le informaba del diagnóstico y
consecuencias de la enfermedad de Nietzsche. Wagner mantuvo durante un tiempo
correspondencia con el médico, vertiendo juicios nada adecuados. De alguna
forma estas cartas llegaron a conocimiento de Nietzsche. Si bien Wagner mantuvo
silencio sobre Nietzsche una vez se produjo el distanciamiento, se apunta al
escritor y secretario de Wahnfried, Hans
von Wolzogen como fuente de la filtración. 2
En mayo de 1877
Wagner da ocho conciertos en Londres, con la idea de recaudar fondos para
Bayreuth. Consigue un éxito artístico y tiene el honor de ser recibido por la
Reina Victoria, pero apenas llevan 700
libras a las exhaustas arcas de Bayreuth. Cosima aporta la herencia de su
madre, 40.000 marcos, al proyecto. Wagner cede los decorados del estreno del Anillo
al empresario Angelo Neumann que crea una compañía itinerante que va
representando la obra por diferentes teatros alemanes. Es tal el desencanto que
siente Wagner en esos momentos, por la situación financiera y por el poco apoyo
que recibe de las instituciones prusianas, que llega a pensar seriamente en
emigrar a Estados Unidos y no regresar jamás a Alemania. Nuevamente el apoyo
llega por parte del Rey Luis II de Baviera, tras una carta remitida con Cosima.
La deuda del Festival con la Tesorería del Estado se liquidará con un préstamo
al cinco por cien de interés y Wagner recibirá un diez por ciento de los
ingresos de las representaciones de sus obras en Múnich en concepto de derechos
de autor.
Luis II de Baviera a los 20 años (Ferdinand von Piloty) |
En estas
circunstancias Wagner inicia la composición en septiembre de 1877 Compone la
obra morosamente, tres o cuatro compases al día que repasa y pule con mimo.
Según Ángel-Fernando Mayo, Wagner espera que las circunstancias para el estreno
de la obra sean más propicias y prolonga con esta ilusión su propia vida. La
mañana de Navidad de 1878, cumpleaños de Cosima, Siegfried Wagner llama a su
madre, está sonando un violín en Villa Wahnfried. Cuando llegan a la gran sala
de la casa se encuentran con la Orquesta de la Corte de Meiningen, con la que
Richard ha ensayado en secreto. Suena por primera vez el maravilloso preludio
del acto I de Parsifal, como regalo de cumpleaños de Wagner a su mujer.
Parsifal, preludio del acto primero. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera
dirigida por Eugen Jochum (1957)
El periodo de
composición de Parsifal está también ligado a la última aventura
amorosa de Wagner. Judith Gautier, a la que conocía desde 1869, y que
durante esta época mantuvo una correspondencia marcada de recuerdos sensuales y
pedidos de perfumes y sales de París. Algo de la sensualidad de Judith
se encuentra en el personaje de Kundry.
En 1878 Cosima se entera de este intercambio epistolar y lleva a partir de entonces la correspondencia con la francesa.
Mientras avanza la escritura de la obra, la familia Wagner divide su tiempo
entre los veranos en Bayreuth y los inviernos en Italia, buscando un clima
mucho más suave que el crudo invierno de Franconia. Es en estos viajes por
diferentes ciudades italianas, en los que Wagner irá encontrando inspiración
para diferentes escenarios de Parsifal. Así el parque del Palazzo Rufolo
en Ravello se convertirá en el jardín encantado de Klingsor y el interior de la
Catedral de Siena inspirará el Templo del Grial, plasmados por el pintor ruso
Paul von Joukowsky en la escenografía de la primera producción de Parsifal.
Interior del Templo del Grial. Paul von Joukowsky. Bayreuth 1882 |
El 1 de diciembre
de 1880 en una reunión con los miembros del Patronato del Festival de Bayreuth
Wagner se comprometió a que en 1882 se volverían a celebrar los festivales con
el estreno de Parsifal, obra que aún no estaba compuesta. Todo el año
1881 estuvo dedicado a la composición del drama musical. En mayo de 1881 viaja
con Cosima a Berlín, la compañía de Angelo Neumann presenta El anillo del
nibelungo en la capital. Las representaciones acabaron con un éxito sin
precedentes. Nuevo viaje a Italia en invierno. Finalmente en Palermo el 13 de
enero de 1882 Richard Wagner firma la partitura concluida de Parsifal.
Hemos hablado de la
trama de Parsifal, y ahora debemos comentar cómo es la música de esta
última obra de Wagner. Desde el principio hubo voces que atacaron la obra, con
Nietzsche a la cabeza. De hecho y como define muy bien Ángel-Fernando Mayo se
pretende restar singularidad a la obra convirtiéndola en una obra de taller
con escasa originalidad: “se toma el anhelo de aniquilación del Holandés, se le
añade el sufrimiento de Tristán, y se sazona con las especias del Venusberg
parisién. Se deja engordar la mezcla durante cuatro o cinco años hasta que
forma una pasta espesa, que después es troceada en figuras –los motivos
conductores– repartidas aquí y allá según convenga. Por último, se baña en
almíbar, bastante dulzón, y se sirve con la marca de origen Festspielhaus”
3
Martin Gregor Dellin opina, con toda la razón, que cuando la obra
se escucha por primera vez, y siempre se escucha por primera vez, da la
impresión de que todo se queda en la pura forma, sin una verdadera inspiración.
Si la obra se vuelve a escuchar con mayor atención se descubre la novedad en
cada compás, la obra gana una singularidad propia, es algo así como un
vanguardismo de vejez.
Si es cierto que
Wagner, con toda la sabiduría de la edad, recupera experiencias de otras épocas
de su vida y las incluye en su última obra, su testamento musical. Ya sabemos
que su primer contacto con el Parzival de Wolfram von Eschenbach es de
1845, y que en 1857 se imaginó la escena del encantamiento del Viernes Santo.
Pero además ese muchacho criado entre Leipzig y Dresde debió escuchar muchas
veces el Amén de Dresde, que utiliza como base del motivo del Grial de Parsifal,
como anteriormente había hecho Mendelssohn al utilizarlo en el primer
movimiento de su Quinta Sinfonía “De la Reforma”. El propio Wagner había utilizado, modificado, el Amén de Dresde en La prohibición de Amar y en Tannhäuser (En la ópera de juventud aparece en coro de monjas del Salve Regina, en la ópera romántica el tema representa a Roma, cuando el rebelde Tannhäuser nos relata su infructuoso peregrinaje). Wagner, de nuevo, en
Dresde siendo ya el Kapellmeister de la Ópera de la Corte compone una
curiosa obra coral, en cuyo estreno participa un coro de 1.200 cantantes y una
orquesta con 100 músicos. La obra describe el descenso del Espíritu Santo en
Pentecostés. Esta obra titulada Das Liebesmahl der Apostel (El ágape de los
Apóstoles) se estrenó en la hermosa Frauenkirche de Dresde el 6 de
julio de 1843. Si bien la obra no produjo el entusiasmo esperado en los
oyentes, permitió a Wagner “ensayar” el efecto de voces desde la cúpula de las
escenas del Grial en Parsifal cuarenta
años antes de su composición.
Wagner: Das Liebesmahl der Apostel (La cena de los apóstoles)
Ambrosian Male Voice Chorus. Symphonica of London
En Parsifal no
hay un uso tan sistemático al leitmotiv como ocurre en El anillo del
nibelungo, aún así, podemos hablar de once de motivos conductores principales, que
aparecen casi siempre yuxtapuestos, no como el rico tejido musical con sus
variaciones y submotivos que es la característica en el Anillo.
Vocalmente sigue la escritura de los dramas musicales, un barítono-bajo muy
expresivo que debe expresar un gran sufrimiento para Amfortas, un bajo robusto
para Gurnemanz, un tenor para Parsifal, con una escritura menos exigente que
Siegfried, Tristán o Tannhäuser, que ha permitido que voces más líricas
encarnen al “puro loco”; un bajo o barítono de carácter para el malvado
Klingsor, en la línea de Alberich. Queda Kundry, y hay tenemos una auténtica
monstruosidad vocal, como la describe Ángel-Fernando Mayo. No tanto por la extensión vocal del personaje, sino por el cambiante
carácter que tiene que mostrar a lo largo de la obra, unas veces vieja hechizera, otras mujer seductora con una sensualidad irresistible. Kundry es una evolución
de Venus en Tannhäuser y de Ortrud en Lohengrin, pero aquí
con muchísima más riqueza psicológica sobre todo en el difícil segundo acto.
Una vez concluida
la obra, Wagner regresa a Bayreuth en mayo de 1882 y comienza el trabajo de ponerla en
pie. El Rey Luis II puso a disposición de Wagner los conjuntos de la Ópera de
la Corte de Múnich y a su director Hermann Levi. A principios de julio Wagner
se entera oficialmente de que el Rey no acudirá a presenciar Parsifal. El
8 de ese mes escribe al Rey una carta en la que expresa su tristeza: “No podía
alcanzarme un golpe más duro que la noticia de que mi augusto bienhechor ha
decidido no asistir a ninguna de de las representaciones del Festival Escénico
Sagrado. ¿Quién me animó a este supremo y último vuelo de todas mis
fuerzas espirituales? ¿Para quién en permanente atención, llevé todo
esto adelante y pude felicitarme por un éxito? La actual certidumbre de un gran
éxito va a devenir el más grande fracaso de mi vida: ¿Qué me importa todo esto
si no puedo causaros placer con ello?” Y después añadiría aún: “Y...
ésta es mi ultima creación. El atroz cansancio que hoy apenas me permite
escribiros estas líneas me dice que he llegado al límite de mis fuerzas. De mi
ya no puede esperarse nada más...” 4
De la lectura de
estas líneas, se desprende por un lado la tristeza de la
ausencia del Rey, cada vez más encerrado en sus propios problemas, y por otro,
la definitiva certeza de que Parsifal va a ser su última obra. Los
achaques físicos, entre los que se encuentran las, cada vez más frecuentes
crisis cardíacas así lo atestiguan.
Llegó el 26 de
julio de 1882, el día del estreno de Parsifal, Wagner había pasado mala
noche, inquieto. Transcurrió la representación, entre el enfado de Wagner por
momentos poco satisfactorios y por la reacción del público. De aquí nació la
tradición de no aplaudir tras el primer acto. Durante el mes de agosto se
sucedieron las representaciones que tuvieron como testigos a Franz Liszt, Anton
Bruckner, que se arrodilló ante Wagner cuando éste le pidió su opinión, Camille
Saint-Saëns y Léo Delibes. Hans von Bülow y Johannes Brahms se mantuvieron
dubitativos y al final no acudieron a Bayreuth.
Hermann Levi (1839-1900) |
Tras la quinta
representación el bajo Emil Scaria, que interpretaba en papel de Gurnemanz,
encontró a Wagner en una pequeña cámara tras el escenario, acababa de sufrir
uno de sus ataques, estaba casi inconsciente. Cuando se recuperó dijo “esta vez
aún me he salvado” y rogó a Scaria que no hablase del tema.
El 29 de agosto,
día de la última representación, Wagner acudió tarde al Festspielhaus después del
primer acto. Durante el tercer acto Wagner, inadvertido del público, bajó hasta
el foso orquestal y tomó la batuta de manos de Hermann Levi y dirigió la obra
desde la música de la transformación hasta el final. Al finalizar la obra y enterarse el público que el compositor había estado dirigiendo, el
teatro estalló en una grandísima ovación. Pese a la insistencia del público
Wagner no salió a saludar, permaneció en el foso haciendo chistes malos con los
músicos. Al final Wagner comenzó a hablar, Levi pidió silencio, según cuenta el
director sus palabras fueron de una efusión tal que hicieron llorar a todos.
Final del acto tercero de Parsifal. La escena que Wagner dirigió el 29 de agosto de 1882.
Dietrich Fischer-Dieskau (Amfortas), René Kollo (Parsifal), Coro de la Ópera de Viena,
Niños Cantores de Viena y Orquesta Filarmónica de Vienadirección, Sir Georg Solti (1972)
Niños Cantores de Viena y Orquesta Filarmónica de Vienadirección, Sir Georg Solti (1972)
Finalizadas las
representaciones, los resultados económicos arrojaban unos resultados positivos
de más de 143.000 marcos. En 1883 podría haber una nueva edición del Festival
de Bayreuth. Todos se despidieron hasta el próximo año.
A mediados de
septiembre la familia Wagner inició de nuevo su viaje invernal a Italia. El
destino fue Venecia, el Palazzo Vendramin, en el Gran Canal.
Palazzo Vendramin hacia 1870 (Fotografía de Carlo Naya) |
Pasó el otoño entre
visitas de amigos y alguna disputa con su suegro, Franz Liszt, que también
estaba presente. Los dos viejos compositores conversaron esos días sobre la
posibilidad de un nuevo lenguaje para la composición de sinfonías.
La juvenil Sinfonía
en do mayor de Wagner, cuya partitura manuscrita había sido extraviada por Mendelsshon hacía casi cincuenta años,
fue encontrada en Dresde, ordenada por Anton Seidl y remitida a su compositor.
El día 24 de diciembre, víspera del cuadragésimo quinto cumpleaños de Cosima,
Wagner dirigió su obra de juventud en el Teatro la Fenice, iba a ser el último
regalo de cumpleaños que Richard hiciese a su mujer.
Poco a poco los amigos
que habían llegado por la Navidad se fueron marchando. Liszt se despidió de
Wagner el 13 de enero. Hermann Levi se marchó el 12 de febrero. Esa noche
Wagner se sentó al piano y tocó el lamento de las hijas del Rin de El oro
del Rin. Paul von Joukowsky aprovechó para hacer un esbozo de un retrato del compositor.
El día 13 de febrero Wagner se levantó tarde. Durante el desayuno tuvo una fuerte discusión con Cosima relacionada con la visita de Carrie Pringle, una de las muchachas-flor de Parsifal. Después se quedó escribiendo en su gabinete. Cuando Siegfried volvió de su paseo matutino encontró a su madre llorosa tocando al piano el lied Lob der Tränen (Elogio de las lágrimas) de Franz Schubert. El compositor avisó de que no le esperaran para comer. Betty, la doncella, oyó gemidos en el gabinete, entró en la habitación y encontró a Wagner sufriendo de un ataque cardíaco. Aún llegó a decirle “¡mi mujer... y el médico!”. Cosima acudió inmediatamente, Richard estaba prácticamente muerto. A las tres de la tarde el doctor sólo pudo certificar el fallecimiento de Richard Wagner. Cosima permaneció veinticuatro horas abrazada al cuerpo de Wagner. Tres días más tarde la lúgubre góndola trasladaba el cuerpo de Wagner hasta la estación de tren. El 17 de febrero el cortejo fúnebre atravesó Múnich entre filas de antorchas que se inclinaban a su paso. El 18 de febrero Wagner era enterrado en la tumba preparada en el jardín de Villa Wahnfried en Bayreuth. Había comenzado la inmortalidad.
Wagner dibujado por Joukowsky la noche del 12 de febrero de 1883 |
El día 13 de febrero Wagner se levantó tarde. Durante el desayuno tuvo una fuerte discusión con Cosima relacionada con la visita de Carrie Pringle, una de las muchachas-flor de Parsifal. Después se quedó escribiendo en su gabinete. Cuando Siegfried volvió de su paseo matutino encontró a su madre llorosa tocando al piano el lied Lob der Tränen (Elogio de las lágrimas) de Franz Schubert. El compositor avisó de que no le esperaran para comer. Betty, la doncella, oyó gemidos en el gabinete, entró en la habitación y encontró a Wagner sufriendo de un ataque cardíaco. Aún llegó a decirle “¡mi mujer... y el médico!”. Cosima acudió inmediatamente, Richard estaba prácticamente muerto. A las tres de la tarde el doctor sólo pudo certificar el fallecimiento de Richard Wagner. Cosima permaneció veinticuatro horas abrazada al cuerpo de Wagner. Tres días más tarde la lúgubre góndola trasladaba el cuerpo de Wagner hasta la estación de tren. El 17 de febrero el cortejo fúnebre atravesó Múnich entre filas de antorchas que se inclinaban a su paso. El 18 de febrero Wagner era enterrado en la tumba preparada en el jardín de Villa Wahnfried en Bayreuth. Había comenzado la inmortalidad.
Tumba de Cosima y Richard Wagner. Wahnfried. Bayreuth |
Notas:
1 GREGOR-DELLIN, MARTIN: Richard Wagner, su
vida, su obra, su siglo. Alianza. Madrid. 1983. Página 600
2 Sobre el suceso relatado se
puede obtener más información en GREGOR-DELLIN, MARTIN: Op. Cit. Páginas
607-
616
616
3 MAYO, ÁNGEL-FERNANDO: Wagner. Discografía
recomendada. Obra completa comentada (2ª Edición).
Península. Barcelona. 2002. Página. 337
Península. Barcelona. 2002. Página. 337
4 GREGOR-DELLIN, MARTIN: Op.
Cit. Página 665
Bibliografía:
GIROUD, FRANÇOISE: Cosima
Wagner. Plaza & Janés, Barcelona, 2002.
GRAY, HOWARD: Wagner.
Robinbook. Barcelona. 2002.
GREGOR-DELLIN,
MARTIN: Richard Wagner, su vida, su obra, su siglo. Alianza. Madrid.
1983.
MAYO,
ÁNGEL-FERNANDO: Wagner. Discografía recomendada. Obra completa comentada (2ª
Edición). Península. Barcelona.
2002.
WAGNER, RICHARD: Mi
vida. Turner. Madrid. 1989.
WAGNER, RICHARD: Alle
Opern-Texte. Aarachne Verlag, Wien. 2000.
Me he quedado gratamente asombrado por tu blog. Maravilloso. Como wagneriano he disfrutado leyendo tus apuntes.
ResponderEliminarHe leído el dedicdo a Goette (II), pero no encuentro la primera parte. Te agradecería me lo dijeras. Pienso seguir visitándote. Yo estoy empezando un blog sobre Wagner en especial. Utilizmos el castellano y el catalan. Aún no he podido poner el traductor google para que todos lo entiendan, pero lo haré lo antes posible.
Te dejo mi mail de hotmail y la dirección del blog, que ya se puede visitar y opinar. Se llama "El Cavaller del Cigne", (El Caballero del Cisne). Solo tiene dos entradas; una para criticar el libro de Rosa Sala sobre "El judaísmo en la música" y otra sobre Raimon. La tercera será en castellano y consistirá en una adaptación que hice para niños sobre Lohengrin.
Gracias por tu atención.
Regí
PS. Tengo una lista de intertulios para hablar sobre Wagner, música y lo que nos parece. Si quieres les hablo de tu blog, que, sinceramnete, me encanta y te envío nuestros rolletes al mail que quieras. Desde luego, ya te apunto como blog que frecuento.
rexvalrex@hotmail.com
rexvalrexblog.wordpress.com
Me encntaría verte por ahí.
Muchas gracias por tu interés. Pasaré por tu blog a hacerte una visita.
EliminarLa entrada a la que haces referencia sobre Goethe y la música es esta http://alamusica.blogspot.com/2013/08/goethe-y-la-musica-i-la-rapsodia-para.html con la "Rapsodia para contralto" de Brahms.
Un saludo.
Grande...
ResponderEliminarMuchas gracias.
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