jueves, 20 de febrero de 2014

Goethe y la música (VI): "Sólo quien conoce el anhelo...", pero en ruso

Volvemos hoy con nuestro viejo conocido, el gran Goethe y esta vez con una de sus obras más célebres, aunque no tanto como Fausto o Las penas del joven Werther. Me refiero a Wilhelm Meisters Lehrjahre (Años de aprendizaje de Wilhelm Meister). Sobre esta obra existe una ópera Mignon del compositor francés Ambroise Thomas (1811 - 1896), y sus poemas, ya sean los de Mignon, el personaje femenino o los del arpista han sido puestos en música por compositores como Beethoven, Schubert, Schumann, Wolf... o Tchaikovsky que es con quien nos vamos a quedar.

Recomiendo leer la serie de entradas sobre Wilhelm Meister del blog Liederabendcat, en el que se nos relatan diferentes aspectos de la novela de Goethe.
  

Goethe en 1791 por Johann Heinrich Lips

Esta obra de Goethe, al igual que Fausto, mantuvo mucho tiempo ocupado a nuestro poeta. En realidad no estamos hablando de una novela, sino de tres. Wilhelm Meisters theatralische Sendung (La vocación teatral de Wilhelm Meister) el "Urmeister", de  1776, pero sólo impresa muchos años más tarde de la muerte de Goethe en 1911. La segunda, que es de la que nos vamos a ocupar y es además la más célebre es Wilhelm Meisters Lehrjahre (Años de aprendizaje de Wilhelm Meister), publicada en 1795. Cierra el ciclo Wilhelm Meisters Wanderjahre (Años de peregrinaje de Wilhelm Meister), de 1807, publicada en 1821 y revisada en 1829.

Es la misma estructura que se repetirá en Fausto, del que hablaremos más detenidamente en próximas entradas. Tenemos allí el Urfaust o Protofausto y las dos partes de la tragedia, de la que en música, los compositores se han ocupado de la primera casi en exclusiva.

En Años de aprendizaje de Wilhelm Meister, el héroe de la novela, Wilhelm Meister, atraído por el teatro, harto de la vida burguesa que le espera y víctima de un desengaño amoroso, emprende un viaje de formación y desarrollo en el que se encotrará con curiosos personajes. Uno de los principales es Mignon, casi una niña, enamorada de Wilhelm e hija de otro de los personajes que más se ha llevado al mundo de la música, por la prodigiosa colección de poemas que Goethe puso en su boca, el Arpista. 


Mignon por Wilhelm von Schadow


El carácter de Mignon se refleja en el poema que Goethe le hace cantar a nuestro personaje y al Arpista, incluyo la trasliteración del cirílico de la traducción al ruso de Lev Mej.


Net, tol'ko tot, kto znal svidan'ja, zhazhdu,
pojmjot, kak ja stradal i kak ja strazhdu.
Gljazhu ja vdal'... net sil, tusknejet oko...
Akh, kto menja ljubil i znal - daleko!
Akh, tol'ko tot, kto znal svidan'ja zhazhdu,
pojmjot, kak ja stradal i kak ja strazhdu.
Vsja grud' gorit...
Kto znal svidan'ja zhazhdu,
pojmjot, kak ja stradal i kak ja strazhdu





Goethe, trad. Mej
Nur wer die Sehnsucht kennt
Weiß, was ich leide!
Allein und abgetrennt
Von aller Freude,
Seh ich ans Firmament
Nach jener Seite.
Ach! der mich liebt und kennt,
Ist in der Weite.
Es schwindelt mir, es brennt
Mein Eingeweide.
Nur wer die Sehnsucht kennt
Weiß, was ich leide!

Goethe
¡Sólo quien conoce el anhelo
Sabe lo que sufro!
Sola y separada
De todas las alegrías
Miro en el firmamento,
Hacia aquel lado.
¡Ah! Quien me ama y conoce,
Está en la lejanía
Siento vértigo, me arden
las entrañas
¡Sólo quien conoce el anhelo
Sabe lo que sufro!



Finalmente, el herido corazón de Mignon no resistirá más y el personaje morirá en el Libro Octavo de Wilhelm Meister tras ver besarse a Theresa y Wilhelm.

Como he comentado en la introducción, son muchos los compositores que han puesto música a este bello poema, pero que la entrada de hoy iba sobre una de las versiones más exóticas, la de Pjotr Tchaikovsky, compuesta sobre una traducción al ruso del poema de Lev Mej.

La canción de Tchaikovsky forma parte de sus 6 Romanzas op. 6 compuestas en 1869, cuando nuestro compositor tenía veintinueve años. Con el tiempo, esta obra se ha convertido en el Lied más célebre de Tchaikovsky y que, como veremos en la sorpresa final, ha traspasado en mundo de la llamada música clásica.

Conociendo la biografía de nuestro compositor, sus casi permanentes depresiones, su homosexualidad, en una época que era un estigma; en fin, su desgraciada vida; no extraña que este poema le tocase muy de cerca. La realidad, es que es una auténtica obra maestra.

Escuchamos este Nadie, salvo el corazón solitario, que es como se conoce esta pieza de su traducción del ruso, con una pareja de excepción Galina Vishnevskaya acompañada al piano por su marido Mstivslav Rostropovich, en una grabación de 1964.


El éxito de la canción de Tchaikovsky es captar la esncia del poema, que refleja la simplicidad del personaje, con una melodía marca de la casa, de las que Tchaikovsky era capaz de componer para conmover hasta el alma más dura.

El idioma elegido y la forma de estar compuesta, nos hacen pensar en Pushkin y no en Goethe. Es un bello reflejo del alma eslava. Entre las versiones más interesantes, tenemos en estudio en Philips a los mismos protagonistas del vídeo,  Vishnevskaya y Rostropovich, en una excelente versión. Sin embargo, prefiero a Olga Borodina acompañada por Larisa Gergieva en un recital Tchaikovsky que no tiene desperdicio, también en Philips. Con la desaparición de este histórico sello, estos registros se pueden localizar en el catálogo de DECCA.


Tchaikovsky hacia 1860


Lo dicho sobre la influencia del idioma lo podemos comprobar en el siguiente ejemplo. La melodía es la misma, pero el texto es el original alemán, el desgarro eslavo, queda aquí reemplazado por una elegante melancolía. Goethe, vuelve a aparecer. Christa Ludwig con Erik Werba al piano en una Liederabend salzburguesa de 1982, nos traducen en todos los sentidos la canción de Tchaikovsky.



Y vamos con la sorpresa final. En 1939 se estrenó la película musical Broadway Serenade, con Jeanette Macdonald, dirigida por Robert Leonard. En esta película la melodía de Tchaikovsky tiene un papel importante.

En 1944, se estrenó la película None but the lonely heart, si, el título en inglés de la canción de Tchaikovsky. El film dirigido por Clifford Odets contó con Cary Grant como protagonista, que además se iba a ser nominado para el Oscar por su actuación. La película es un melodrama típico de la época, bastante alejado del gusto actual. La música es del compositor alemán Hanns Eisler, uno de los compositores de la órbita de Bertolt Brecht y posteriormente compositor del Himno de la República Democrática Alemana. Eisler utiliza en un momento del film la música de Tchaikovsky.

Y como sabemos que el cine lo populariza todo, en 1945 Frank Sinatra iba a grabar su propia versión de None but the lonely heart. Esta obra ha sufrido arreglos que más bien han sido desarreglos. No es éste el caso. Si nos abstraemos y le damos el valor que tiene, disfrutaremos de una versión pop honrada en sus planteamientos. Eso si, me sobra el inicio con el Adagio lamentoso de la  Sinfonía Patética, la canción es suficientemente expresiva, no hace falta añadir más pathos.

Para finalizar, el texto en inglés de la canción de Tchaikovsky-Sinatra y con su correspondiente vídeo, claro.

None but the lonely heart
Can know my sadness
Alone and parted
Far from joy and gladness
Heaven's boundless arch I see
Spread about above me
O what a distance dear to one
Who loves me
None but the lonely heart
Can know my sadness
Alone and parted
Far from joy and gladness
Alone and parted far
From joy and gladness
My senses fail
A burning fire
Devours me
None but the lonely heart
Can know my sadness




lunes, 17 de febrero de 2014

Grandes momentos en la ópera (III): "¡Wotan, esposo, despierta!

Hoy en estos momentazos de ópera, traemos por primera vez una grabación de estudio. Pero no es una grabación cualquiera, era realizar una hazaña nunca realizada. Todos los intentos anteriores fueron truncados por diferentes y desgraciadas circunstancias.

La protagonista de este momento, que fue mágico según aquellos que lo presenciaron y que desde luego sigue impresionando a los que lo escuchamos, no es otra que la más grande, Kirsten Flagstad.

La Segunda Guerra Mundial ha finalizado, la llamada Edad de Oro del canto wagneriano, con cantantes nacidos en su mayoría en el siglo XIX envejece. Es ley de vida. Lo triste es que los mejores cantantes, no han dispuesto de los mejores medios técnicos que den testimonio de su arte superior. En el momento en que comienza a desarrollarse la técnica del sonido grabado con unos resultados que se denominarán de alta fidelidad, los más grandes ya no están o sus condiciones vocales están declinando.


Kirsten Flagstad en los años cuarenta

En 1952, en Londres con la Orquesta Philharmonia y con la dirección de Wilhelm Furtwängler se va a realizar la grabación del primer Tristan e Isolda completo en el estudio de grabación para el sello EMI. No es el primero en estudio, dos años antes en Leipzig el sello URANIA ha grabado la obra, pero con el corte habitual en el dúo del segundo acto para no fatigar a los cantantes. La grabación de Londres reúne al principal director en esta obra y a la Isolda ideal, Kirsten Flagstad. Su Tristan, Lauritz Melchior ya se ha retirado. Aquí el papel es encarnado por el noble Ludwig Suthaus. La grabación es un milagro. El mejor Tristan e Isolda jamás grabado, pese a que no es una grabación perfecta. Kirsten Flagstad con cincuenta y siete años, no es la Isolda de los años treinta y cuarenta, pero... ¿qué más da?

Disfrutemos del Preludio y de la Muerte de Isolda de esta grabación mágica con Kirsten Flagstad, la Orquesta Philharmonia y Wilhelm Furtwängler.


Flagstad hizo sus últimas grabaciones con EMI en 1953, entre ellas un Dido y Eneas de Purcell. No iba a participar en el programado El anillo del nibelungo que iba a grabar el sello británico con Wilhelm Furtwängler. La elegida para cantar Brünnhlide fue Martha Mödl. Si el primer intento de grabación del Anillo en estudio con Bruno Walter, también en EMI, fracasó por la llegada al poder de los nazis en Alemania y por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el segundo con Furtwängler quedó inacabado por el fallecimiento del director musical nada más finalizar la grabación de La Walkyria en 1954.

Cuando parecía que Kirsten Flagstad se iba a retirar definitivamente, llegó la oferta de otro sello discográfico británico, DECCA. Flagstad se iba a encontrar allí con el otro gran monstruo de la dirección wagneriana, Hans Knappertsbusch. Con Kna Flagstad iba a realizar algunas grabaciones en estudio, entre las que destacan unos bellísimos Wesendonk-Lieder de Wagner con la Orquesta Filarmónica de Viena. Escuchemos el último de ellos, Träume (Sueños), el único de los cinco orquestado por Richard Wagner, el resto fueron orquestados por Felix Mottl.


DECCA se había lanzado a su propia grabación del Anillo, fue en 1951 en la reapertura del Festival de Bayreuth, en vivo y con Hans Knappertsbusch. Problemas técnicos, alguna toma fallida, y contractuales,  algunos cantantes tenían contrato con EMI y ésta vetó la publicación; hicieron que sólo en 1999, el sello TESTAMENT casi cincuenta anos tras su grabación pudiera comercializar El ocaso de los dioses dirigido por Hans Knappertsbusch. DECCA volvió a la carga con el Anillo en 1955, hoy sabemos que grabó completo el Anillo dirigido en Bayreuth por Joseph Keilberth, editado nuevamente por TESTAMENT. Pero DECCA no publicó nada de esto, se limitó al Parsifal con Knappertsbusch (1951) y a El holandés errante (1955) y Lohengrin (1953) ambos con Keilberth.

Buena parte de la culpa estaba en el proyecto de grabación en estudio del Anillo. El máximo responsable de DECCA, Maurice A. Rosengarten quería a Knappertsbusch como director del Anillo. El joven productor John Culshaw se iba a encargar de hacerle ver que el viejo Kna, espectacular en las salas de concierto y teatros, era bastante inadecuado en el estudio de grabación. Su apuesta era un director joven y puesto técnicamente al día, Georg Solti.

DECCA iba a realizar una prueba, en la que contó con la veterana Flagstad. Grabó el primer acto de La Walkyria con Knappertsbusch, Flagstad fue Sieglinde, y el tercero más el Anuncio de la muerte del segundo acto con Solti y Flagstad como Brünnhilde.

No sé qué haría Culshaw para convencer a Rosengarten, porque el repaso artístico que le dio Knappertsbusch a Solti en estos discos de prospección es de primer nivel, quedando el bueno de Solti en un lugar muy inferior al de su veterano colega.

Sea como fuere, DECCA comenzó a grabar el Anillo en estudio con Georg Solti y la Filarmónica de Viena. Para el proyecto no se contaba con la veterana Kirsten Flagstad... ¿o tal vez si?

En 1958 se grabó El oro del Rin. DECCA pidió a Kirsten Flagstad que participara ¡cantando el papel de Fricka! Y, aunque pueda parecer increíble, la cantante noruega accedió.

Noruega no tenía una ópera propia. Tras su retirada de los escenarios Kirsten Flagstad trabajó para crear una compañía nacional de ópera en su tierra natal. La compañía de la Ópera Nacional Noruega fue creada por Flagstad en 1957 y ella fue su primera directora entre 1958 y 1960. En la preparación de lo que sería esta compañía Kirsten Flagstad cantó su última Brünnhilde en El ocaso de los dioses el 10 de enero de 1956, en la Gran Sala de la Universidad de Oslo con las Orquestas Filarmónica de Oslo y de la Radio de Noruega unidas para la ocasión bajo la dirección de Øivin Fjeldstad. Por esta época estaba Flagstad negociando con DECCA su participación en el Anillo, Flagstad accedió a cantar a cambio de que DECCA grabase la transmisión radiofónica.

Al final Flagstad iba a participar en la primera grabación en estudio del Anillo. Y ahora viene el momento al que hacía referencia en la introducción y que demuestra aquello de que no hay papeles pequeños, si el intérprete es grande. En el estudio de grabación instalado en la Sofiensaal vienesa está todo preparado. Alberich acaba de robar el oro, el interludio orquestal nos lleva a las montañas, el tema del  Walhall, todavía no ocupado por los dioses, suena bello y poderoso. Finaliza el interludio, Fricka canta una frase (1:24), Wotan, Gemahl, erwache! (¡Wotan, esposo, despierta!). Sólo esta frase y todos en la Sofiensaal volvieron la cara sorprendidos hacia la soprano noruega... ¡que voz!

Escuchemos esto y un poco más con el poderoso Wotan de George London y la Filarmónica de Viena dirigidos por Georg Solti. Las réplicas que sigue dando Kirsten Flagstad a su marido en la ficción, siguen demostrando que hay magia en algunas grabaciones.




DECCA cumplió su parte y grabó El ocaso de los dioses de Oslo. En CD sólo ha editado la escena final. Finalmente, había aparecido en sellos privados, el sello NAXOS la ha editado completa, lo digo por aquellos que cumplan años pronto y no sepan qué regalarse.

Como no podía ser de otra forma terminamos con este Ocaso, las Filarmónicas de Oslo y la Radio de Noruega dirigidas por Øivin Fjeldstad acompañan a la poderosa Brünnhilde de Kirsten Flagstad a sus prodigiosos sesenta años. Es el formidable ocaso de una diosa.




sábado, 1 de febrero de 2014

100 años del primer "Parsifal" dirigido por el Guardián del Grial

Este 2014 que hemos comenzado hace un mes es, de alguna forma, Año Parsifal. Sabemos que el último drama musical de Richard Wagner se estrenó en el segundo Festival de Bayreuth celebrado en el verano de 1882. Pero esta obra tan singular, no pudo escucharse lejos de Bayreuth, salvo excepciones,  hasta enero de 1914, esto hace que este año estemos pues, en el centenario de la expansión definitiva de la obra, truncada por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Sobre la historia de Parsifal, podéis consultar 100 años del estreno internacional de "Parsifal" en este mismo blog.

El 1 de febrero de 1914, se estrenó en Elberfeld, parte de la actual Wuppertal, Parsifal. Dirigió el estreno un joven Kapellmeister que estaba a punto de cumplir los veintiséis años. Con el tiempo este joven se iba a convertir en el máximo exponente interpretativo de tan singular obra. Se iba a convertir en el Guardián del Grial. Esta es su historia con relación a esta obra, a la que estuvo ligado toda su vida.

Los primeros años (1888 - 1922)

Hans Knappertsbusch nació en Elberfeld el 12 de marzo de 1888. Era hijo de un industrial licorero. Estudió Filosofía en la Universidad de Bonn y Dirección Orquestal en el Conservatorio de Colonia, pese a la oposición paterna. Su tesis doctoral, hoy perdida, se tituló Sobre el carácter de Kundry en Parsifal. Está claro que a nuestro joven director le interesaba la última obra de Wagner de una forma muy especial.

Hans Knappertsbusch hacia 1920
Sus primeros trabajos como director fueron en Mühlheim an den Ruhr y Bochum entre 1909 y 1912. Al mismo tiempo, trabajó en los veranos como asistente de Siegfried Wagner y Hans Richter en el Festival de Bayreuth, donde tuvo testimonios de primera mano de cómo interpretar la obra de Wagner. Recordemos que Hans Richter colaboró con Richard Wagner en la puesta en limpio de la partitura de Los maestros cantores de Núremberg y fue el director del estreno de El anillo del nibelungo en el primer Festival de Bayreuth en 1876.

En 1913 fue contratado en su ciudad natal Elberfeld como Kappellmeister. Con el inicio de 1914 Parsifal de Wagner pudo ser representada legalmente en cualquier teatro. El 1 de febrero de 1914, sólo un mes después del final del plazo legal que vinculaba Parsifal a Bayreuth, el Theater am Brausenwerth de Elberfeld programó la última obra de Wagner. Hans Knappertsbusch, dirigió su primer Parsifal.


Cartel del estreno de "Parsifal" en Elberfeld el 1 de febrero de 1914


En mayo de 1914 Knappertabusch dirigió dos representaciones de Parsifal en Rotterdam, en el marco de los Festivales Wagnerianos de Holanda. El papel del loco puro fue cantado por el gran Heldentenor holandés Jacques Urlus.

Hans Knappertsbusch permaneció en su Elberfeld natal hasta 1918. Pasó un año en Leipzig y en 1919 fue nombrado Director General de Música de Dessau, en ese momento fue el Director General de Música más joven de Alemania. En Dessau estuvo hasta 1922.

No hay datos que hagan pensar que Knappertsbusch dirigió Parsifal entre 1914 y 1922.


Los años de Múnich (1922 - 1935)


Hans Knappertsbusch fue contratado en 1922 como Director General de Música de Múnich, sucediendo en el puesto a Bruno Walter. La Ópera Estatal de Baviera, su nueva casa acabaría ofreciéndole un contrato vitalicio. Por desgracia, la situación política de Alemania y el ascenso al poder de los nazis truncaron esta colaboración. Knappertsbusch fue destituido en 1935, tras llegar la información a Goebbels, el siniestro ministro de propaganda,  de que Knappertsbusch no era amigo de la nueva Alemania. A Hans Knappertsbusch no se le había ocurrido otra cosa que preguntar en Holanda, tras un concierto, a un diplomático alemán, si de verdad era nazi y, en caso afirmativo, si lo era por obligación.

Tras un concierto de valses de Strauss en el Odeón, se conoció la noticia de su destitución. Hubo una manifestación espontánea, cuando era bastante problemático oponerse a los mandatos del gobierno del terror. A la salida del concierto, Knappertsbusch al ver al grupo que protestaba con gritos de: "¡Kna debe quedarse!", bajó la ventanilla del coche que le llevaba a su casa y contestó: "¡Eso díganselo ustedes a Hitler!".

Pero volvamos al tema que nos ocupa, la relación de Hans Knappertsbusch y Parsifal. Como máximo responsable de la Ópera Estatal de Baviera, Knappertsbusch programó repetidamente Parsifal. En su excelente artículo Hans-Gurnemanz o el Cronista del Grial (RITMO, Madrid, 1990, nº 614) Ángel-Fernando Mayo explicaba que dirigió ochenta representaciones de la obra en el Teatro del Príncipe Regente de la capital bávara. En los trece años que fue responsable de la Ópera Estatal sólo cedió la batuta en dos ocasiones a otros directores en Parsifal.

No sabemos como sonaría ese Parsifal, no se ha publicado, a fecha de hoy, ninguna grabación de estas representaciones. Si se produjeron en estos años, la primeras grabaciones de fragmentos de la obra. Se trata de una extrañísima Música de la Transformación del primer acto y de la escena de Amfortas también del acto primero, grabados en Berlín con su Filarmónica en 1928. En la Música de la Transformación el tempo es muy lento, al parecer había que llenar las dos caras de un primitivo disco de 78 revoluciones por minuto, pero no se encuentra disponible en youtube. Escuchamos pues la escena de Amfortas con Theodor Scheidl, la Filarmónica de Berlín y Hans Knappertsbusch a la batuta.



Exilio en Viena. La Guerra Mundial y la Posguerra (1936 - 1951)


Hans Knappertsbusch marchó a Viena en 1936, tras su destitución. En la Ópera Estatal de Viena le acogieron con los brazos abiertos. En este periodo están documentadas cuatro funciones de Parsifal en la Ópera Estatal. 

Gracias a unas pioneras grabaciones realizadas en la sala por el ingeniero vienés Hermann May entre 1933 y 1944, disponemos de algunos documentos impagables, de sonido artesanal y fragmentarios, con abruptos cortes, pero que muestran grandes momentos de los Clemens Krauss, Wilhelm Furtwängler o Hans Knappertsbusch, por no hablar de la impresionante nómina de cantantes.

De una de estas grabaciones, tenemos la Música de la Transformación y el Finale del Acto III de Parsifal, con el Coro y Orquesta de la Ópera Estatal de Viena bajo la dirección de Hans Knappertsbusch, en una representación del 6 de abril de 1939.



Para los conocedores del estilo directorial de Knappertsbusch, no será una sorpresa la dirección de la Música de la Transformación, es el estilo de las grabaciones posteriores de Bayreuth. Knappertsbusch convertía este interludio orquestal en la Marcha Fúnebre de Titurel. El final es en manos de Knappertsbusch una página de gran belleza, como en todos sus finales, música celestial.

De estos oscuros años conservamos el documento más importante hasta las grabaciones completas del Festival de Bayreuth. Se trata de un Preludio del Acto Primero y un Tercer Acto completo grabados en Berlín en 1942. Como hemos comentado, Knappertsbusch fue destituido por los nazis de su puesto de Director General de Música de Múnich y se le prohibió dirigir en el territorio del Reich. Marchó a Viena, y tras la anexión de Austria por la Alemania nazi, le volvió a alcanzar la prohibición de trabajar. Finalmente, y tratándose de un director de primerísima fila, le fue permitido volver a dirigir, porque tener a Knappertsbusch en un desempleo forzado era una mala imagen para el régimen.

El que Knappertsbusch volviera a trabajar no significa que sus relaciones con la jerarquía nazi mejoraran, el mismo Hitler tenía por él una antipatía personal y consideraba que sus valores artísticos eran mucho menores que su fama. Por eso, extraña que Knappertsbusch dirigiera en Berlín, la capital del terror, un Parsifal,  por eso y porque de facto la obra fue prohibida al comenzar la Segunda Guerra Mundial. Los dos documentos, Preludio y Tercer Acto están fechados el 31 de marzo de 1942, con los conjuntos de la Ópera Alemana de Berlín.

No sabemos a ciencia cierta si se trató de una representación o de una versión de concierto. Tampoco sabemos si fue sólo el Preludio y el Tercer Acto o fue completa. Me inclino a pensar que fue una versión de concierto completa. El Preludio no presenta el final de concierto con la repetición del tema del Grial, si bien es cierto que la versión de estudio del Preludio con la Filarmónica de Viena grabada por DECCA tampoco. Pero la clave la da el Tercer Acto. No escuchamos los quejidos de Kundry en el Preludio, ni cuando Gurnemanz intenta despertarla, esto nos reafirma el la tesis de la versión concertante. Para Kundry, se trajó a Elsa Larcén, cantante de una cierta fama, si sólo se trataba de cantar el Acto Tercero, en el que Kundry tiene sólo cuatro notas (dienen! dienen!, o sea ¡servir! ¡servir!), bien se hubieran podido omitir o confiar a alguna cantante del coro. La presencia de Larcén, parece indicarnos que se interpretó la obra completa. Karl Hartmann, Parsifal; Ludwig Weber, Gurnemanz y Hans Reinmar, Amfortas completan el reparto.

Este documento del Tercer Acto, es diferente a todos los demás que Knappertsbusch nos ha dejado de la obra. Como indica acertadamente Ángel-Fernando Mayo, la desolación y ruina de la segunda escena del Grial, es la desolación y ruina en la que estaba sumida Alemania, a meses de precipitarse por el abismo al que la locura nazi la había conducido.

Escuchemos el Preludio del Tercer Acto de esta singular producción, disponible en CD editada por el sello austriaco Preiser y por otros sellos privados de menor fiabilidad editorial.



Tras la guerra, Knappertsbusch regresó a Múnich, pero tuvo que pasar por los tribunales para aclarar su relación con el régimen nazi. La sentencia fue absolutoria, pero las autoridades norteamericanas que estaban al mando en el sur de Alemania, prefirieron elegir a un joven que no tuviera ninguna relación con el pasado para dirigir la Ópera de Baviera. El puesto fue ocupado por Sir Georg Solti.

Para finalizar este periodo, recordar que Knappertsbusch grabó en 1950 el Preludio del Acto Primero de Parsifal con la Orquesta Filarmónica de Viena, grabación que DECCA ha reeditado varias veces en disco compacto.

Bayreuth (1951 - 1965)


Cinco años ha permanecido cerrado el Festspielhaus de Bayreuth después de la guerra. Las amistades peligrosas de Winifred Wagner con el mismísimo Führer han tenido buena parte de la culpa. Finalmente, los hijos de Siegfried y Winifred Wagner, Wieland y Wolfgang, han tomado las riendas del Festival. Se ha inaugurado el Neu-Bayreuth, el Nuevo Bayreuth, el periodo artístico más interesante del centenario acontecimiento musical.

En la búsqueda de directores se han encontrado con el rechazo de Wilhelm Furtwängler, que sólo se avendrá a dirigir la Novena Sinfonía de Beethoven, única obra no wagneriana que se interpreta en el Festival en las grandes ocasiones. El joven y ambicioso Herbert von Karajan dirigirá Los maestros cantores y el segundo ciclo de El anillo del nibelungo. Para el primer ciclo, se cuenta con el veterano Hans Knappertsbusch, que además abrirá el Festival con la obra fetiche de Bayreuth, Parsifal.

A los sesenta y tres años Knappertsbusch vio cumplido su sueño dirigir Parsifal en su escenario ideal. Tal fue su emoción, que el hombre que había dirigido unas noventa representaciones de Parsifal en diferentes teatros, no volvería a dirigirlo fuera de su templo. Nunca aceptó ninguna compensación económica por dirigir en Bayreuth, para él no era un trabajo, era un honor. Además un hombre reacio a los ensayos, ensayó a conciencia con la orquesta. Pero pronto llegaron los roces con el director de escena, Wieland Wagner. A Knappertsbusch no le gustaba la escenografía moderna del nieto de Wagner. La escena, basada en elementos de iluminación, prácticamente desnuda, sólo contaba con el altar con escalinata en las escenas de Grial como elemento principal. Ni bosque, ni cabaña de Gurnemanz, ni lago. Tanto le disgustaba, que el día del estreno Knappertsbusch le espetó a Wieland Wagner: "espero que hoy, por fin, se haya usted decidido a poner los decorados".

Aún así, Knappertsbusch bajó casi temblando de emoción al foso de Bayreuth para dar una de las más bellas versiones, si no la más bella, de Parsifal jamás escuchadas. Tempi lentos, solemnes. Como dice Ángel-Fernando Mayo, Knappertsbusch, en su estilo antiguo preserva el espíritu de la obra, servida por el escenógrafo de una forma tan banal. Pero por las grabaciones anteriores que conocemos, no podemos hablar de un estilo antiguo de Knappertsbusch. Los documentos vieneses no se parecen a éste de Bayreuth. Pensemos en las circunstancias de esta representación, primera en Bayreuth después de la guerra y de la etapa más oscura del Festival. Primera de Hans Knappertsbusch en Bayreuth. Lo solemne de una ocasión única se impuso a todo lo demás.

Escuchemos la escena del Grial del acto primero de esta maravilla, grabada en vivo por DECCA y reeditada en CD por el sello TELDEC. Esta grabación contó con un reparto de ensueño, Wolfgang Windgassen, Martha Mödl, Ludwig Weber, George London, Hermann Uhde y Arnold van Mill en los principales papeles.




En 1952 Hans Knappertsbusch acudió a la cita con Bayreuth. La dirección fue parecida a la de 1951 y el reparto prácticamente idéntico. Existe grabación editada por los sellos privados Golden Melodram y Archipel, con buen sonido, aunque poco nuevo aporta a la grabación oficial de 1951.

El problema en 1952 fue la creciente tensión entre el Director Musical y el Director del Festival. Al finalizar el certamen, Knappertsbusch se despidió para siempre de Bayreuth.

Wieland Wagner sustituyó a Knappertsbusch por Clemens Krauss en 1953. Ningún otro nombre podía haber hecho más daño al viejo Kna. Krauss fue su sucesor en la Ópera Estatal de Baviera cuando los nazis le despidieron. Krauss hizo un excelente Anillo y un interesante Parsifal, mucho más animado en los tempi. Este Parsifal, muy interesante, no conoce aún grabación oficial, pero si ha aparecido en varios sellos privados.

Wieland Wagner, satisfecho con Clemens Krauss, le contrató para el Festival de 1954. El 16 de mayo de ese año Krauss falleció inesperadamente en Ciudad de México. El Festival estaba a la vuelta de la esquina y Parsifal no tenía director. Wieland Wagner no tuvo más remedio que dirigirse a Hans Knappertsbusch. Knappertsbusch vino y sacó del atolladero a Wieland. Los problemas continuaron, finalmente el 5 de agosto Wieland escribió a Hans Knappertsbusch: "La puesta en escena de Parsifal, que artísticamente le satisface a usted tan poco como para aprovechar la ocasión y volver de nuevo las espaldas a Bayreuth, ha sido mostrada desde el estreno de 1951 y a lo largo de 20 representaciones aproximadamente a unos 34.000 espectadores. Así, en mi opinión ha cumplido su misión, y por ello estoy decidido a retirarme como regista de Parsifal, pues considero más importante que usted continúe dirigiéndolo a que yo lo escenifique. Me permito rogarle que me comunique los nombres de un director de escena y de un decorador con quienes esté usted habituado a trabajar cuando dirige representaciones de Wagner fuera de Bayreuth... Mi hermano y yo estamos dispuestos a contratar a estos señores y a presentar el próximo año una nueva escenificación de Parsifal con los caballeros de su elección" (en Ángel-Fernando Mayo, Hans-Gurnemanz o el Cronista del Grial, Ritmo, Madrid, 1990, nº 624). 

¿Lo tenía todo calculado el nieto de Wagner? Probablemente si. Sabía que el amor a la obra de su abuelo impediría a Knappertsbusch el realizar alguna acción en contra de la Dirección del Festival. Al final Knappertsbusch iba a seguir acudiendo cada año a su cita anual con Parsifal.

En el aspecto musical el Parsifal de 1954 fue impresionante en la dirección musical, e introdujo tres importantes cambios en el reparto, el Gurnemanz de Josef Greindl, el Klingsor de Gustav Neidlinger y sobre todo el Amfortas de Hans Hotter, su único Amfortas en Bayreuth. Escuchamos su Lamento del Acto Primero con el Titurel de Theo Adam.



No se ha editado nunca el Parsifal de 1955, aunque parece que existe grabación de la Bayerischer Rundfunk (Radiodifusión de Baviera). Aunque os parezca excesivo, algunos nos frotamos las manos pensando que el tesoro pueda descubrirse algún día y tener documentados todos los años de Knappertsbusch en Bayreuth.

En 1956 Ramón Vinay volvió a encarnar al loco puro, igual que hizo con Clemens Krauss. Lo más interesante de esta grabación es el Gurnemanz de Josef Greindl, otra vez viejo guerrero antes que venerable monje, el Titurel de Hans Hotter, su segundo papel en Parsifal, y, de nuevo, un Amfortas diferente, el lírico Dietrich Fischer-Dieskau, en su más interesante aparición wagneriana en Bayreuth, junto a su Wolfram en Tannhäuser, claro está. Fischer-Dieskau canta su intervención en el Acto Tercero de Parsifal en 1956.


A partir de este año se empieza a ver una evolución en el Parsifal de Knappertsbusch. Los tempi se van aligerando. ¿Se estaba encariñando con la producción? Parece que fue así, que comprendió al final las ideas del escenógrafo y que no necesitaba realizar una dirección tan férrea. La producción se estaba haciendo histórica. Wieland Wagner y Hans Knappertsbusch estaban haciendo historia. Como le gustaba decir a Ángel-Fernando Mayo: "el Guardián del Grial había devenido en Cronista".

En 1957 cedió la batuta en alguna función a André Cluytens. Se ha publicado una grabación con la Kundry de Martha Mödl, lástima. Pero no por Martha Mödl a la que quiero muchísimo, sino porque este año cantó también Astrid Varnay de la que no disponemos de ninguna grabación con Knappertsbusch.

De 1958 a 1960, pasaron por Parsifal los intérpretes menos adecuados de toda esta discografía. Existe grabación privada de los tres años. Hans Beirer, Parsifal tosco, y creo que me quedo corto, Toni Blankenheim, experto, pero muy desagradable Klingsor, Jerome Hines, presencia vocal, pero aburrido como Gurnemanz. Pero estos tres años con un reparto menos adecuado, que hoy aplaudiríamos a rabiar, cuentan con la mejor Kundry de todas, y no lo digo yo, lo dijo Hans Knappertsbusch, que algo sabía del tema. Escuchamos a Régine Crespin, la mejor Kundry, en Ich sah das Kind (Vi al niño) del Segundo Acto de Parsifal en 1958.



Como en 1957 nos habíamos quedado con las ganas de escuchar a Astrid Varnay, vamos a escuchar a la que un día fue su improvisada niñera, en una de las grabaciones de estudio que hizo con Knappertsbusch en 1957. La Filarmónica de Viena acompaña a Kirsten Flagstad. La historia de la niñera la podéis leer aquí.



En 1961 apareció Hans Hotter en su tercer papel en Parsifal, debe ser un caso único, y nos regaló hasta 1964 el mejor Gurnemanz de toda la discografía de de la obra. El reparto en 1961 es casi idéntico al de la grabación oficial Philips (ahora DECCA) de 1962, la de mejor sonido de toda la serie. De 1961 escuchamos a Jess Thomas como Parsifal y a Hans Hotter como Gurnemanz en El encantamiento del Viernes Santo del Tercer Acto.


En 1963 volvió Wolfgang Windgassen a dar una lección interpretativa, con un Parsifal más pícaro, que hace una escena con las muchachas-flores para la historia. Es una caracterización diferente a la de sus primeras intervenciones, más inocente, mejor de voz, pero no tan hecho como actor. Los años de trabajo con Wieland Wagner fueron importantísimos en el desarrollo dramático de cantantes como Windgassen, Varnay, Mödl o Hotter. Editada por Golden Melodram, es una de las primeras opciones en cuanto a calidad global.

Pero la historia estaba llegando a su fin. El 13 de agosto de 1964 Hans Knappertsbusch bajó al foso de Bayreuth. Era la última representación de ese año, la que hacía cincuenta y cinco en el cómputo global de Knappertsbusch en Bayreuth. Los tempi un poco más amplios. Hans Hotter inmenso, Thomas Stewart otro dramático Amfortas, más humano que George London, Barbro Ericson, Kundry correcta sin más, Jon Vickers Parsifal excelso. Hans Knappertsbusch no lo sabía, pero era la última vez que iba a dirigir y no se podía despedir de otra forma que con su amado Parsifal. Editado oficialmente por el sello Orfeo D'Or de las cintas radiofónicas originales, es una versión de obligado conocimiento. Escuchemos el final con el Amfortas de Thomas Stewart y el Parsifal de Jon Vickers, que se marca un detalle técnico de grandísima clase sobre la palabra Schrein (Urna) con la que finaliza su intervención.



Un accidente en el que se rompió la cabeza del fémur y el diagnóstico de un tumor maligno hicieron que Hans Knappertsbusch no pudiese acudir a la cita de 1965. El 25 de octubre de ese año fallecía en su querida Múnich. Había dirigido cerca de ciento cincuenta veces su obra más amada, Parsifal.

El 17 de octubre de 1966 Wieland Wagner seguía a Knappertsbusch, con sólo cuarenta y nueve años. El Parsifal de la discordia les sobrevivió a ambos y se pudo ver hasta 1973, veintitrés años seguidos. Los dos artistas habían hecho historia con letras mayúsculas.

Despedimos con música este relato. Con la segunda grabación en estudio del Preludio del Primer Acto de Parsifal. Ligera de tempi, en ese estilo nuevo, del cronista del Grial. Bella versión, pero lejos de la calidez de sus grabaciones en vivo. Registro de 1963 al frente de la Orquesta Filarmónica de Múnich, recientemente editada por Deutsche Grammophon junto al resto de preludios y oberturas grabados por Westminster, a las grabaciones wagnerianas de 1928 e interpretaciones históricas de Wilhelm Furtwängler, Eugen Jochum y Victor de Sabata. Cuatro CD's que son una joya.