viernes, 15 de agosto de 2014

El "Anillo misterioso"

Los intentos de la primera grabación de la obra musical más ambiciosa de todos los tiempos, El anillo del nibelungo de Richard Wagner, estuvieron plagados de problemas de todo tipo, técnicos, políticos y trágicos. No me voy a referir al primer intento en Viena con Bruno Walter, truncado por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, ni del siguiente también en Viena, terminado abruptamente por el fallecimiento de su principal responsable, Wilhelm Furtwängler. Recordar que en ambos casos fue la discgráfica EMI la promotora de tan complicada empresa.

Nos vamos a finales de la década de 1960. Por fin, DECCA ha conseguido finalizar la primera grabación de estudio, el famoso Anillo de Sir Georg Solti y la Filarmónica de Viena, ha tardado ocho años en completarla.  Los responsables de Deutsche Grammophon han confíado a su gran estrella Herbert von Karajan la grabación del suyo en Berlín con la Filarmónica. La empresa se completará en 1970. Karl Böhm en directo en Bayreuth grabará el suyo para Philips (1966-67). Para la recuperación del Anillo de Furtwängler en Roma habrá que esperar a 1973 y para la recuperación de los grandes documentos de Bayreuth, en parte conocidos los de Kraus y Keilberth, tendremos que esperar aún diez años y en algún caso casi cuarenta.

Para terminar esta introducción, hay que explicar que sólo hay tres Anillos más grabados técnicamente en estudio, el de Janowski (Staatskapelle Dresden) para Eurodisc (hoy Sony) que no hay que confundir con el nuevo que ha grabado en vivo para Pentatone para el Año Wagner 2013, el de Haitink (Radiodifusión de Baviera) para EMI, y el de Levine (Metropolitan de Nueva York) para Deutsche Grammophon, todos producidos entre las décadas de 1980 y 1990.

Pero, hay un Anillo más, grabado en estudio, es el Anillo misterioso. De este Anillo había noticias, bastante contradictorias, que lo hacían entrar en el terreno de lo mítico ¿Existió y se perdió? ¿Se editó en Japón, o realmente no fue así? Hasta el gran Ángel-Fernando Mayo, en su monografía sobre Wagner, no sabe bien a qué atenerse. Da datos sobre él, casi todos correctos, y duda de algunos, que resultó que fueron ciertos, como que su primera edición se publicara en 32 discos de vinilo (lo usual era 18 long play de vinilo, que ocupan entre 13 y 14 discos compactos).

Lo que es verdaderamente curioso, es que de la treintena de Anillos completos disponibles, con sólo seis en estudio, uno de ellos haya dormido el sueño de los justos desde casi su publicación.

Hay varias razones para ello. Se grabó en 1968, en sólo un mes. La mayoría de Anillos se han grabado a razón de jornada por año. El lugar de la grabación fue Núremberg, y para optimizar costes, se buscó una orquesta que resultase económica. La orquesta de la grabación fue una mezcla entre la Orquesta Filarmónica Checa y la Orquesta del Teatro Nacional de Praga. Se buscó un director experto, pero alejado del estrellato. El máximo responsable fue Hans Swarowsky, hoy conocido casi exclusivamente por su gran labor como maestro de directores, recordemos que entre sus muchos alumnos se encuentran Zubin Mehta, Claudio Abbado y Giuseppe Sinopoli, además de uno que nos toca de cerca, Jesús López-Cobos.

Además, por ahorro de costes, no se grabó en estéreo, sino en un sistema binaural, que después del sonido espectacular del Anillo de Solti, debía resultar algo pobre.

Para la edición, del sello Fratelli Fabbri se utilizó un sistema de discos de 25 cm, que multiplicó en número de los mismos. Si añadimos la edición de lujo y el elevado precio de cada ejemplar, se vendieron sólo unas pocas copias. Una edición posterior realizada por el sello Westsminster, pasó sin pena ni gloria.

Con estos mimbres, unos solistas de los que luego hablaremos y el Coro de la Ópera del Estado de Viena, traído en un abrir y cerrar de ojos desde el Festival de Salzburgo para grabar su parte en El Ocaso de los Dioses, y también un Lohengrin completo, Swarowsky dispuso del mes de agosto de 1968 para llevar a cargo la empresa.

Si no fuera bastante con las dificultades técnicas que entrañaba el proyecto, la noche del 20 al 21 de agosto, las tropas soviéticas invadieron Checoslovaquia, con el consiguiente cierre de las fronteras entre la Europa occidental y los países integrantes del Pacto de Varsovia. Los miembros de la orquesta y algunos solistas quedaron atrapados en Alemania. En el breve momento en que se abrieron temporalmente las fronteras, los músicos salieron en desbandada hacía su tierra. El proyecto hubiera quedado inacabado, de no ser por las orquestas locales en Núremberg que se prestaron a grabar lo que restaba. Así en este Anillo la orquesta que parece en los créditos es la Gran Orquesta Sinfónica, conjunto que, en realidad, nunca existió.

Hans Swarowsky


Toda esta historia, viene a cuento por la reciente edición de este Anillo del Nibelungo en CD por primera vez en occidente. Al parecer, el sello Denon lo editó en Japón. La publicación ha corrido a cargo de la empresa alemana Profil Hänssler, con una correcta presentación en 14 CD's que en tierras germanas se puede obtener por el precio-ganga de 34 euros.

Os preguntaréis qué contiene este Anillo. Lo primero que hay que decir es que no va a hacer temblar las referencias que todos conocemos. Los Knappertsbusch, Krauss, Keilberth, Böhm, Solti, Kempe e incluso el Furtwängler de Roma con su orquesta de tercera están por encima. Ahora bien, creo que nos equivocaríamos si consideramos que es un mal Anillo. No podía competir en su época, pero ya quisiéramos hoy a alguno de sus cantantes de teatros de provincia defendiendo sus papeles en teatros de primer nivel. De los tres protagonistas principales destaca la muy buena Brünnhilde de la checa Naděžda Kniplová, la cantante más conocida, que llegó a cantar en Salzburgo con Karajan. El Wotan/Wanderer del vienés Rolf Polke me ha sorprendido gratamente, más bajo que bajo-barítono, canta con nobleza su papel en La Walkyria con unos buenos adioses de Wotan. En el Wanderer la tesitura le resulta aún más cómoda, resolviendo muy bien su papel. El americano Gerald McKee se defiende bastante bien como Siegfried y canta también Siegmund, aunque con menos acierto. Pese a ser el menos satisfactorio, es un cantante superior a los que, últimamente, despiertan a Brünnhilde con sus aúllidos. Del resto de solistas destacar los excelentes Fasolt y Hagen de Otto von Rohr, bajo que fue una institución en la Ópera de Stuttgart y que extraña que no tenga una discografía más abundante.

Final del dúo del prólogo de El ocaso de los dioses, 
con Naděžda Kniplová y Gerald McKee


Queda hablar de Swarowsky. Director artesano, que conocía muy bien su oficio.  Sacó adelante la empresa con mucho, muchísimo si atendemos a las circunstancias de la grabación, decoro. Tiene una dirección con tempi muy moderados, aunque sin llegar a la lentitud. Obtiene un muy bien rendimiento de su mezcla de orquestas, que responden con acierto. En su estilo parece resumirse la frase que decía a sus alumnos: el compositor se interpreta por si mismo, no tenemos que hacer nada para ayudarle. 

Para finalizar, este Anillo no es una primera opción, pero no molestará en la discoteca de ningún buen wagneriano. Además, no deja de ser un documento histórico en todos los sentidos, con una excelente relación calidad-precio. Sólo queda esperar que Profil Hännsler edite pronto ese Lohengrin.






domingo, 10 de agosto de 2014

"Caos en lugar de música": Dmitri Shostakovich y la censura en la Unión Soviética

Dmitri Shostakovich, fue el mayor compositor de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Nacido ruso en Petrogrado, anterior San Petersburgo y posterior Leningrado y ciudadano de la Unión Soviética para el resto de su vida desde 1917.

Shostakovich nació el 25 de septiembre de 1906, Fue un niño prodigio y destacó desde muy joven como pianista y compositor. Obtuvo un gran éxito con su Primera Sinfonía, compuesta con tan solo 19 años. Las dos siguientes sinfonías con coro, Segunda “A Octubre” y Tercera “El primero de mayo”, nos muestran al compositor veinteañero iconoclasta, dueño de todos los resortes orquestales. Esta época destaca por una música vivaz y vanguardista. El estalinismo todavía no había comenzado a sumir a la Unión Soviética en el estado de terror que llegaría a partir de los años 30 y, en este clima de relativa libertad, escribe sus ballets La edad de oro y El perno; sus Aforismos para piano o su primera ópera completa La nariz, basada en el relato de Nikolai Gogol. Estas obras eran demasiado experimentales para alcanzar el éxito, y pronto cayeron en el olvido.

El final de los años veinte se caracterizó por un acercamiento de Shostakovich a la música utilitaria, todos los artistas que se mantenían al margen del régimen, encontraban grandes dificultades para trabajar, Shostakovich tuvo que empezar a hacer concesiones al realismo socialista.

Shostakovich inicia los años 30 con su matrimonio con Nina Varsar y con el trabajo en la que será su segunda ópera y obra más ambiciosa hasta el momento, Lady Macbeth de Mtsensk, basada en la obra de Nikolai Leskov. El 22 de enero de 1934 se estrena en el Teatro Maly de Leningrado, obteniendo esta vez un gran éxito de público. La obra se representa en varias ciudades de la Unión Soviética y en el extranjero siempre con creciente éxito. Estos años ven el estreno de su Concierto para piano y orquesta nº 1 y los trabajos en la composición de la Cuarta Sinfonía, su obra más sinfónica más importante hasta ese momento.

En 1936 llega Lady Macbeth de Mtsensk al Teatro Bolshoi de Moscú, acontecimiento que marcará a partir de entonces la vida de nuestro compositor. Es el 26 de enero de 1936, a la representación va a asistir Stalin, lo que hace que Shostakovich asista a la representación. Seguimos el relato de Sergei Radamsky, cantante norteamericano de origen ruso-polaco, que Krzysztof Meyer recoge, en su obra sobre el compositor soviético, de los acontecimientos de esa noche: “Stalin, Zhdanov y Mikoyan estaban en el palco del gobierno, situado encima del foso de la orquesta y a la derecha, directamente encima del metal y de la percusión. Por lo demás el palco estaba blindado con láminas de acero para prevenir posibles atentados provenientes del foso de la orquesta. Shostakovich, Meyerhold, Ajmateli y yo (como invitados de Shostakovich) nos encontrábamos exactamente enfrente del palco de Stalin. Podíamos ver perfectamente el interior del palco; sólo Stalin quedaba fuera de toda visión. Estaba sentado detrás de una pequeña cortina que al tiempo que le permitía ver todo el escenario, le sustraía de las miradas del público. Cada vez que la percusión o el metal sonaban fortissimo, Zhdanov y Miyokan se sobresaltaban y se volvían riéndose hacia Stalin.

En el entreacto pensábamos que Shostakovich sería invitado a acudir al palco de Stalin. Al ver que en el segundo entreacto no recibía ninguna invitación nos pusimos todos nerviosos. Shostakovich vio como se reían y se divertían los tres en el palco del gobierno, se ocultó en la parte posterior de nuestro palco y se cubrió el rostro con las manos. La excitación hizo que estuviera empapado de sudor.
Para desesperación de Shostakovich fue sobre todo la escena de amor del segundo acto la que más diversión causó a los tres de enfrente. […]
[…] Cayó el telón; Shostakovich no fue llamado al escenario para responder a los aplausos, Stalin y sus dos camaradas abandonaron el teatro sin haber expresado el deseo de ver al compositor.” 1

Escena del acto II de Lady Macbeth de Mtsensk que hizo las delicias
de Stalin y sus acólitos en la representación de Moscú en 1936

Dos días más tarde Shostakovich se dirigió a la estación para coger un tren con destino a Arkhangelsk, dónde debía dar unos conciertos. Compro el periódico Pravda y vio un artículo titulado Caos en lugar de música – A propósito de la ópera “Lady Macbeth de Mtsensk”. Shostakovich comenzó a leer con sorpresa y luego con creciente terror el feroz ataque a su obra, de gusto burgués, que busca la novedad sin fundamento y no es lo que espera el público soviético. Había además una frase claramente amenazante “este juego puede acabar mal”. El artículo carecía de firma, lo que venía a decir que expresaba la opinión del partido. Hay quien llegó a decir que el mismo Stalin escribió o inspiró el artículo. Pocos días después otro artículo en Pravda atacó el ballet El arroyo claro. Shostakovich había caído en desgracia y su ópera desapareció de los escenarios.

En ese momento apareció el verdadero reino del terror en la Unión Soviética. La NKVD, policía secreta del estado, estaba deteniendo o asesinando a figuras importantes del mundo de la cultura Maxim Gorki, Isaak Babel, Vsevolod Meyerhold, Anna Akhmatova, Marina Tsvetaieva, Marina Grinberg o Heinrich Neuhaus son sólo una muestra de los que sufrieron represión. En Leningrado todo el mundo daba por hecho que Shostakovich sería detenido, incluso llegó a ser interrogado por su presunta pertenencia a un grupo terrorista.

Shostakovich vivió esos años con el miedo a ser detenido, incluso tenía preparada una pequeña maleta bajo su cama por si una noche, momento preferido por la NKVD, venían a buscarlo. En este orden de cosas, Shostakovich retiró su Cuarta Sinfonía y a partir de este momento se vio obligado a componer de una forma más conservadora para evitar problemas mayores. Con su Quinta Sinfonía que Shostakovich definió como “la respuesta de un artista soviético unas críticas justas”, pudo acallar un tanto las críticas y proseguir su labor creativa.

4º Movimiento de la Quinta Sinfonía, la respuesta del artista soviético a 
unas críticas justas. Orquesta de la WDR de Colonia con Rudolf Barshai


En esta época comienza a componer su serie de Cuartetos de Cuerda en los que se expresa en un lenguaje más personal, es como si el Shostakovich más oficial quedase para la gran música sinfónica y el más auténtico para la intimidad de la música de cámara.

Si no era bastante con tener el terror en casa, en 1941, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi invade la Unión Soviética. Shostakovich va a ser testigo de excepción de uno de sus episodios más dramáticos, el sitio de Leningrado. Inicialmente Shostakovich se negó a ser evacuado y comenzó la composición de su Séptima Sinfonía, titulada Leningrado y dedicada a su ciudad natal. En el asedio fallecieron según cifras oficiales más de 600.000 de los 3.000.000 de habitantes de la ciudad. Finalmente el compositor fue trasladado a Samara en la zona de seguridad y completó la sinfonía que fue estrenada por Samuil Samosud y la Orquesta del Teatro Bolshoi de Moscú, también evacuada, el 5 marzo de 1942. Copias de la partitura en microfilm fueron pasadas, vía Teherán, a los aliados occidentales. De esta forma, la sinfonía se estrenó en Londres con Sir Henry Wood al frente de la Orquesta Filarmónica de Londres y en Nueva York por Arturo Toscanini y la Orquesta de la NBC, como muestra de la resistencia del pueblo soviético ante el terror nazi. Este concierto, retransmitido por radio, tuvo más de veinte millones de oyentes.

Séptima Sinfonía 'Leningrado' en su estreno americano con la NBC y Arturo Toscanini, 
radiado a más de 20 millones de oyentes. Shostakovich odiaba profundamente esta interpretación

En 1943 compone la otra gran sinfonía de guerra, la Octava. Por fin, finaliza la Segunda Guerra Mundial, y Shostakovich está trabajando en su Novena Sinfonía. Tanto por el fin de la guerra, como por el mágico número nueve y lo que significa en el mundo de la sinfonía, se esperaba una obra grandiosa que mostrara al mundo entero el valor del pueblo soviético. Sin embargo, la obra fue una especie de scherzo sinfónico, inferior en duración al primer movimiento de la Sinfonía Leningrado y con algo de grotesco y circense. La reacción de público y crítica fue de gran perplejidad.

Bien por esta sinfonía o por la estrechez de miras de los dirigentes soviéticos, Shostakovich vuelve a caer en desgracia en la llamada purga de Zhdanov del año 1948, en la que Shostakovich fue acusado de formalismo y condenado. En esta nueva represión censora también fue condenado el otro gran compositor de la era soviética, Sergei Prokofiev.

Shostakovich en 1950

Pese a esta condena formal Shostakovich viaja a América para la celebración del Congreso Cultural en 1949. Shostakovich se niega en principio a viajar, hasta que el mismo Stalin le telefonea. Desea que sea miembro de la delegación soviética. Shostakovich le comenta que un compositor prohibido mal puede representar a su país, a lo que Stalin le responde que su música no está prohibida, haciendo gala de la ambigüedad de las prohibiciones de los regímenes totalitarios, nadie se hace responsable de nada. Shostakovich viaja finalmente a Estados Unidos, pero sin libertad para poder expresar libremente sus opiniones.

Para contentar al régimen, Shostakovich compone su cantata El canto de los bosques, a mayor gloria del “gran jardinero”, que no es otro que Stalin.

Stalin fallece en 1953. Shostakovich estrena su Décima Sinfonía en la que expresa todo lo que ha tenido que vivir en los últimos años. En la Unión Soviética comienza la desestalinización y Shostakovich es rehabilitado totalmente y reconocido como el mayor compositor de la época. En 1954 fallece su mujer Nina y Shostakovich queda totalmente desolado.

2º movimiento de la Décima sinfonía una pintura musical de Stalin y su barbarie. 
Con Georg Solti y la Orquesta Sinfónica de la Radiodifusión de Baviera

En estos años comienza un acercamiento al aparato político de la Unión Soviética, siendo miembro del partido desde 1960. Además compone dos grandes sinfonías sobre la historia reciente de su país, la Undécima 'El año 1905' y la Duodécima 'El año 1917'. En palabras de José Luis Pérez de Arteaga, en este momento Shostakovich es como un Pimen moderno, el monje cronista de la ópera Boris Godunov de Mussorgsky. Sin embargo, en alguna de sus últimas obras como la Sinfonía nº 13 'Babi Yar' también se convierte en el Iurovidi de la misma ópera, el simple que es el único que se atreve a decirle las verdades al zar. La Sinfonía nº 13 rememora la matanza de judíos en el barranco de Babi Yar en Ucrania en la Segunda Guerra Mundial, cosa que no gustó nada a los jerarcas del politburó, dado que la policía ucraniana tuvo una participación activa ayudando con bastante diligencia a los nazis.

1er. movimiento de la Decimotercera sinfonía 'Babi Yar' con Mikhail Petrenko y el
 Coro y Orquesta del Teatro Mariiinski bajo la dirección de Valeri Gergiev

En 1961 se estrenó finalmente la Cuarta Sinfonía y en 1963 una versión algo suavizada de Lady Macbeth de Mtsensk bajo el nuevo título de Katarina Ismailova. Shostakovich vuelve a contraer matrimonio con Irina Supinskaia. En 1965 se encuentra con Benjamin Britten, ambos músicos sienten admiración mutua y comparten su pasión por Gustav Mahler. En 1966 Shostakovich padece un infarto y pasa varios meses hospitalizado.

Shostakovich aún compondrá dos nuevas sinfonías la Decimocuarta para soprano, bajo y orquesta de cámara, en la que pone en música poemas de García Lorca, entre otros poetas. Esta sinfonía está dedicada a Benjamin Britten. Su última sinfonía, la Decimoquinta se estrena en 1972. La salud de Shostakovich fue declinando, falleció el 9 de agosto de 1975, dejando una producción de quince sinfonías, dos operas, una opereta, quince cuartetos de cuerda, tres ballets, seis conciertos, música incidental y para el cine, canciones, y otro buen número de obras sinfónicas, instrumentales y de cámara.

Cuarteto de Cuerda nº 8 en do menor, op. 110 dedicado por 
Shsotakovich a las "Víctimas del fascismo y de la guerra". Versión de su estreno con el 
Cuarteto Beethoven en Leningrado el 2 de octubre de 1960

NOTA
1 Meyer, Krzysztof: Shostakovich, su vida, su arte, su época. Madrid. Alianza Música 1997, página 173

BIBLIOGRAFÍA
Meyer, Krzysztof: Shostakovich, su vida, su arte, su época. Madrid. Alianza Música 1997
Pérez de Arteaga, José Luis: Shostakovich: Madrid. Scherzo, nº especial 3 pags. 174-180