miércoles, 23 de abril de 2014

Grandes momentos en la ópera (VI): "Un Caballero del Cisne predestinado"

Richard Wagner compuso hermosas páginas para tenor. No contento con ello, inventó un nuevo tipo de cantante, el Heldentenor o Tenor heroico, por ceñirnos sólo a la cuerda tenoril. Pero de todos los papeles wagnerianos para tenor, ha habido uno que ha atraído a tenores de toda nacionalidad, idioma, tipo y condición. Se trata del triste Lohengrin, el Caballero del Cisne, que sólo con los cinco minutos que dura su Narración del Grial, tiene asegurada a su intérprete una gran ovación como la resuelva con un mínimo de decoro. No en vano, Lohengrin fue la obra wagneriana favorita hasta los años cuarenta del pasado siglo, cuando Tristan e Isolda y La walkyria le arrebataron el puesto de honor.

La belleza de la obra es innegable, y la escritura para tenor, mucho más liviana que la del predecesor Tannhäuser y de todo lo que está por venir en la producción wagneriana, ha hecho que tenores líricos, más adecuados para cantar Mozart, que para cantar Wagner se hayan atrevido con el hijo de Parsifal. 

Los años cincuenta y sesenta fueron terreno abonado para este tipo de cantantes que quisieron atreverse con Lohengrin. Retirados ya dos de los más grandes en este papel, Franz Völker y Lauritz Melchior, y con Wolfgang Windgassen, gran Lohengrin, más metido en su Tristan, Siegfried y Tannhäuser, llegó el momento del primer predestinado, el inolvidable Peter Anders.



Peter Anders en "Rigoletto". Opera Estatal de Berlín 1945
Foto: Deutsche Fotothek‎

Peter Anders había nacido en Essen en 1908. Fue miembro de la Ópera Estatal de Berlin durante la Segunda Guerra Mundial. De este periodo tenemos el célebre documento de la Novena Sinfonía de Beethoven de 1942 dirigido satánicamente por Wilhelm Furtwängler. Asimismo realizó una importante grabación de Viaje de invierno de Schubert con Michael Raucheisen en 1945.

Finalizada la guerra, pasó a formar parte de la compañía de la Ópera Estatal de Hamburgo. En 1951 cantó Lohengrin en una producción de la Radio de Colonia dirigida por Richard Kraus. Escuchemos su Relato del Grial con una de las más bellas voces de tenor que se hayan registrado jamás.



Pasados los primeros años de la posguerra, comenzó su carrera internacional, retrasada por el conflicto bélico. Anders llegó a cantar en el Covent Garden de Londres o el Festival de Glyndebourne. Pero el destino iba a ser muy cruel con él. El 5 de septiembre de 1954, en el camino de vuelta a Hamburgo tras una actuación en Plettenberg, el vehículo que el mismo conducía sufrió un grave accidente. Cinco días más tarde Peter Anders fallecía en el Hospital del Puerto de Hamburgo. Tenía cuarenta y seis años y estaba en lo más alto de su carrera. De su Wagner, sólo conservamos completo este solitario Lohengrin. Algunas escenas de Los Maestros cantores de Nuremberg con Hans Hotter, dirigidas por Sir Thomas Beecham y algunas arias en recitales completan su legado wagneriano. Peter Anders pudo haber sido en gran Lohengrin de los cincuenta, pero no pudo llegar a confirmarlo.

Peter Anders no confirmó su Lohengrin, pero Fritz Wunderlich, del que estoy seguro que hubieramos tenido un Caballero del Cisne, al menos en disco; no pudo llegar ni a cantarlo. Falleció en un estúpido accidente cuando le faltaban días para cumplir treinta y seis años. La voz más bella no pudo cantar el papel más bello, ni una sola vez.

Pero unos meses antes del fallecimiento de Wunderlich se había producido el acontecimiento. El 29 de enero de 1966, la Ópera Real de Suecia en Estocolmo había programado Lohengrin con un reparto muy propio de este teatro, con cantantes locales, pero importantes. Aase Nordmo-Lövberg, Barbro Ericson y Bengt Rundgren llegaron a cantar en Bayreuth, Ingvar Wixell fue un importante barítono verdiano, sólo Rolf Jupither que cantó Telramund, resulta un cantante, al menos para mi, totalmente desconocido. Dirigió el experimentado, pero bastante rutinario, Silvio Varviso. La representación debía haber transcurrido sin mayor trascendencia tuvo, sin embargo, algo especial.

Nicolai Ustinov había nacido en Estocolmo el 11 de julio de 1925. Su padre era ruso y su madre sueca. Había estudiado canto en el entorno familiar, y vivió en Leipzig entre 1928 y 1936. El joven cantante hablaba ruso, sueco y alemán y con el tiempo siguió añadiendo idiomas a su labor como cantante, italiano, francés e inglés. Hasta llegó a grabar en español.  Pero, imagino que os preguntaréis quién era este tenor. Como nombre artístico tomó el apellido sueco de su madre. En el mundo de la ópera es célebre como Nicolai Gedda.



Nicolai Gedda en Finlandia (1987). Foto: Nystenl
Gedda, uno de los tenores que más grabaciones ha realizado y que ha cantado Mozart, Mussorgsky, Tchaikovsky, Glinka, Flotow, Verdi, Puccini, Gounod, Massenet, Offenbach, Richard Strauss u opereta; decidió probar con Wagner cuando llegó a los cuarenta años. Sólo por él tuvo interés este Lohengrin de la Ópera de Estocolmo, porque finalizada la representación, decidió no volver a cantarlo nunca más. Consideró que era un personaje muy pesado para sus condiciones vocales y que si lo cantaba en los grandes escenarios, no cesarían de pedírselo y su voz se vería dañada.

Si la forma de cantar el Relato del Grial es por Nicolai Gedda es o no un momentazo que vale la pena recordar, es tema que tenéis que juzgar vosotros.




Pero para no quedarnos con el mal sabor de boca de cantantes que parecían predestinados a cantar Lohengrin y que por diversas circunstancias, algunas trágicas, no cuajaron en el papel, vamos a recordar que el "Trono" de Lohengrin no estuvo vacante mucho tiempo. A finales de los años cincuenta y durante los años sesenta, se hizo dueño del papel una de las voces más hermosas que han servido al Caballero del Cisne. De él tenemos registros completos en vivo, en estudio y hasta algún vídeo. Se trata del tenor húngaro Sandor Konya, pero de él hablaremos en otro momento. Eso si, no os voy a dejar sin que le veáis cantar desde un país lejano, inaccesible a vuestros pasos.

 



2 comentarios:

  1. La de cosas que nos perdimos con la muerte prematura de Anders y Wunderlich :(

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  2. Una verdadera lástima, uno a punto de coronar su carrera y el otro que aún no había acabado de madurar. Quedó Rudolf Schock, buen profesional, pero no fue lo mismo.

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