No cabe ninguna duda de que Johann Wolfgang Goethe (1749 - 1832) es uno de los mayores genios de la literatura universal. Además Goethe, era un gran amante de la música, aunque de un gusto bastante conservador. coincidió en su larga vida con dos de los más grandes compositores de la historia y con ellos se reflejaba su gusto, adoraba la música de Mozart, pero no acababa de comprender la de Beethoven.
Goethe en la campina italiana de Johann Heinrich Wilhelm Tischbein (1787) |
Pero no vamos a hablar de los gustos de Goethe, o al menos no en esta entrada. La idea es en esta serie hablar de obras musicales que han tenido al genial literato como inspirador, y ya advierto que la lista puede llegar a ser interminable. Por tanto, lo mejor es que nos pongamos manos a la obra y comencemos ya con la tarea.
La obra de Goethe que es la fuente de la pieza musical de la que quiero hablar, se titula Harzreise in Winter (Viaje invernal por el Harz), escrita en 1777, cuando nuestro poeta tenía veintiocho años, y pertenece al inicio de su etapa en Weimar, ciudad en la que se instaló desde 1775, respondiendo a la llamada del Príncipe Heredero Carlos Augusto de Sajonia-Weimar-Eisenach. En este poema, se describe la experiencia de Goethe en un viaje a las montañas del Harz en diciembre de 1777, una obra en la que lo desolado del paisaje está presente permanentemente, en lo descriptivo y en el estado de ánimo. El Harz es un macizo del centro de Alemania entre los Länder de Baja-Sajonia, Turingia y Sajonia-Anhalt, actualmente Parque Nacional y que en invierno tiene una inclemente meteorología con gélidos vientos que complican aún más la vida en la región. Goethe visitó la región en su faceta de naturalista, y la impresión que tuvo en este viaje fue tan grande, que además del presente poema, estas montañas le inspirarían la Noche de Walpurgis de la segunda parte de su Fausto.
Macizo del Harz: Tren de Brocken |
La obra con la que voy a comenzar, pertenece al repertorio, pero quizá no es todo lo conocida que debiera por su calidad y belleza. Se trata de la Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta (Rhapsodie für eine Altstimme, Männerchor und Orchester) op. 53 de Johannes Brahms (1833 - 1897).
Johannes Brahms, 1866 |
Brahms compuso esta obra en 1869, como regalo de bodas para Julie, una de las hijas de Robert y Clara Schumann. Al parecer Brahms llegó a tener sentimientos amorosos hacia Julie, ya sabemos que hacia Clara, la viuda de su maestro Robert Schumann, si los tuvo. En fin, después de escuchar la obra juzgaréis, pero como presente nupcial, no parece el más apropiado. La soledad y la misantropía, al final tornada en esperanza, que se desprende de la obra, enlaza con el ya nombrado Viaje de invierno de Schubert y con las Canciones de un camarada errante de Mahler, composiciones en las que el desengaño amoroso supone el motor de la acción. ¡Pero hombre, Johannes! con regalos así no nos extraña que te quedaras para vestir santos.
Pero vayamos con la obra. Lo primero que llama la atención es su título, Rapsodia. Pero ¿qué es una Rapsodia? El nombre viene de la Grecia Clásica, donde la rapsodia era una parte de un poema épico que recitaba un recitador o rapsoda. Por ejemplo, un canto de la Odisea recitado sería una rapsodia. En música, a partir del romanticismo, la rapsodia pasó a ser una pieza sin una forma definida construida con varias partes, más o menos sin relación. Etimológicamente la palabra rapsodia deriva de rhaptein (ensamblar) y aidein (canción), sería una "canción ensamblada". Entre las rapsodias más célebres están las Rapsodias Húngaras de Franz Liszt, la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Sergei Rachmaninov o la Rapsodia in blue de George Gershwin.
La composición de Brahms responde, en cierta manera, a ese tipo de obra, pero yo me inclino más a pensar que es una cantata, con su recitativo, primera estrofa, y su aria en dos partes, siguientes dos estrofas. Pero bueno, Brahms, que es el que sabe, la bautizó así y no vamos a enmendarle la plana.
Brahms utilizó sólo tres de las estrofas del poema de Goethe. En la primera, se nos describe el entorno de la naturaleza, uno de los temas centrales del romanticismo. En este caso se muestra hostil, porque también es hostil el protagonista del poema. La segunda nos dibuja el personaje, marginado, apartado de la sociedad, porque la sociedad le ha apartado, y en la tercera aparece un canto de esperanza. Aquí podéis leer el fragmento del poema seleccionado para componer la obra.
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Unos acordes graves, dramáticos, iniciados con las trompas, fagotes y la cuerda grave, nos describen el entorno. En sólo ocho compases de introducción orquestal Brahms nos ha mostrado ese lado hostil de la naturaleza. El adagio continúa con el canto de la contralto. Es el recitativo que nos pone en situación. Brahms se vale aquí del uso de la tonalidad asociada con el dramatismo por excelencia, el do menor, recordemos sólo el ejemplo más célebre, la Quinta Sinfonía de Beethoven.
No es mi intención en este blog, hablar de teoría musical, otros lo hacen mucho mejor que yo, pero cuando, como en este caso, nos puede ilustrar con un ejemplo fácil, alguno de los aspectos teóricos creo que merece la pena. En este caso es muy evidente la diferencia entre el tono menor del inicio y en tono mayor de la última sección. Os recomiendo leer el ciclo de tonalidades del blog de Tono_Menor, que tenéis enlazado en las "páginas muy recomendables".
Tras este recitativo, comienza la segunda estrofa (4:12), se mantiene la tonalidad, el tempo es un poco más vivo, poco andante, escribe Brahms en la partitura. Sólo destacar, porque la música es totalmente expresiva, la repetición de la palabra Menschenhaß (odio de los hombres), en el que Brahms llega al climax de la amargura (6:46).
Finalizada esta sección, empieza la tercera estrofa (7:49). Comienza la contralto con el coro de hombres, sobre un acompañamiento del pizzicato de los violoncellos. En esta nueva sección, nuevamente más reposada, adagio, algo ha cambiado. La música suena mucho más hermosa, más esperanzada. Brahms ha variado la tonalidad, del dramático do menor, hemos pasado al luminoso do mayor, una de las tonalidades asociadas en música con lo positivo, lo alegre. Sólo este cambio, también realizado por Beethoven en la mencionada Quinta Sinfonía, cuyo heroico final está también en do mayor; hace que la obra musical se una al mensaje de esperanza que el texto nos expresa.
Sólo recordar, para acabar, a algunas de las cantantes y directores que mejor han servido esta obra en disco. Quizá la mejor versión recogida por los micrófonos sea la de Kathleen Ferrier con la Filarmónica de Londres y Clemens Krauss (DECCA), después, imposible olvidarse de Christa Ludwig, por partida doble, con Otto Klemperer y Philharmonia (EMI) y Karl Böhm con la Filarmónica de Viena (Deutsche Grammophon). Otras aproximaciones interesantes son la de Aafje Heynis y van Beinum que he utilizado como ilustración musical, y la excelente de Lucretia West y Hans Knappertsbusch con la Filarmónica de Viena (DECCA).
Excelente, es justo lo que estaba buscando. Gracias.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya resultado útil.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente artículo. El 1 de enero de 2014 viendo la película "La zona gris" oí por primera vez esta maravilla en una escena tremenda. Desde entonces he tratado de saber más...pero hoy he encontrado aquí todo lo que necesitaba.
ResponderEliminarGracias.
Gracias a ti por tu interés. Saludos.
EliminarExcelente artículo señor.
ResponderEliminarCuando escuché lloré, cuando me enteré lo que había detrás no me lo podía creer.
Estupendísimo análisis, mil gracias por compartir su conocimiento.
Gracias a ti por la atención.
EliminarUn saludo.